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LaLiga Santander jornada 16
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El Sevilla no puede con el Levante

El regreso de Berizzo no levanta el juego de un equipo falto de ideas y muy atascado

FOTO: El meta Oier se impone a Lenglet. / VÍDEO: Rueda de prensa de los entrenadores tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: JULIO MUÑOZ (efe) / atlas
Rafael Pineda

Ni el regreso de Eduardo Berizzo al banquillo alivia el momento del Sevilla. El conjunto andaluz, triste y sin ideas, prácticamente salvó un punto frente a un Levante que lo superó en muchas fases del encuentro. Al Sevilla le falta intensidad, apenas tiene poderío físico y le cuesta un mundo cambiar de ritmo. El primer tiempo de los andaluces fue muy flojo. El Sevilla mejoró en la segunda mitad, pero su juego no tuvo continuidad ni destreza para superar el buen planteamiento defensivo de su rival, rápido en la anticipación y con ocasiones incluso para llevarse los tres puntos. Oier salvó al Levante en los mejores momentos del Sevilla, traducidos en dos remates de Ben Yedder que despejó el portero granota. Tocado por la goleada recibida en el Bernabéu, el Sevilla mantuvo un punto, pero su juego fue pésimo, así como las sensaciones con las que acabó el encuentro. Sin capacidad para hincar el diente al Levante, que defendió con absoluta tranquilidad un buen botín, al Sevilla le penaliza mucho su falta de intensidad cuando hace nada desprendía agresividad en cada acción. La mutación sufrida por el equipo desde la llegada de Jorge Sampaoli corre el riesgo de convertirse en un factor negativo más que positivo. El Sevilla juega al pie, con un juego demasiado previsible, penalizado, además, por la falta de pegada.

Berizzo, ya en la brecha 17 días después de su operación por un cáncer de próstata, tiene que recuperar el ánimo de un grupo tocado en lo físico y lo mental. Para ello necesitará, sin duda, el fichaje de algunos jugadores en el mercado invernal que le den la fuerza necesaria para pelear por el cuarto puesto, objetivo que persigue la entidad y que ahora, por fútbol y sensaciones, está lejos de lo que ofrece el actual Sevilla. Al ritmo de jugadores como Ganso, la élite se encuentra a un mundo de distancia. En lo positivo, el Sevilla cierra un año 2017 sin perder en su estadio, pero con cierto disgusto. Además, los minutos que ha jugado Navas le permiten ser, con 416 partidos, el futbolista con más choques oficiales disputados en la historia del club andaluz.

Asomaron los pitos en Nervión. Sencillamente, porque la primera parte que hizo el Sevilla no fue digna de un aspirante a la pelea por la cuarta plaza. Espesos y lentos, los jugadores del cuadro andaluz fueron superados por la tensión y la intensidad de un buen Levante, al que solo la calidad de Rico y la falta de fortuna privaron del gol. El partido, que se jugó en un ambiente frío y lluvioso, no respondió al habitual guion de los choques que se disputan en el Ramón Sánchez Pizjuán. El Levante se mantuvo firme en una primera parte estupenda, con Berizzo en la banda algo sorprendido por la incapacidad de sus jugadores. En el minuto 17, una gran jugada de Morales y Campaña acabó con un balón franco al turco Unal. La cara de asombro del delantero después de la intervención de Rico dijo mucho de la magnitud de la parada del portero del Sevilla. Sencillamente, descomunal.

El equipo de Berizzo, sin continuidad, fallida la apuesta de Ganso, con el centro del campo perdido, solo vivió de los pases en largo de Banega, que habilitaron, en ocasiones, a Sarabia y Correa. Lo de Correa es otro misterio. Tanta calidad desaprovechada en una cascada de malas decisiones llama mucho la atención. El Sevilla tuvo un remate de Ganso de cabeza y un disparo de Sarabia, ambos sacados por Oier. El Levante, todavía pasmado por la parada de Rico, tuvo que ver cómo la mala fortuna le perseguía en un lanzamiento de Jason al palo. En el rebote, el balón dio en las piernas del meta y salió disparado. En la mayoría de las ocasiones, esa pelota acaba dentro de la portería. Sin intensidad ni rigor, el Sevilla apenas tenía respuestas para superar el entramado que le había preparado el Levante.

El Sevilla mejoró en la segunda mitad. Intentó dar un paso adelante y Banega siguió ofreciendo destellos de calidad. Fue Ben Yedder el que gozó de dos claras ocasiones, después de sendos pases con veneno de Sarabia y Banega. Oier salvó al Levante y las acciones del delantero fueron un espejismo, ya que el Sevilla mantuvo una falta de ideas preocupante. Sin empuje ni talento, con Correa perdido, Vázquez sin enchufarse y Sarabia muy cansado, el Sevilla fue cayendo en la trampa de un Levante ordenado, que se llevó un punto con justicia para castigar la mala noche del conjunto andaluz. Hablar de crisis puede resultar prematuro, pero es indudable que el Sevilla ofrece señales preocupantes, una fatiga mental y física que le aparta una barbaridad de su obligada pelea por la cuarta plaza.

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