El despido de Bielsa deja inacabado su sueño en el Lille
El entrenador argentino cierra su laboratorio futbolístico en el equipo francés por su pulso con Campos. Es la primera vez en 27 años de carrera que lo echan
Cuando Marcelo Bielsa (Rosario, 21 de julio de 1955) puso sus maletas en Lille, en el norte frío y nubloso de Francia, a las antípodas del calor y de la pasión desbordante por el fútbol que hay tanto en Marsella, su anterior equipo (2014-2015), como en Argentina, el país de su vida en el que llegó a ser el seleccionador (1998-2004), muchos se preguntaron sobre la compatibilidad de esta unión insólita, entre un entrenador conocido por su método de lenta maduración y de profundos cambios, y quizás el proyecto más especulativo del fútbol europeo del momento, basado en la reventa rápida de jugadores.
Apenas seis meses después de que tomara las riendas del Lille, su salida forzada del club presidido por el multimillonario hispano-luxemburgués Gérard López ha levantado todas las dudas. El Lille anunció este viernes en un escueto comunicado que ponía fin al contrato de Bielsa, dejando claro que el técnico volvía a estar libre para fichar por cualquier otro equipo. “Tras concluir el procedimiento contra Bielsa, el club informa de que rompió el contrato que le vinculaba con el entrenador”, reza la nota.
El preparador argentino estaba convocado este martes en París por una comisión jurídica de la liga francesa que trató de zanjar, sin resultado, el conflicto laboral que le oponía la directiva de un club que lo celebró como un genio el día de su contratación y que ahora lo rechaza como un “loco”. El extécnico del Athletic de Bilbao (2011-2013) fue apartado de su cargo el miércoles 22 de noviembre, dos días después de que el Lille concediera su séptima derrota del curso en el campo del Amiens (3-0), un equipo recién ascendido en la Ligue 1. Un mal resultado que relegaba al excampeón de Francia (2011) en puestos de descenso (19º), una situación deportiva muy lejana al objetivo de entrar entre los cinco mejores equipos de Francia que le fijó López a principios de temporada.
Antes de llegar a este acuerdo, del cual no se ha filtrado por ahora ningún otro dato, Bielsa reclamaba, a través de sus abogados, unos 15 millones de euros para finiquitar su contrato, una cantidad de dinero que corresponde - según Bielsa- a los 18 meses de sueldo que le quedaba por cobrar él y sus cuatro asesores, Diego Reyes, Pablo Quiroga, Diego Flores y Gabriel Macaya. “La salida de Bielsa supone una gran frustración para todos”, resume un empleado del club. La directiva del Lille, conformada por Marc Ingla, el ex vicepresidente del Barça (2003-2007) bajo la presidencia de Joan Laporta, y Luis Campos, ex ojeador de José Mourinho en el Real Madrid, además de López, tenía grandes esperanzas con el preparador argentino para relanzar un club que se iba desmoronando, tanto en lo deportivo como en lo económico, desde que tocó el cielo en Francia en 2011.
Bielsa también veía en el Lille la oportunidad de implementar allí por primera vez en su carrera un laboratorio futbolístico totalmente genuino al disponer de la plantilla más joven de las cinco grandes ligas de Europa, con una media de edad de 22 años. Pero las expectativas de ambas partes se difuminaron a medida de que los malos resultados se iban acumulando y la confianza se agrietaba.
Es la primera vez en 27 años de carrera que echan a Bielsa. Nunca antes al “Loco” lo habían despedido. Ni en los ocho clubes que entrenó y ni en las dos selecciones que dirigió. “Era la primera vez que estaba ilusionado para llevar un proyecto durante muchos años”, dice Matías Navarro, un videoanalista argentino especializado en Bielsa y afincado en Lille desde principios de temporada. “Quizás su error fue el de diseñar una plantilla demasiado joven. En muchas ocasiones, el Lille no ha sabido controlar los partidos. Esto se debe a la juventud y a la falta de experiencia. El equipo no rindió”.
Desde que Bielsa dejó el banquillo lillois, los Dogos han vuelto a morder. El Lille ganó dos de los cuatro partidos ligueros que disputó, en casa del Lyon (2-1) y contra el Tolosa (1-0). Los jugadores no parecen muy afectados por la salida de su líder, sino lo contrario, se les ve liberados, sin complejos. La llegada al banquillo de un nuevo cuerpo técnico interino, liderado por Joâo Sacramento y Fernando Da Cruz, ha provocado que se dejaran de usar los grandes conceptos futbolísticos de Bielsa, como el marcaje individual y la posesión a ultranza, para recurrir a más pragmatismo, a más juego directo. El sistema de juego privilegiado que quería perfeccionar el Loco, el 3-3-3-1, pasó a la posteridad.
Antes de enseñarle la puerta de salida, la directiva del Lille le pidió a Bielsa que suavizara su esquema, que se adaptara más a los rivales para levantar el vuelo. Campos fue el más reivindicativo. Detestaba ver a futbolistas como el extremo Nicolas Pépé o el medio Thiago Maia jugar en puestos distintos y escuchar a Bielsa en rueda de prensa valorar la polifuncionalidad de los futbolistas. Entre ambos, el desacuerdo sobre la estrategia deportiva era profundo.
Campos ejerce de asesor deportivo del presidente López. Sin embargo, Bielsa se obsesionó. Apartó de su cuerpo técnico durante el otoño al mismo Sacramento, que ahora le ha tomado el relevo, por considerarle un espía en su trabajo, demasiado afín a los órdenes de Campos. También cerró la puerta del vestuario a Franck Beria, el director adjunto del fútbol, y Florent Pieschi, el jefe de prensa, ambos reclutados por Campos durante el verano. El nombramiento de Sacramento bajo la supervisión de Campos despejó todas las dudas sobre la verdadera razón del despido de Bielsa. “No lo veo dejar de entrenar”, dice Navarro. La selección de Chile, que se quedó a las puertas del Mundial de Rusia, vuelve a soñar con él. “Es un hombre extremadamente interesante para el banquillo de la selección y un candidato muy posible”, declaró Andrés Fazio, el vicepresidentede la ANFP.
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