El Getafe, el equipo que menos pasa de Europa, crece a partir de la defensa

La última (y única) vez que el Getafe ocupó una posición mejor que la octava plaza que defiende actualmente en Liga fue en la temporada 2009-2010. Entonces terminó sexto, su mejor clasificación en Primera. Tras encadenar dos finales de Copa consecutivas en 2007 y 2008 —cayó en ambas ante Valencia y Sevilla—, y enfrentarse en los cuartos de final de la UEFA al Bayern de Múnich en ese 2008 que alumbró al Eurogeta, el club azulón, que vivía su mejor momento, descendió a Segunda en 2016 después de doce cursos en la élite. De la mano de José Bordalás regresó a Primera y sus números hasta el momento lo sitúan como el mejor recién ascendido. Hoy ante el Eibar (13.00, beIN LaLiga), el Getafe tiene la oportunidad de seguir escalando en la tabla y volver a asomarse a los puestos europeos.

Después de cerrar la continuidad de Bordalás tras el ascenso, el técnico alicantino ha impregnado a su equipo con un estilo de juego compacto que le ha permitido tutear en el Coliseum Alfonso Pérez a Barcelona y Real Madrid, e incluso derrotar en la última jornada al Valencia. Los números siluetean la transformación del nuevo Getafe. Con un 37,8% de posesión de balón, es el tercer equipo con peor porcentaje en las cinco grandes ligas europeas (España, Inglaterra, Alemania, Italia y Francia), solo por detrás del Crotone italiano (35,6%) y el West Bromwich inglés (37,6%).

Otro dato que advierte del comportamiento del Getafe sobre el campo es el número de pases que realiza de media por partido, 297, el más bajo del continente. Con 46 tarjetas amarillas y dos rojas es el equipo más amonestado de la Liga, y con solo 15 tantos encajados, el séptimo menos goleado. La fortaleza del Getafe (cinco victorias, cuatro empates y cinco derrotas), radica en el bloque, donde sobresalen su portero Guaita, el central Djené —un portento físico que se traslada hasta las instalaciones del Getafe en Cercanías—, Markel Bergara, segundo máximo goleador con cuatro goles a pesar de emplearse como el centrocampista más retrasado, y la dupla atacante formada por Jorge Molina (4) y Ángel Rodríguez (6).

“Para ver un gran fútbol no se puede jugar en un campo así. El balón no corría, el campo estaba seco y parece que desde hace una semana no lo han mantenido”, se quejó el valencianista Parejo tras caer en el Coliseum. No era la primera queja que recibía el césped del estadio del Getafe esta temporada. “El estado del campo era bastante malo. Si esta es la única manera que tienen para hacernos daño...”, protestó también el azulgrana Ter Stegen. “A principio de temporada cambiaron el césped, no está en las mejores condiciones. Nosotros lo sabemos”, respondió Guaita. “Este campo es muy abierto. Llevamos dos o tres noches con unas heladas tremendas. Estamos intentando mejorar, pero no tenemos calefacción. Eso de que no se riega no es cierto”, justificó después el presidente, Ángel Torres.

Sin amonestaciones

Lo cierto es que hasta el momento el Getafe no ha sido amonestado por la Liga por incumplir con los requisitos que dispone el reglamento audiovisual de la LFP que vincula a los clubes en el buen estado del césped. En él se especifica que “la altura del césped debe ser de entre 2 y 3 centímetros y tener una dureza entre los 60 y los 90 gramos”. Para ello el riego debe ser acorde con las circunstancias de cada campo. “No vamos a entrar en el tema de si se riega o no, o de si está alto. Estamos ya cansados”, señalan desde el club azulón.

Y es que el Getafe atraviesa un momento que le conecta con el pasado a partir de registros nuevos y no hay césped que le pare.