Isco despierta a Cristiano
El portugués, tras un pase excelente del malagueño, se estrena en la Liga con un gol decisivo en el tramo final de un áspero partido frente a un Getafe muy incómodo
Se fundía el Madrid en Getafe cuando Isco hizo de Isco y despertó a la bestia. Cristiano, que va con retraso goleador en la Liga por su sanción, se estrenó con el remate más complicado que tuvo. Había fallado alguna ocasión como si fuera una mala secuela del propio CR. Pero el ingenio de Isco con su asistencia y el broche del Cristiano más auténtico de la tarde certificaron una costosa victoria del Madrid ante un rival con aire de hormigonera.
Lo del Getafe es de manual: jugar a que no se juegue. Para ello, una doble estrategia. Primero antes del partido, cuando deja crecer la hierba de forma deliberada y no riega con empeño. Luego, ya con la pelota de brinco en brinco, los muchachos de Bordalás secuencian una catarata de faltas. Sin mala baba, solo se trata de un interruptor, una artimaña para que el poderoso adversario vaya a tirones, sin ritmo de juego.
Con ese balizar del Getafe, como ya le ocurriera al Barça en la misma ratonera, el Madrid se encontró con un duelo áspero, con mucha lija por el medio. El cartel que cabría suponer ulceroso para alguien tan pingüino como Benzema. Pero no conviene estigmatizar al francés. Es un apático enmascarado, ya sea al amagar con la pelota o al desfogarse anímicamente cuando menos se le espera, como tras una lesión. Karim desmintió a Karim una vez más.
Benzema y Cristiano no se asociaban desde la final de Cardiff del 3 de junio. No hay mejor camarada para CR que el galo. Sin posibles obligaciones con Bale, Zidane ordenó un 4-4-2, con el portugués como punto final, Benzema a su nuca y Lucas y Asensio por los costados. Con Modric e Isco en la reserva, el control recayó en Llorente y Kroos. Por superioridad visitante y expreso deseo del Getafe, el Madrid tuvo la gobernanza del juego. Los azulones no disimulan sus virtudes. Se afanan como vietnamitas, le ponen mandíbula a cada asalto y solo despegan a la contra, en vuelo por los extremos o con Molina como boya. Es su sello para resistir de nuevo entre la élite. Un escuadrón para dar mucha guerra, incluso ante los más totémicos de la Liga.
Con el timbre de Benzema, en su papel de arquitecto ofensivo, el Madrid arrancó con cierta fluidez. El novel Achraf percutía con aplomo por la derecha y Asensio peritaba con ahínco la banda contraria. En breve, Benzema, por supuesto, amortiguó el balón con el pecho, luego con la rodilla y aún tuvo ojo clínico para asistir a CR, cuyo disparo desvió Guaita con una gran parada. El portero valenciano, cada jornada más asentado como el Guaita que ya se proyectaba en el Valencia, también frustró otro fogonazo de Benzema tras pase de Asensio. Y un sublime taconazo de CR propició otro disparo del francés, esta vez alto.
El Real Madrid mandaba y amenazaba, pero jugar apenas se jugaba. De ello se encargaban los getafenses, con sus nudos y trabas, faltita a faltita, con aliento mancomunado. Todo a su antojo, salvo Benzema. Tampoco contaba el Getafe con el patinazo de Cala al ejecutar una falta en campo propio. El resbalón hizo que la pelota saliera descontrolada, lo que enredó a los locales. Antunes y Fajir fueron al alimón al corte. Y ni uno ni otro. Benzema, con muchas piernas, se hizo un autopase ante Cala y embocó con un tiro quirúrgico a un rincón de la portería de Guaita. Fue el primer gol en Liga del galo en este curso, su 182º con el Madrid, lo que le iguala con el legendario Gento en la séptima posición de anotadores en la historia del Real. Faltaba el gol del estreno de CR. Se hizo demorar, pero llegó a tiempo por la exquisita puntualidad de Isco.
Antes de la traca final de Cristiano, al portugués se le fueron un par de goles terrenales ante la incredulidad general. Como si el siete a la vista solo fuera un gregario del luso. CR notó la sacudida y su desengaño fue cada vez más evidente. Sobre todo tras el inopinado empate getafense. En una jugada a campo abierto, Fajir centró desde la derecha con Jorge Molina en fuera de juego. No atinó el pelotón arbitral y el capitán getafense llegó a la antesala del gol con Llorente y Nacho por el camino. Molina lo celebró como suyo, aunque más bien pareció que fuera Llorente quien diera carrete al balón hacia la red de Casilla. Ni el propio capitán del Getafe supo discernir la autoría.
A la crecida del Getafe con su tanto respondió Zidane con el enganche de Isco, que ya no es aquel futbolista ambulante de sol y sombra. Sobre Isco gravitó el Madrid del tramo final, ya con el cuadro del Coliseo muy refugiado en sus cuerdas. El andaluz, con lubricante en las botas, enfiló a CR con un correo excelente. Propio del sobrenatural Isco de estos tiempos. Respiró CR y se alivió el Madrid tras una sobremesa de espinas.
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