La pesadilla del Getafe solo duró un año
El conjunto azulón regresa a Primera con un equipo veterano y la llegada de Bordalás al banquillo como punto de inflexión
El Benito Villamarín, de Sevilla, fue el escenario el mayo del año pasado del descenso del Getafe a Segunda después de 12 temporadas consecutivas en Primera. El sufrimiento le ha durado al conjunto madrileño poco más de un año. De nuevo en la élite, la entidad presidida por Ángel Torres hará que el fútbol madrileño vuelva a contar con cuatro equipos en la máxima categoría del fútbol español: Madrid, Atlético, Leganés y el propio Getafe. Las claves del ascenso de los azulones responden a varios factores. Sobre todos ellos, emerge la figura de un entrenador, José Bordalás, que llegó al equipo a la conclusión de la séptima jornada para cambiarle la cara al Getafe. La apuesta por la continuidad de Juan Eduardo Esnáider no dio frutos y tanto Ángel Torres como su director deportivo, Toni Muñoz, no tuvieron más remedio que ponerse en manos de un entrenador de mucha experiencia en la categoría, que había ascendido la temporada anterior al Alavés. De Bordalás podrán no gustar su fútbol a veces rudo y sus maneras en el banquillo, pero resulta innegable el rendimiento que le ha sacado a una plantilla veterana y llena de talento, para muchos analistas la mejor de la categoría después de la del Levante.
Bordalás llegó al Getafe a la conclusión de la séptima temporada con el equipo penúltimo, con tan solo seis puntos, con una victoria y tres empates como bagaje. A partir de su llegada, el Getafe solo perdió un partido de 15 (ocho victorias y seis empates), lo que le llevó a ocupar de forma sistemática y hasta el final de la competición los puestos de promoción de ascenso.
La dirección deportiva confeccionó una plantilla donde el regreso del Cata Díaz y la apuesta por jugadores consagrados, caso de Jorge Molina, Portillo, Pacheco o David Fuster (se retira tras este ascenso) han acabado dando sus frutos. Especialmente llamativo es el caso de Jorge Molina, considerado uno de los mejores delanteros de la Segunda División, cuya calidad ya había mostrado durante varias temporadas en el Betis. Con 20 goles, su aportación ha sido decisiva en esta pequeña sucursal verdiblanca en la que se convirtió el Getafe, con hasta cinco jugadores provenientes del Betis en sus filas (Molinero, Pacheco, Portillo, Kadir y el propio Jorge Molina).
Alberto fue el portero titular hasta que Guaita irrumpió en el tramo final de temporada. La columna vertebral asentada en los centrales Cala y Cata Díaz, con Lacen y Faurlín de pivotes, más Jorge Molina arriba, colocó a Getafe como el único equipo capaz de hacer sombra al Girona en la pelea por el ascenso directo. Los triunfos ante equipos como el Cádiz, Levante, Zaragoza y Córdoba le acercan al ascenso directo, aunque una derrota ante el Sevilla Atlético cuando restan cuatro jornadas le condenan a disputar la promoción de ascenso. Siempre como tercer clasificado y con ventaja de campo y en caso de empate tanto en la semifinal como en la propia final.
Además de la llegada de Bordalás y la calidad y experiencia de su plantilla, el tercer factor básico en el que se ha asentado el ascenso del Getafe ha sido su gran regularidad en su estadio. El Getafe solo ha perdido un encuentro en el Coliseum Alfonso Pérez (0-2 ante el Girona el pasado 25 de septiembre) y llevaba 18 choques seguidos sin conocer la derrota en casa (ahora 19). Solo el campeón Levante, con 54, ha sacado más puntos que el Getafe en su estadio, que se quedó en 46.
Dos veces subcampeón de Copa y cuartofinalista de la Copa de la UEFA, el Getafe regresa a Primera. Logró su primer ascenso a Primera en 2004 en el estadio del Tenerife. Los caprichos de la historia han hecho que el segundo se produzca también ante el conjunto canario, aunque ahora en una pelea a vida a muerte con los isleños de la que ha resultado ganador. Pepe Bordalás, con contrato en vigor, seguirá siendo el entrenador del Getafe la próxima campaña, ya en Primera.
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