El Real Madrid, sin derecho a un trámite
El Real Madrid, con su errático tránsito por la Liga, está obligado a mejorar su imagen ante un deprimido Borussia Dortmund pese a lo irrelevante de los puntos
Tiene ojo Zinedine Zidane. O eso cree: "Veo cosas que, a lo mejor, no ve la gente". El entrenador francés no especificó ayer qué es exactamente lo que él percibe, pero insistió en que su equipo, con los peores números en la Liga desde 2008, "está bien". Asumió que le falta gol, claro, pero tampoco el diagnóstico es grave. "La situación cambiará", deslizó el entrenador sin puntualizar las causas de ese viraje previsto.
Sin inmutarse y con su habitual dosis de optimismo, afronta Zidane el último duelo del Madrid en la primera fase de la Champions. Un partido con el deprimido Borussia Dortmund (beIN Sports, 20.45) sin relevancia clasificatoria para los blancos —ya seguro segundos—. En Chamartín no habrá puntos cruciales para el Real, pero la imagen cuenta. Mucho más en tiempos en los que no hay coincidencia general con el ojo clínico de Zizou. Si el Madrid siempre obliga, se juegue lo que se juegue, en tiempos de cierta zozobra mucho más.
Zidane no adelantó sus planes frente a los alemanes. Con el equipo mejor cuadrado, la falta de chicha del partido facilitaría las cosas a la segunda unidad, esa columna de suplentes a la que el francés recurre tan poco que en los dos empates recientes de Liga (Metropolitano y San Mamés) y la igualada con el Tottenham en el Bernabéu no agotó los tres cambios. En esa terna figuran, entre otros, Vallejo y Llorente. Ambos serían candidatos a relevar a Ramos, Casemiro y Carvajal (también castigado para hoy), los tres sancionados para el reto del sábado con el Sevilla. En el caso del lateral, salvo que de nuevo aflore Achraf, Nacho podría ocupar el puesto. Pero Vallejo —no convocado para el Mundial de Clubes de la próxima semana— y Llorente, como Theo y Mayoral, apenas han salido del camión escoba. Jornadas como la copera con el Fuenlabrada fueron una tacha.
Una encrucijada para el Madrid: los titulares se ven más titulares que nunca con menos méritos que el pasado curso; los reservas, con menos merecimientos que sus predecesores, se ven más reservas. Por ahora, nadie se ha rebelado con creces. Los goles coperos de Mayoral o algún buen rato de Ceballos no han sido suficientes para el técnico. El caso de Llorente y Mayoral resulta sintomático. Ambos se han acunado en la casa, hace años que no son unos desconocidos en las entrañas del club. "Me da igual lo que digan, que cada uno opine lo que quiera", soltó Zidane al ser consultado por la percepción de Marcelino, preparador del Valencia, para quien la actual plantilla blanca es inferior a la de la temporada pasada. Si no lo es, lo parece. Con el galo la noria ya no gira igual.
Lo mismo que la visita del extraviado Dortmund —que aún pelea con el Apoel por un puesto en la Liga Europa— puede despejar el bosque a algún suplente, también puede revitalizar a más de un titular. Por ejemplo, a los más próximos al gol, ese borrón liguero que Zidane tiene por pasajero. Para Cristiano y, en menor medida Benzema, Europa es su mejor comodín. Los ocho tantos del portugués en cinco jornadas y los dos del francés en tres encuentros contrastan con su derrape en el torneo doméstico. En él, CR ha necesitado 68 remates para dos tantos (en la campaña anterior cada diana le costó 6,4). Habrá que ver qué dice el ojo de Zidane: ¿el Dortmund como terapia para los del primer pelotón, en el que Bale aún no cuenta, o como gancho para los del segundo?
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