Lidia Valentín, campeona del mundo de halterofilia
Oro olímpico en Londres y tres veces oro europeo, la leonesa se corona como reina de la disciplina: "He conseguido lo que soñé cuando era pequeña"
Grita. Salta. Aplaude. Se tapa los ojos para que no se escapen tantas lágrimas. Después aprieta los puños, se gira, levanta los brazos y arma la figura de un corazón con las manos. Es fuerza, es ternura, es la nueva campeona del mundo de halterofilia: Lidia Valentín. La deportista española, de 32 años, se proclamó en la madrugada del lunes triple campeona mundial en la categoría de hasta 75 kilos. En Anaheim (Estados Unidos), Valentín levantó un total de 258 kilos. "Estar en lo más alto del podio mundial es algo increíble y emocionante, es el resultado de tanta preparación y sacrificio", afirmó la leonesa.
Es la primera vez que una halterófila española gana una medalla de oro en un mundial absoluto, tanto en categoría femenina como en masculina, y Valentín lo ha logrado por partida triple en las modalidades de arrancada, dos tiempos y total olímpico. Estas medallas completan un palmarés glorioso: oro olímpico (Londres 2012), plata olímpica (Pekín 2008), bronce olímpico (Río 2016), y tres oros europeos (2014, 2015 y 2017). El oro y la plata aún están por llegar ya que a Valentín se las adjudicaron en 2016 después de que seis de las siete rivales que la superaron en las dos citas olímpicas dieron positivo.
"He dormido muy poco, pero la alegría me inunda. Este oro significa que tengo todas las medallas y eso para un deportista es llegar a lo máximo. Personalmente estoy muy feliz porque he hecho historia en mi deporte y en mi país", destacó Valentín, que se perdió el Mundial de 2015 por una lesión.
La primera de las medallas la logró en arrancada, en la que no tuvo rival. Con el primer intento de 110 kilos se proclamó campeona en esta modalidad al superar en dos kilos a la segunda clasificada, la ecuatoriana Neisi Patricia Dajomes.
Con una seguridad aplastante, Valentín acudió a la barra para levantar de forma espectacular 115 y 118 kilos en su segundo y tercer intento, respectivamente. Con una diferencia de diez kilos con respecto a Neisi tras la arrancada, Valentín tenía serias opciones de llevarse el título, pero antes tenía que pasar por los dos tiempos. En esta prueba, la española tuvo un poco más de competencia, pero eso no fue impedimento para que también se hiciera con el oro con 140 kilos.
I CAN’T BELIEVE IT, I’M WORLD CHAMPION 🙏❤️🏋️♀️ pic.twitter.com/A1M3K3u8dS
— Lydia Valentín Pérez (@lydikit) December 4, 2017
En el primer intento levantó 130 kilos y pudo con los 135 en el segundo. Con esto, Valentín ya se convertía en campeona del mundo, tanto en dos tiempos como en total olímpico, y conseguía su tercera medalla de oro, y la más importante de las tres. No quiso renunciar a su tercer intento, pese a que ya no le hacía falta, y solicitó 140 kilos. En ese momento reinó un silencio asombroso y, cuando Lidia hizo el movimiento válido el pabellón empezó a rugir como si de una halterófila local se tratase, y se vino abajo cuando hizo su gesto característico: el corazón con las manos. "Ese festejo surgió en Río 2016 y tuvo mucha repercusión. Ahora lo repetí para todo el público que vino a verme como un símbolo de agradecimiento por brindarme su apoyo y estar ahí", afirmó Valentín, aún en Estados Unidos, por teléfono.
Por su parte, Constantino Iglesias, presidente de la federación española, presente en el éxito de Lidia, destacó la importancia de lo que representa la figura de Valentín en la halterofilia: "Lidia no solo es el baluarte del deporte limpio, sino que también es un punto a favor del movimiento femenino hacia la igualdad de género en los deportes y en la vida misma", subrayó Iglesias. Y Valentín coincidió: "Estoy especialmente feliz porque haya sido una mujer la que consiguió la medalla en un deporte que siempre han asociado más al género masculino. Yo no dejo de ser una chica. Hago un deporte de fuerza pero tengo mi esencia de mujer". No es casual que Lidia utilice sus vendajes rosas y su característico Hello Kity estampado en el cinturón.
Para el recuerdo, además, quedan sus nervios en el podio, cuando un problema con el himno, que no se sincronizó con la izada de las banderas, hizo que se retrasase la ceremonia y que sus lágrimas de emoción tuviesen que esperar. "Estaba superemocionada, porque estaba ahí en el primer cajón en un Mundial. Quería sentir el himno, estaba deseándolo y, de repente, no sonaba el himno español y me quedé como: ¡No puede ser verdad! ¡El mejor momento y dónde está el himno! Después han puesto otro himno que no sé de dónde es y luego han puesto el himno español y me he emocionado, porque la ocasión realmente lo merece", explicó. "Cada competición es diferente, pero sentir el himno, sentirte campeona del mundo... He disfrutado este momento posiblemente más que otros", agregó.
Su próximo objetivo son los Juegos Olímpicos de 2020. "Ella lo tiene claro, después de Tokio ya lo deja. Se encuentre mejor o peor, lo deja. Ese será el broche de su carrera", sostuvo el presidente de la federación. La medalla de oro en el campeonato del mundo no le da la clasificación directa y Valentín tendrá que ganarse un lugar a partir del próximo año. "Si no ocurre nada y se puede entrenar en condiciones, lo puede lograr", destacó el dirigente federativo.
Valentín ya piensa en ese objetivo a largo plazo. Por lo pronto solo quiere disfrutar de las tres medallas. “Ahora a descansar, después llegará el tiempo de eso”, concluyó esta gigante. Otro de esos deportistas españoles que brotan de forma espontánea en disciplinas sin raíces. Una pionera de oro.
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