“Los equipos grandes también ganan así”
El Valencia se postula al título de Liga en el campo, donde gana hasta sin gustarse
Las Ligas se ganan en las visitas a los campos humildes. En terrenos como Leganés o Cornellà. Bien lo sabe el Valencia, que no ha olvidado su historia, la de los humildes que, de vez en cuando, se dan una alegría. De la última (la Liga de 2003-2004) hace más de diez años. Después todavía se ganó una Copa. Y en la última década ha sido el club el que ha generado más noticias que el equipo. Hasta este curso.
Los números de esta temporada, ni un partido perdido todavía, son de récord. Y el Valencia gana hasta sin gustarse. Ni gustar. Como este domingo. Así lo reconoció Santi Mina, autor del segundo gol: “El Valencia siempre ha sido un equipo grande, hemos demostrado que estamos preparados para competir contra cualquier equipo. Los equipos grandes también ganan así. La próxima jornada tendremos una batalla igual o más dura”, remató, en referencia al Barcelona, el equipo que tiene más cerca, en cifras (son los únicos dos equipos invictos) y en la tabla, a cuatro puntos, su próximo rival, el domingo en Mestalla.
En Cornellà, el Espanyol le pudo complicar la vida al equipo che. O se la pudo complicar él mismo, quién sabe. Marcelino reservó a Zaza, con problemas en el menisco y cuatro amarillas; y guardó a Soler y a Guedes, que dispusieron de algunos minutos en el segundo tiempo, necesaria su presencia para recuperar el control en el centro del campo y devolver la personalidad al equipo. Cosas del fútbol, el autor del primer tanto visitante fue Kondogbia, gris en sus tareas ordinarias, acertadísimo en un disparo desde la frontal del área que sacó a los blanquiazules de su sueño y al Valencia de su letargo.
“Las victorias saben a gloria, trabajamos muy duro todas las semanas. Y sabemos que tarde o temprano va a llegar la primera derrota. Por eso sabe a gloria”, concedió Rubén Uría, segundo entrenador del Valencia, en conferencia de prensa después de que Marcelino fuera expulsado. El partido de este domingo, además, fue el primero en el que el Valencia (el segundo equipo más goleador de la Liga, 31, dos menos que el Barça; 11 goles en contra) logró dejar la portería a cero fuera de casa. “Seguimos cumpliendo y batiendo récords, estamos francamente felices. Nos gusta que la parcela defensiva, en la que tanto hincapié hacemos, se mantenga a cero”, asumió.
Uría, aunque la alineación del Valencia no decía lo mismo, aseguró que el cuerpo técnico no piensa en el Barcelona todavía. “Lo haremos a partir del martes. Será importante para el equipo, por lo que ha supuesto los últimos años y por cómo estamos”, afirmó. En el campo le tratarán de tú a tú. Sin embargo, la tabla de clasificación de LaLiga no quieren ni mirarla. “Queda muchísimo, todavía no pensamos en que somos aspirantes al título. Si pensáramos que podemos ganar al Barcelona y que al hacerlo, en la jornada 13 del campeonato, seríamos candidatos, estaríamos cometiendo un fatal error. Somos un equipo muy joven”, sentenció.
La misma calma pidió a Valencia Quique Sánchez Flores, que conoce bien la plaza. “Si le das espacios, es un equipo muy superior al que hemos visto hoy; si lo dejas correr, te pisa. Y si le das un balón, sabe jugar. Es un equipo muy bueno, pero el Valencia hará las cosas bien si mantiene su condición. Como se quieran comparar con el Madrid y el Barcelona, irán mal; tienen que esperar a que se equivoquen. Si son conscientes de ello: para adelante y que sueñen”.
El suyo es un fútbol pragmático. El de un equipo sin grandes nombres, recuperado Parejo para la causa, fortalecida la base del proyecto sobre jugadores formados en los terrenos de Paterna como Soler, Lato o Gayà. Este Valencia sabe a lo que juega, se lo cree y se gusta. Y no necesita más. Después de una limpieza en la plantilla (16 salidas este curso, sólo jugadores que sumen, Marcelino y Mateo Alemany tienen la culpa), quizá tan solo cabría esperar algo de estabilidad institucional (en los últimos meses se han producido notables bajas en la estructura del club). Pero, con goles, en el campo se vive ajeno a eso. “El equipo percibe tranquilidad y bienhacer. Lo que debe primar es lo deportivo. Y como todo va bien, somos todos muy felices”, cerró Uría con una sonrisa.
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