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El Barça revive sus pesadillas en Milán

Los azulgrana, desconcertantes, suman su cuarta derrota seguida tras perder una renta de 15 puntos

Robert Álvarez
Heurtel, presionado por Theodore.
Heurtel, presionado por Theodore.MATTEO BAZZI

El Barcelona vuelve a vivir un viacrucis. Parecía difícil, tras incorporar a ocho flamantes fichajes, que resonaran los ecos de su infausta temporada anterior. Pero en Milán volvió a tropezar (78-74) y a exhibir un juego discontinuo, desconcertante y con tendencia a la depresión. Fue incapaz de administrar una ventaja de 15 puntos mediado el segundo cuarto (19-34) y se fue apagando a medida que se acercaba el final para acabar sumando su cuarta derrota seguida en una semana.

El Olimpia Milán presionó de lo lindo y el Barcelona se resquebrajó colectivamente y quedaron en evidencia algunos jugadores como Séraphin, eliminado muy pronto por las faltas, incapaz de capturar un solo rebote. Fue el caso más visible, desde luego no el único. La incapacidad para frenar al base estadounidense Jordan Theodore, autor de 19 puntos, siete asistencias y dos robos, retrató las carencias individuales y estratégicas.

MILÁN, 78; BARCELONA, 74

Olimpia Milán: Theodore (19), Bertans (9), M'Baye (8), Micov (6), Tarczewski (11) –equipo inicial-; Kalnietis (14), Cinciarini (4), Abass (0), Jefferson (0) y Gudaitis (7).

Barcelona Lassa: Heurtel (13), Pau Ribas (12), Hanga (5), Vezenkov (6), Séraphin (6) –equipo inicial-; Pressey (2), Navarro (13), Koponen (2), Oriola (2), Tomic (7) y Moerman (6).

Parciales: 17-22, 22-17, 15-14 y 24-21.

Árbitros: Pukl (Eslovaquia), Balag (Israel) y Erceg (Croacia). Eliminaron a Séraphin (m.36), Tarczewski (m.37) y Moerman (m.39).

Mediolanum Forum de Milán. 7.365 espectadores. Cuarta jornada de la Euroliga.

El equipo de Sito Alonso es desconcertante. Se pegó un sprint a lo Bolt para quedarse quieto como una estatua. El acelerón lo propició Navarro. Anotó 11 puntos casi consecutivos, con solo una canasta de Tomic entremedias. La explosión del capitán azulgrana fue propiciada por la tibia defensa del Milán, la que más puntos concede en la Euroliga. Y el despegue del Barcelona se asentó también en su eficacia defensiva y las transiciones rápidas con Pressey, Koponen y Navarro en la cancha. El Barcelona llegó a alcanzar ese botín de 15 puntos.

El viento soplaba a su favor en el Mediolanum Forum, ante un rival que había perdido los tres partidos que había disputado en la Euroliga y que estaba seriamente tocado. El equipo azulgrana compareció con mejor pinta que en sus tres varapalos seguidos, con Pau Ribas y Venzenkov en un quinteto titular más agresivo en ambos lados de la pista.

Esa aparición de Navarro supuso un soplo de aire fresco, el cambio de marcha que precisaba un equipo que transitaba con dudas más que razonables tras sus desplomes ante el Estudiantes, el Estrella Roja y el Zalgiris. Por eso fue todavía más sorprendente y sintomático que de repente se le apagaran las luces. La irrupción de Kalnietis varió la decoración. El base lituano se adueñó del ritmo de juego. Anotó, asistió, le dio brío a las transiciones del Milan. El base-escolta estadounidense Theodore se animó entonces. Pressey, Heurtel, Pau Ribas, nadie fue capaz de frenarlo.

El Barcelona perdió pie. Recibió un parcial de 16-3 y al descanso ya había perdido el botín de 15 puntos. El Olimpia Milán, que no pudo contar con su máximo anotador, el exjugador de los Lakers, Andrew Goudelock, encontró otras alternativas para desestabilizar la defensa azulgrana. El pívot Tarckzewski fue uno de los que más daño le hizo.

Y Séraphin, además, pagó las deficiencias defensivas, las suyas y las de sus compañeros, cometiendo la cuarta falta antes de alcanzar el último cuarto, para ser eliminado poco después. El pívot lituano Gudaitis se sumó a la fiesta y el Milán dominó el tramo final. Heurtel, a tres minutos y medio para el final, anotó una canasta que reabría la esperanza de los suyos (66-64). Pero a partir de ahí, Theodore y Gudaitis pusieron la directa (74-65) y el Barcelona tuvo que jugar ya apuradísimo, al límite, sin resquicio para el menor fallo. Imposible.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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