Pau Ribas: “No tememos el salto, la temporada pasada del Barça no la queremos ver más”
El escolta azulgrana, pletórico de forma tras haber estado un año lesionado, explica cómo le ha cambiado la experiencia y evalúa las posibilidades de su renovado equipo
Pau Ribas dice tener 29 años, uno menos de los que ha cumplido, porque el último no computa, al menos a efectos de baloncesto. El escolta de Badalona se lesionó en Belgrado el 26 de octubre de 2016 y hoy, en la segunda jornada de la Euroliga y solo seis días antes de que se cumpla el aniversario, regresa al mismo escenario. Allí, en el Kombank Arena, empezó su calvario, cuando se rompió el tendón de Aquiles en un partido ante el Estrella Roja. El suplicio se prolongó en julio cuando enfilaba la recta final de su recuperación y, en la concentración con la selección española, se rompió el ligamento lateral de la rodilla. Tras una temporada del Barcelona igualmente para olvidar, Pau Ribas ha deslumbrado desde que reapareció el 24 de septiembre. Hoy se enfrenta de nuevo al Estrella Roja, en una Euroliga en que el Barça, dice, debe volver por sus fueros y alcanzar la Final Four que se disputará en mayo, precisamente también en Belgrado.
Pregunta. De nuevo en Belgrado, ¿qué experiencia ha sacado del largo periodo de recuperación que ha tenido que superar?
Respuesta. Vuelvo adonde me lesioné. Este tiempo me ha servido para aprender muchas cosas. He pasado por momentos complicados. Mentalmente soy otro, mejor. Después de pasar una lesión larga, que es cuando peor lo pasa un deportista, ahora cuando algo no sale bien, no te sientes en la pista como te gustaría, sin querer lo comparas de donde vienes y ves que es algo mínimo, pasajero. Le das mucha menos importancia. Eres mucho más positivo.
P. En julio, ya a punto de reaparecer, volvió a lesionarse de gravedad, pero se lo tomó con mucha filosofía.
R. Tenía ganas de empezar. Era verano todavía. Sabía que me recuperaría bien de la rodilla. No podía caer en la negatividad otra vez después de haberlo pasado tan mal. Fue la segunda lesión más grave, y pasó así. Superar la lesión del tendón de Aquiles me había ayudado a ser más fuerte mentalmente.
P. ¿Esperaba jugar el último Eurobasket?
R. Este verano no. Había hablado con Sergio (Scariolo) sobre cómo lo veía. Y habíamos quedado que no era un campeonato para mí. Llegaba muy justo, ni personalmente estaba del todo bien, ni para ayudar al equipo, ni para mi club era una situación demasiado positiva. Sí me dio la oportunidad de ir allí, empezar a ganar ritmo y volver a jugar. El club y yo lo vimos muy bien. Luego pasó esta desgracia, pero no me arrepiento porque después de nueve meses sin jugar, entrenarte con gente de primer nivel otra vez, hace que te sientas bien. Me ayudó a estar más contento y a olvidar la lesión. Hasta que no te ves en la pista haciendo lo que hacías antes, no se te va de la cabeza.
P. ¿Le contrarió más ser descartado en el último momento para los Juegos de Río?
R. Después de haber hecho un gran campeonato con la selección en el Europeo, de clasificarte, sí que tenía muchas ganas de ir a los Juegos. Me quedé a las puertas, pero bueno, eso también lo debes enfocar en la buena dirección. Fue un palo duro, pero en el 2020 hay otros Juegos y tengo muchas ganas, incluso más ganas aún que ir a Río. Espero poder seguir trabajando en este nivel, estar bien y contando que tengo 30 años en el carnet, pero 29 efectivos porque el año pasado no cuenta, no estuve, tengo confianza y ganas de ir dando pasos hacia ese objetivo.
P. Pero antes hay un Mundial.
R. Bueno era por comparar. Pero sí, el año que viene hay descanso y luego un Mundial en el que tampoco he jugado. Has de ir viviéndolo. Pero hay que con humildad y sobre todo con muchas ganas.
P. ¿Lloró?
R. Recuerdo justo en el momento de lesionarme. Lo pasé bastante mal durante los diez primeros. Sabía lo que me había pasado, pero fui capaz de quitármelo de encima. Y después he sido siempre positivo. Aprendes que, cuanto más positivo eres, mejor te sientes. Ser negativo afecta a tu cuerpo y a tu juego.
P. ¿Cómo se consolaba?
R. Buscaba siempre un nuevo objetivo mientras hacía la recuperación. Cuando llevas dos semanas con la misma rutina… Me ponía un nuevo ejercicio, ahora empezamos a correr, ahora a saltar, ahora a tirar… te ayuda porque vas dando pasos adelante. Cuando te estancas, los médicos te dicen que estés tranquilo, pero tú por dentro piensas ‘no avanzo, no avanzo’. Lo que más te conforta es ir cumpliendo objetivos.
P. Se inspiraba en algo, un libro, un vídeo.
R. Simplemente normalidad. Era algo que quería vivir. No me había pasado. Lo quería vivir yo. Ricky, Norel, Pere Tomàs, todos mis amigos de la Penya habían pasado por estas cosas, y yo no. Te llaman, te preguntan, te dicen que lo vas a pasar mal, pero que saldrás de ello.
El club tenía claro que debía traer un entrenador que exigiera intensidad y pasión a los jugadores
P. Vio mucho baloncesto.
R. Había momentos que veía muchos partidos, clásicos, históricos, nuestros partidos. Egoístamente, que nuestra temporada no fuera buena perderse una temporada así no diré suerte pero si algún año tenía que pasarme esto, pues mira…
P. ¿Esperaba volver tan acertado y en tan buena forma?
R. Me esperaba volver mentalmente, sí, con una energía y unas ganas que me saldrían por los poros. Pero no tan bien quizás físicamente, de acierto, de sensaciones. He sido positivo y he tenido la suerte de que el acierto me ha acompañado. El primer momento lo he podido pasar así y creo que eso me ayudará mucho.
P. Aporta lo que más necesitó el Barça la pasada temporada, firmeza, entrega, pasión, altas revoluciones. ¿Han dado ese salto?
R. Sí. Hay varios factores. El club ha apostado por eso. Por traer a un entrenador que en este sentido es indiscutible, además de su calidad táctica y técnica es altísima. Pero el club tenía claro que primero debía traer un entrenador que exigiera eso a los jugadores. Y el tipo de jugadores que han venido también. La forma de jugar de Phil (Pressey), Adam (Hanga), Adrian (Moerman), Oriola… Son jugadores que tienen eso. Yo también lo tengo, el año pasado no pude ayudar. Son cosas que ya se han buscado, no han salido porque sí, están pensadas, el entrenador nos da este tipo de confianza para jugar de esa manera, aunque sea con algún error de más, pero con esa intensidad le encanta que lo puedas hacer y estamos contentos.
Esperaba volver con una energía y unas ganas que me saldrían por los poros, pero no con tanto acierto
P. ¿Qué más necesitan para hacer olvidar el año pasado?
R. Eso se verá con el tiempo. Trabajamos bien, competimos y todo parece perfecto. Pero no es así. Somos ocho nuevos. El equipo se tiene que ir acoplando. El calendario nos ha ayudado. Hemos tenido solo un desplazamiento, que no lo fue, porque fue a Badalona, y ya sufrimos. La gente necesitaba esto de entrada. El aficionado lo ha recibido con grandes elogios, pero entiende que acabamos de comenzar y puede haber partidos en que no salgan las cosas. La gente nos pide que tengamos la intensidad, que juguemos a tope para la camiseta que llevamos y después, poco a poco, nos iremos exigiendo más, pero estamos en una fase muy primaria.
P. La afición se indignó, protesto poniendo pancartas al revés y llegó a silbar a Navarro. ¿Lo acusaron?
R. Es duro. Depende. Hay jugadores más fríos o que llevan poco tiempo aquí y tal vez no tienen tanta implicación. Pero momentos así, a Juan Carlos le afectan mucho. Porque el equipo no jugaba bien y él salía perjudicado, porque es un emblema del equipo, del club, y le afectan mucho más las cosas que a un jugador que viene un año aquí y se marcha. Eso, en el vestuario sí que era duro. Tal vez al tener un entrenador (Bartzokas) y a muchos jugadores extranjeros, no todos se sentían como se tenían que sentir en el vestuario. El vestuario ha de ser consciente de la realidad del club, del equipo, del aficionado y sentirse parte de él. Si es así, es mucho más fácil motivarse y encauzar este tipo de situaciones en beneficio del equipo.
P. ¿Se siente en el apogeo de su carrera?
R. Ya en los últimos años con el Valencia me sentí muy bien. He tenido problemas físicos, pero los años que vienen son buenos. He trabajado mucho físicamente para no tener más problemas de ese estilo. Me siento muy bien, muy conocedor del juego y de lo que pasa en la pista, de lo que pasa en ataque, en defensa, de lo que piensa el entrenador, el rival, el aficionado… son cosas que ojalá hubiera tenido cuando tenía 20 años. Pero forma parte del proceso de maduración del jugador, a partir de los 27-28 hasta los 30 y pico es cuando el jugador está preparadísimo para el máximo nivel.
P. Le gusta arriesgar.
P. Tuve suerte con mis entrenadores cuando era joven. Por ejemplo, Ivanovic, que es muy exigente, que no te deja cometer casi errores, me ayudó mucho a medir, a ser suficientemente agresivo y a arriesgar sin pasarse, sin que ello suponga que pierdas pelotas o falles tiros de manera innecesaria. Aquellos años me ayudaron mucho, me convirtieron en un jugador más seguro y más completo. A veces ves que has pasado una mala época con algún entrenador, pero luego te das cuenta de que, de haberla pasado, no hubieras llegado a ser el jugador que eres.
P. Varios equipos han roto la supremacía del Real Madrid y del Barcelona. ¿Sigue viendo al Madrid como principal rival?
R. El Madrid estará ahí seguro, porque está siempre. Tiene un gran equipo y jugadores con mucha experiencia, pero es verdad que varios equipos están haciendo una gran labor, como el Valencia, que ha ganado la primera Liga de su historia, tiene una gran plantilla, una gran afición. El Unicaja parece que resurge de sus cenizas, están muy entusiasmados. El Baskonia será un buen equipo, el Gran Canaria, y también el Tenerife y el Andorra, todos mejoran. Debemos estar muy preparados.
P. En la Euroliga sí parece haber dos o tres equipos por encima del resto
R. Tal vez, a la larga. Todos tienen un nivel alto y jugar en su campo es muy difícil. Pero al jugar tantos partidos, sabes que a la larga hay dos o tres que ganarán el CSKA, el Fenerbahçe, los griegos, los españoles… Sería una sorpresa que no estuvieran entre los ocho primeros. Antes, siendo más corta la competición, se podían dar más sorpresas.
Hasta que no te ves en la pista haciendo lo que hacías antes, la lesión no se te va de la cabeza
P. Necesitan dar un salto muy grande. El año pasado no jugaron ninguna final, fueron decimoprimeros en la Euroliga y este año buscan la Final Four.
R. No tenemos ningún miedo a dar ese salto. La temporada pasada no la queremos ver más. Los objetivos son los que son en este club, intentar ganar todas las competiciones posibles. En la Euroliga, llegar a la Final Four, que es la única manera de ganarla. Intentar mejorar la temporada pasada es una tontería. Si no mejorásemos la temporada pasada sería, sería… estaríamos todos fuera.
P. Y ahora, la selección es un dilema porque coincidirán las fechas de los partidos de clasificación para el Mundial con los de la Euroliga.
R. El problema es que falta poco y no sabemos nada. Es que no lo saben ni los propios organizadores. Es una competición mal montada, porque los mejores jugadores no podrán estar. Los de la NBA no, seguro. Quién te dice que tienes que ir si los de la NBA no lo hacen. Qué jugador querrá ir si después, al campeonato final, irán otros. Es un conjunto de cosas negativas, pocas positivas. Se entiende que las selecciones jueguen algún partido en casa para fomentar la afición, pero ha habido tiempo suficiente para que hablaran los diferentes estamentos y que hubiera un calendario unificado como tienen otras ligas.
Quién te dice que tienes que ir a la selección si los de la NBA no lo hacen. Escucharé a todo el mundo, pero es un mal trago para el jugador
P. Llegado el momento, si le llamara ahora la selección ¿qué haría?
R. Yo escucharé lo que dice el club que es al que me debo, después escucharé lo que diga la selección, y después me escucharía a mí mismo. Está claro que esta primera ventana para mí físicamente no es buena porque salgo de una lesión, estoy viendo, pero es un proceso. Todavía tengo que pensarlo. Escucharé a todo el mundo, pero es un mal trago para el jugador.
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