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Esperando a Diego Costa

El Atlético no logra poner en práctica su histórico recurso cuando defiende muy atrás

Ladislao J. Moñino
Griezmann remata de volea en el último partido contra el Barcelona.
Griezmann remata de volea en el último partido contra el Barcelona.GABRIEL BOUYS (AFP)

En frío, y después de pasar por la ducha, el sentimiento de que el Atlético ejecutó un buen partido ante el líder fue generalizado entre Diego Pablo Simeone y sus futbolistas. Las dos contras previas al gol de Saúl que Ter Stegen le tapó a Griezmann, la perfección que por muchos momentos alcanzó el sistema defensivo en el primer tiempo y haber resistido la defensa del 1-0 hasta el minuto 80 contribuyeron a construir ese análisis positivo entre unos y otros. En esas reflexiones pesó más el afilado primer tiempo que el agobiante segundo, la entidad del rival y la suma de un punto que no desinfla el ánimo de la tropa. Desapareció, de momento, la losa que supondrían nueve puntos de distancia con la cabeza en el mes de octubre.

Por encima de no haber podido intimidar al Barça en el segundo tiempo con contragolpes bien llevados, el técnico y el plantel se reconocieron como aquel bloque incómodo e impenetrable, capaz de frustrar a cualquier rival con mejor manejo de balón. Y también de enseñarle los dientes con contragolpes cuando robaba arriba. En esos pasajes es cuando el equipo logra hacer más daño. Transiciones cortas que explotan la chispa y la velocidad de sus atacantes. Cuando recuperó cerca de su área, no pudo salir y el campo se le hizo muy largo.

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La segunda mitad evidenció uno de los dos principales problemas ofensivos que Simeone debe resolver y que atañen directamente a su identidad. Que el equipo sea capaz de armar contragolpes cuando se agazapa contra los grandes y estos le presionan arriba y no le dejan salir. La otra cuestión a resolver por el técnico es una mayor fluidez de juego cuando los contrarios con menos potencial se le cierran atrás y le dan la pelota.

Saúl, en caliente, ante los micrófonos de Movistar hizo una lectura más global y autocrítica de lo que fue el duelo con el Barça y apuntó: “El plan era intentar aguantar y salir a la contra cuando dejaran espacios y, cuando jugásemos en su campo, tener la pelota porque les cuesta bascular. En la primera parte se ha dado muy bien y en la segunda nos metimos un poquito más atrás y creo que ese ha sido el problema”.

Paso atrás

 A ese paso atrás en el segundo tiempo contribuyó tanto el empuje del Barça com[/TEX]o la incapacidad del Atlético para estirarse, también admitida por Simeone. Cuando su equipo quiso salir jugando por abajo, se encontró con una buena presión tras pérdida de los de Valverde. Ni individual ni colectivamente pudo salir de ese ahogo. Cuando quiso sortear ese hostigamiento con balones largos, se topó con los escasos centímetros de Griezmann y Correa ante los de Piqué y Umtiti. De la velocidad de Carrasco como punta, cuando Simeone dio entrada a Gaitán por Correa, tampoco sacó provecho.

El recurso del balón largo al espacio y por arriba casará más con la presencia del esperado Diego Costa, con una buena versión de Fernando Torres e incluso de Gameiro. A veces, da la sensación de que el Atlético juega ya para Costa sin haber debutado aún.

A diferencia del encuentro con el Chelsea, en el que todos admitieron haber sido pasados por encima desde el primer minuto, el grupo asegura salir fortalecido por haber haber superado al Barça durante 45 minutos en el juego y durante una hora en el marcador. El 1-0 dibujó el partido perfecto para el Atlético, según el plan establecido. La pelota era del Barça, pero la ventaja en el marcador y la sensación de peligro eran suyas. Que Simeone señalara el partido de Griezmann como el más completo fue revelador. En su análisis, el técnico no se ciñó a las dos buenas maniobras que desbarató Ter Stegen. Añadió el trabajo defensivo. Al francés se le vio por primera vez en este curso correr hacia atrás con frecuencia para tapar el avance contrario o intentar recuperar la pelota. Pero al Atlético más genuino le faltó su arma más identitaria: el contragolpe. Y Diego Costa.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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