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Sagan gana su tercer Mundial de ciclismo consecutivo

El eslovaco derrota al photofinish al sprinter noruego Kristoff

Carlos Arribas
Sagan, en el centro, se impone a Kristoff, a la derecha, por un cuarto de rueda.
Sagan, en el centro, se impone a Kristoff, a la derecha, por un cuarto de rueda.NTB SCANPIX (REUTERS)

Cambia el mundo, cambia la Unión Ciclista Internacional, que tiene nuevo presidente, un francés, cambian el ciclismo, las fronteras y hasta los planetas y el clima y la mirada de la sociedad y hasta los holandeses empiezan a ganar de todo. Todo cambia y Peter Sagan permanece.

El ciclista eslovaco consiguió en Bergen (Noruega) su tercer título mundial consecutivo al derrotar en un cerrado sprint, por un tubular, que se dice, a la gloria local, Alexander Kristoff. Tan ajustada fue la llegada, resuelta por el golpe de riñones de Sagan remontando al noruego, que el vencedor no tuvo ni tiempo de levantar los brazos. Tercero quedó otro de los favoritos, el australiano Michael Matthews. La condición de lotería abierta de la clásica del Mundial, una de las verdades no escritas del ciclismo, queda en entredicho. Otra verdad revisable.

Como Sagan, de 27 años aún, han ganado tres arcoiris Alfredo Binda hace 90 años, Rick van Steenbergen hace 60, Eddy Merckx hace 40 y Óscar Freire hace casi 20. Como Sagan, ganador de tres Mundiales consecutivos (antes Richmond 2015 y Doha 2016), ninguno.

El primer español fue el vizcaíno Jonathan Castroviejo, 32º, a 1m 4s del grupo de 29 que disputaron el sprint.

“No ha sido tan fácil”, dijo Sagan, que dedicó su tercer Mundial a Michele Scarponi, el ciclista italiano que murió en abril en un choque contra una camioneta y que el lunes 25 habría cumplido 38 años. “En los últimos cinco kilómetros pensé que todo estaba perdido. Pero hemos trabajado fuerte para alcanzar a Alaphilippe. Me he movido yo, se ha movido Gaviria, y lo hemos conseguido”.

Lo que ocurrió en los últimos kilómetros (desde que faltaban cuatro hasta que faltaba uno) es un misterio que cada espectador debió rellenar por su cuenta. Las cámaras de las motos dejaron de funcionar cuando el francés Julian Alaphilippe, el autor del ataque más serio en el último paso por la colina del Salmón, el repecho del circuito así llamado, marchaba solo con un par de segundos sobre su último acompañante, el italiano Gianni Moscon, y una decena sobre lo que quedaba del pelotón. En un juego de tensión tremenda, una cámara fija en el córner del último kilómetro mostró desde entonces el paso de la corte de motos y demás vehículos que abrían la carrera y dejó al espectador comiéndose las uñas: ¿llegará el ligero francés?, ¿habrá más atacantes?, ¿qué ocurrirá? Pasaron varios minutos hasta que el suspense se acabó: llegó un grupo de unos 30 con Sagan entre los primeros. Fue aquella toda la emoción de un Mundial muy plano.

Que el ciclismo sigue siendo ciclismo lo demuestra Sagan ganando como de costumbre y lo demuestra que guiando selecciones importantes, España y Francia, nada menos, se pasaran el domingo conduciendo el coche en una hermosa ciudad de Noruega (un semillero de vistas y tarjetas postales) Javier Mínguez y Cyrille Guimard, dos directores nacidos en los años 40 cuya ciencia de la carrera, que se aprecia magníficamente cuando comentan las etapas por la televisión, no tiene peso suficiente para invertir la tendencia del pelotón actual, poco dado a permitir sorpresas y acciones audaces, ayudado por la escasa dureza de recorridos como el de Bergen, pintorescos y poco más, espectaculares para que se lucieran ciclistas como Julien Vermote, el ciclista que más horas de televisión acaparó tirando del pelotón en las etapas del Tour. También fue figura en Bergen Vermote, todo un síntoma. En los casi 270 kilómetros del Mundial 2017 las acciones atacantes se pueden contar con los dedos de una mano: la fuga inicial de los desesperanzados; a unos 60 el movimiento de una decena de corredores, con De la Cruz entre ellos, que llegó a contar con 40s de ventaja, y en la última ascensión el ataque de Alaphilippe y Moscon…

La falta de personalidad de las carreras la compensa el tremendo carácter y genio del ganador más habitual. Aunque en agosto y septiembre Sagan ha conseguido victorias en Polonia, en el Benelux y en Canadá, del eslovaco, ausente de la Vuelta, poco había sabido el gran público desde la cuarta etapa del Tour, del que fue expulsado aquel día, en Vittel, por un codazo a Cavendish, que le disputaba el hueco de las vallas en la última recta.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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