Juancho Hernangómez: “El carácter no se entrena; es genético y lo llevo de serie”
El ala-pívot madrileño se ha revelado como uno de los grandes valores de una España de veteranos y noveles que se mide este jueves a Eslovenia en semifinales del Eurobasket (20.30, Cuatro)
Habla y juega con una determinación abrumadora. Juancho Hernangómez (Madrid, 1995) ha llegado a la élite para quedarse. El hijo mediano de Wonny Geuer, histórica de la selección femenina, y de Guillermo, profesional ACB, se ha revelado como uno de los grandes valores de una España de veteranos y noveles que sigue prolongando la fórmula del éxito y disputará ante Eslovenia su décima semifinal consecutiva del Eurobasket. El verano pasado, el polivalente jugador de Denver renunció a la selección para completar su rodaje rumbo a la NBA, pero este año, en su debut con la absoluta, ha recuperado el tiempo y se ha ganado un hueco relevante a base de carácter.
Pregunta. Está yendo todo muy rápido, ¿no?
Respuesta. Sí. Llevo un mes de experiencias nuevas y me encuentro en un estado de felicidad constante. Es una alegría compartir vestuario con estos jugadores y ver cómo me han abierto los brazos. Todo ha ido muy rápido, pero todo está yendo muy bien. El año pasado me costó mucho renunciar, pero tenía pocas posibilidades de estar en Río y quería pelear por el sueño de la NBA. No fue fácil ganarse un contrato. Hay algo de arrepentimiento por no haber estado el verano pasado, pero el estar aquí confirma que hice lo que debía y es un orgullo.
P. España va a jugar la décima semifinal consecutiva de un Eurobasket. ¿Cómo se alcanza ese nivel de excelencia y regularidad?
R. Este equipo y estos jugadores son lo que son por sus valores. Son amigos, son una familia, de verdad. Eso se traslada a la competición. Cuando uno no está bien sale otro y otro. Lo demostró Marc ante Alemania en un partido muy trabado. Es un lujo tener a los Gasol. Son nuestros líderes y hay que buscarles siempre. Después, lo bueno es que todos podemos contribuir y lo estamos demostrando en este campeonato.
P. En su caso, sorprende ver tanto carácter en un debutante.
R. La determinación y el carácter no se entrenan, es genético. Viene de la manera de ser de cada uno y se construye según vas creciendo. Es un don. La capacidad de pelear hasta el final quizá se puede ir construyendo con el tiempo, pero en mi caso viene de serie. Soy muy competitivo, no solo en la pista sino en la vida. No me gusta perder a nada. Eso me ha ayudado mucho aunque también tiene sus cosas malas.
P. ¿Qué es lo malo?
R. Lo malo es no saber perder, que también es una virtud. Yo me pico en todo. Me enfado en los entrenamientos, cuando pierdo un ejercicio de tiro, por mil cosas. Pero eso, en el fondo, es lo que me ha hecho exprimirme. Siempre se puede entrenar más, hacer una sesión de pesas más, tirar más… Eso me ha traído hasta aquí.
P. Cuenta Andrés Nocioni que, cuando comenzó a jugar, los veteranos de su época frenaban sus ímpetus con el consejo de que de mayor echaría de menos cada salto, mate o carrera malgastada. ¿Le tienen que frenar un poco?
R. (Risas) Sí, es parecido. Me gusta entrenar de manera enfermiza. No me conformo. Cada espacio de tiempo libre que tengo me gustaría estar entrenando. Cuando tú estás descansando a lo mejor hay otro entrenando y te está ganando terreno.
P. ¿En las primeras pachangas con su hermano Willy se imaginaron alguna vez en la NBA y compartiendo equipo en la selección?
R. No. Podríamos haberlo soñado pero al final la realidad lo ha superado todo. Nunca nos imaginamos llegar hasta donde estamos y lo bueno es que todavía estamos empezando. Esto es solo el principio. No hemos hecho nada y queda mucho por recorrer con trabajo, constancia y humildad. Es lo que nos enseñaron nuestros padres y es nuestro lema.
P. ¿Cuándo tuvo claro que iba a ser jugador profesional?
R. Nunca lo he tenido claro. Lo único que he tenido claro es la forma de llegar. Cuando lo das todo llegan las oportunidades de demostrar cosas. Esa mentalidad te vale para superar las dificultades en la vida y en el deporte. El baloncesto son 15 años, luego queda mucha vida por delante.
P. ¿Cómo superó que le echaran de la cantera del Madrid con 14 años o las dos graves lesiones de rodilla que vinieron después?
R. Cuando me echaron del Madrid me llevé mi primer gran palo, estuve unos días mal, pero después pensé: ‘Si no valía, no valía’. Entrené más para demostrarles que se habían equivocado. No tengo rencor. Tomaron la decisión correcta, quizá yo tampoco me hubiera puesto a jugar. Era pequeño y caradura. Después, con las lesiones de rodilla, cuando estás seis y siete meses parado, te cambia la vida. Entendí lo que realmente importa, dónde quería ir, y me marqué objetivos paso a paso. Primero recuperarme, después volver a jugar, luego debutar en la ACB… Tras las lesiones dudé que pudiera ser profesional de esto pero siempre supe que era lo que más me gustaba en el mundo. Hubiera jugado en EBA o Nacional. Estoy dos días sin baloncesto y me subo por las paredes.
P. ¿Tiene ídolos?
R. Me gusta fijarme en todos los deportistas, son privilegiados. Me he fijado siempre en Rafa Nadal. No porque gana, sino por cómo está cuando pierde, por su competitividad, por su manera de ser, por cómo afronta las adversidades, por cómo volvió después de que le dieran por muerto, por cómo sigue y sigue… También tengo ídolos cercanos. Mis padres son referentes, mi hermano, algún amigo que estudia medicina.
P. ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?
R. Dalo todo en la pista hasta que no puedas más. Si caes rendido ya te recogerá la ambulancia. Intento jugar así siempre.
P. ¿Qué quiere ser de mayor?
R. No lo sé. De pequeño siempre decía que me gustaría ser médico o profesor. Son profesiones vitales para la sociedad. El colegio me marcó. Era travieso y despistado, pero cuando me ponía lo sacaba porque era bueno. Se me daba bien casi todo.
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