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Fernando San Emeterio: “No soy vistoso, he hecho carrera a base de empeño”

El alero del Valencia disfruta de la titularidad en la selección española a los 33 años tras una trayectoria atípica

San Emeterio ante Korkmaz en el Turquía-España.
San Emeterio ante Korkmaz en el Turquía-España.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Fernando San Emeterio es titular de la selección en este Eurobasket, pero es probablemente el jugador con una trayectoria más atípica del baloncesto español. Llegó a la selección en 2010, mucho más tarde que sus colegas de generación. Rudy Fernández se incorporó a la absoluta en 2004 y Marc Gasol, en 2006. “Yo había estado en la selección en todas las categorías inferiores, pero la absoluta se me resistía. En 2010 me fui de viaje de bodas. Lo habíamos planificado para 15 o 20 días por Italia. Se quedó en diez porque me llamó Scariolo. Estuve entre los 15 preseleccionados. Hubo un hueco en la lista definitiva al que optábamos Carlos Suárez y yo, y al final se decidió por mí y fui al Mundial”, rememora el alero nacido hace 33 años en Santander aunque pronto afincado en Valladolid.

Su andadura en el equipo de Scariolo ha sido también desigual. No entró entre los 12 que disputaron el Mundial de España en 2014 y fue el último descartado en la lista para los Juegos de Río. “Eso hace daño, pero siendo sincero, sabía a lo que iba. Era uno u otro. Son palos que te hacen crecer, pensar en lo siguiente y en volver a hacerlo bien con tu club para estar aquí”. Además, no hay mal que por bien no venga. Sus compañeros celebraron la medalla de bronce en la cancha de Río exhibiendo unas camisetas con su nombre y el del también ausente Marc Gasol. “Lo bueno que me llevo de aquel torneo es eso”, relata. “Porque lo que se sabe es que se saca la camiseta, pero hubo mensajes y llamadas durante todo el torneo. El sentirse querido de esa manera por el grupo muchas veces es más importante que algún trofeo más material como puede ser una medalla o un título”.

Precisamente las bajas de Llull, Rudy Fernández y también en última instancia la de Abrines, han decidido a Scariolo a apostar por San Emeterio como titular en todos los partidos disputados en el Eurobasket. “Me ha tocado hacer diferentes roles dentro de este grupo y en diferentes años”, cuenta. “Afortunadamente tengo una virtud y es que no hago de diez nada, pero sí que puedo hacer de siete o de ocho varias cosas dentro del campo. Entonces dependiendo del año y de las necesidades del equipo, puedo ir ajustando un poco mi juego en una dirección u otra. Y eso creo que también es importante para el grupo, el tener a un jugador que puede aportarle algo que tal vez necesita. Es lo que intento”.

Tengo una virtud y es que no hago de diez nada, pero sí que puedo hacer de siete o de ocho varias cosas dentro del campo, y ayudar al equipo

Confiesa con muchísima naturalidad que esa condición de titular de la selección la asume desde plenamente consciente de la situación. “Intento complementar al equipo. A todo el mudo le gusta jugar. Y este año parece que estoy jugando más, sin descartar que en función del rival y del partido puedan cambiar las circunstancias. Yo me adaptaré. Cuando vengo a la selección tengo claro quiénes son los buenos, quiénes son los que dan el balón y lo que tengo que hacer para apoyar eso y el objetivo común es llegar a lo más alto”. En ese proceso de adaptación constante a las necesidades del equipo, este año también ha tenido que ajustarse a lo que ha ido sucediendo. “Yo creo que en principio iba a venir a jugar de tres”, reflexiona, “pero con la lesión de Llull, y debido a las circunstancias me he ido metiendo un poco más al dos. Debemos buscar soluciones y tirar para adelante”.

Su carrera es atípica. Es uno de los tres únicos que han ganado dos Ligas con equipos distintos (Baskonia y Valencia) que no sean del Real Madrid o del Barcelona y, de los habituales en la selección hasta este año todos eran del Madrid, del Barça o de la NBA. “Supongo que alguna vez alguno de estos equipos han preguntado por mí. Tuve una etapa de muchos años en Vitoria donde estuve muy a gusto y ahora estoy encantado en Valencia, y encima hemos hecho un año espectacular. La gente se está enganchando mucho al baloncesto allí, se está apostando mucho y se están haciendo las cosas muy bien con un grupo de jugadores nacionales. Lo vemos aquí: el Valencia no había tenido nunca en su historia a cuatro jugadores en la selección. Es para estar orgulloso”.

Fue voluntario en una Copa ganada por el Valencia en Valladolid en 1998 y su mujer le regaló firmada la camiseta de Navarro con los Grizzlies

Su entrenador la pasada temporada en el Valencia, Pedro Martínez, comentó que es un jugador infravalorado, que pasa desapercibido. “No tengo un juego vistoso, espectacular, no vas a ver ningún mate…”, argumenta. “Ojalá pudiera llegar aquí y hacer lo que hace Juancho. Pero mi físico es el que es. Quizás no sea espectacular, pero a base de trabajo, de mucho esfuerzo y empeño, he podido hacer una carrera que me enorgullece. Es el momento de seguir y disfrutar lo que quede”.

Una carrera redonda que empezó a gestarse en Valladolid. Allí jugó y allí, siendo un adolescente, en 1998, fue voluntario en la organización de una Copa del Rey que ganó el Valencia. “¿Quién me lo iba a decir? Yo fui voluntario en aquella Copa porque me encantaba el baloncesto y era la oportunidad de estar cerca de todos, no solo del Valencia que tenía a Aaron Swinson, a Rodilla, que era mi ídolo. También estaba Navarro que empezaba… Es curioso y bonito”. Entonces, tímido, no se atrevió a pedirle a Navarro que se hiciera una foto junto a él. “Lo que sí tengo es la camiseta de Juan Carlos firmada por él. Se la pidió mi mujer a Marc (Gasol) el día de mi cumple, cuando estaba en Memphis. Siempre ha sido un ídolo para mí”, concluye.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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