“Lo mejor de Pablo Carreño es su educación”
Samuel López, técnico del semifinalista del US Open, antepone la persona al tenista y dice que necesitaba “recordar”. El asturiano se enfrenta (22.00, Eurosport) al cañonero sudafricano Kevin Anderson
Samuel López (Villena, Alicante; 47 años) accede al espacio reservado para los jugadores y los técnicos del US Open y coge una chaqueta entre sus manos. En sus manos tiene, también, a Pablo Carreño (26 años), que este viernes (22.00, Eurosport) disputará las semifinales del grande neoyorquino ante Kevin Anderson no después de pocos avatares. El tenista asturiano brilla en Nueva York, pero el origen del éxito está en una academia de Villena donde se ha multiplicado de la mano de su técnico, del ex número uno Juan Carlos Ferrero y de Antonio Martínez Cascales. El preparador desgrana la evolución del tenista, y prioriza a la persona: “En ese sentido, Pablo es un auténtico 10”.
Confianza. “Desde que empezamos juntos, hace dos años, lo primero que intentamos fue recuperar su confianza. Tenía una serie de lagunas en su juego por las que perdía el rumbo en los partidos. Le faltaba atención y activarse en determinados momentos. Buscamos un equilibrio tanto a nivel táctico como mental. Había momentos en los que bajaba el nivel e intentamos que fuera más agresivo, mucho más atrevido de lo que era. Esto supone un riesgo y si hubiera salido mal quizá hubiera perdido todavía más la confianza, pero salió bien. Fue creyendo cada vez más en sí mismo. Empezó el año el 70 y acabó el 30”.
Vuelta al pasado. “Necesitaba recordar. Él, como júnior, llegó a ser el número siete del mundo y en su etapa de juvenil, con 19 o 20 años, batió un récord de torneos seguidos ganados. Yo intentaba hacerle ver que eso era un récord, números, que no está al alcance de cualquiera… Si eso fuera fácil, alguien más lo hubiera hecho, ¿no? No todo el mundo gana siete torneos seguidos, aunque sea en Futures… ¡Es que ganar cinco veces seguidas el torneo social de tu club es muy complicado! Traté de hacerle ver esto. Le dije: ¡Pablo, tú eres bueno, tío! ¿Has visto lo que acabas de hacer? Lo que tienes que hacer es engañar a tu cabeza… Tienes que enviar a tu mente mensajes positivos”.
Copa Davis. “La convocatoria para jugar en Osijek era una trampa, porque en Croacia había que ganar sí o sí, y en el primer partido a Pablo le pudo la ansiedad y perdió. Le transmitimos que esa derrota era una etapa más, necesaria, que debía aprender de ello y reponerse, porque iba a volver a jugar el domingo. Le salió bien y al final fue una experiencia que le ayudó mucho. Después hizo semifinales en Indian Wells y al subir en el ranking empezó a ir a como cabeza de serie a los torneos”.
Papel nuevo. “Entendió que tenía un nuevo rol y aumentó mucho la exigencia. Es una rueda que va, que va y que va. En Roland Garros sube un gran escalón al ganarles a Dimitrov y a Raonic, a este en un partidazo. Luego vino el partido con Rafa, que nos apetecía mucho por lo que suponía jugar contra él, en una central así... Tuvimos la mala suerte de la lesión en el abdomen. Fue duro, porque tuvo que parar por completo durante dos meses”.
Agresividad. “Hoy día, el que pega primero pega dos veces. El otro día, contra Shapovalov, o pegabas antes que él o era imposible. Y ante Anderson lo va a necesitar todavía más, porque no se anda con contemplaciones: con el saque te la clava y con el resto lo mismo. Pablo tendrá que aguantar y aguantar, pero siendo valiente. Hoy día, a la primera hay que apretar; si no lo haces, vas a remolque. En este sentido, hemos trabajado y crecido mucho”.
Crecimiento físico. “Trabaja con Walter Navarro, del CAR de Sant Cugat, que ya trabajó con Félix Mantilla y Beto Martín. Una de las novedades es que Pablo ha introducido el trabajo físico durante los torneos. Antes no lo hacía y ahora sí, porque los buenos lo hacen todos. Tú, cuando vas al gimnasio, ves a los buenos haciendo sus rutinas y su trabajo de compensación. Luego, hemos incorporado en esta gira un fisioterapeuta que le sigue en el día a día”.
Predisposición. “¿Su mejor cualidad? La educación. Sin educación, todas las demás cosas son muy complicadas. Lo digo en serio. En este mundo del tenis a muchos les falta educación, y con ello me refiero a saber estar, el respeto, saber escuchar, saber cuándo hablar… Todo. Con Pablo se puede hablar perfectamente y tiene una predisposición absoluta. Escucha y asume. Estoy encantado con su comportamiento”.
Nueva York. “Llegamos aquí con alguna duda que otra. El sorteo nos benefició y nos ayudó para ir cogiendo confianza, hasta hoy. Pablo no está jugando al nivel que jugó en Roland Garros, pero se está aproximando, cada día más. Ha sabido llevar bien la presión. El año pasado él y Guillermo [García-López] ya jugaron la final del dobles; perdieron, pero fue una buena experiencia más”.
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