Dovizioso asume su protagonismo

En la historia del motociclismo solo un piloto ha sido capaz de ganar el Mundial después de contar tres ceros. Fue Mick Doohan en 1998. Fue el último año entero de competición del australiano, cuando logró su último título de 500cc. Claro que aquellos tres ceros fueron las únicas tres veces que Doohan no estuvo en el podio: sumó ocho victorias y dos segundos puestos. Acabó sacándole 52 puntos al segundo, Max Biaggi.

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No será ese el caso de Marc Márquez este año. Como aquel, también suma tres ceros tras las caídas en Termas y Le Mans y la retirada forzosa del pasado domingo en Silverstone, donde falló el motor de su Honda. Pero el español, que ha perdido el liderato, ha ganado tres carreras y cuenta otros cuatro podios. No es que el objetivo de lograr su cuarto título de MotoGP se advierta ahora imposible —está a nueve puntos de Dovizioso, de nuevo en cabeza—, pero quedan solo seis carreras y la igualdad vuelve a ser máxima —hay 35 puntos de diferencia entre el primero y el quinto—. Y la nómina de candidatos al título es, otra vez, amplísima: De Dovizioso a Pedrosa, pasando por Márquez, Viñales y Rossi. Cualquier cosa puede pasar.

“Este campeonato es especial. Normalmente, te peleabas por el título con otro piloto, como mucho con dos. Ahora somos cinco y en los entrenamientos, si te despistas, es muy fácil quedarte fuera de la Q2”, explicaba Rossi. Preguntado por qué final de temporada imagina, el italiano respondió, jocoso: “Espero que lleguemos los cinco a Valencia empatados a puntos. Entonces, el domingo, antes de la carrera, se pone a llover”. Carcajada general en Silverstone.

Al campeonato de este año no le falta detalle: un veterano de 38 años, Rossi, pelea por su décimo título; la estrella del momento, Márquez, las pasa canutas y, cuando resurge, rompe el motor en plena carrera (algo que no le había pasado ni en entrenamientos); y otro que ya no se conforma con ser segundón, Dovizioso, es ahora el que marca el paso con una moto que tampoco quiere ya ser especial, sino tan corriente como la que más. “Mis rivales no me tenían en consideración hasta ahora. He demostrado que soy muy completo y que todavía puedo ser más peligroso”, advirtió.

Tras dos tercios de competición muchos asumen que la Ducati es la moto más completa. Sí, sigue teniendo problemas en plena curva, pero concretamente en las curvas lentas, porque las rápidas ya no son un secreto para la Desmosedici GP17, que frena mejor que ninguna otra, tiene una gran potencia y ha mejorado en aceleración, otro punto débil a principio de curso. Dovizioso, el hombre cauto, reconoce su favoritismo: “Es difícil negarlo, desde la carrera en Mugello [allí logró su primera victoria del año, la segunda de su carrera en MotoGP] la moto va muy bien. Con el nuevo reglamento y estos neumáticos que tenemos parece que hemos dado un salto”.

Los cambios impuestos a las fábricas en materia electrónica y el trabajo de Michelin [algunos días muy criticado, últimamente más acertado], al que se ha adaptado muy bien la máquina italiana, han impulsado a Ducati y a un piloto que parecía estar aguardando la ocasión perfecta. Enfrente tienen una Honda también muy mejorada respecto de aquella con la que arrancó el curso —mejor en aceleración, aunque en ocasiones algo inestable—, lo que tranquiliza a Márquez: “Solo estoy a nueve puntos y desde Assen me mantengo a buen nivel. Después de todo lo que ha ocurrido, si acabo ganando este título sé que me sentiré más orgulloso”, concedió el domingo.

Menos optimistas son en Yamaha, confundidos durante meses sobre qué dirección tomar para desarrollar la parte ciclística de su moto, los japoneses han hecho probar a sus pilotos hasta seis chasis distintos. Y siguen teniendo problemas de tracción al salir de las curvas y acusan el mal rendimiento de las gomas en las últimas vueltas de las carreras. Rossi lo vivió en Silverstone: lideró 17 vueltas, perdió en las últimas tres.