Kovacic tapona a Marcos Llorente
La pujanza y la exhibición del croata, utilizado por Zidane como pivote y marcador de Leo Messi, dejan sin sitio al canterano, la apuesta del Madrid para complementar a Casemiro
Mateo Kovacic llegó al Real Madrid en el verano de 2015 sin tener todavía muy claro cuál era su rol y su posición dentro de un terreno de juego. Él afirmó en su presentación que su zona de confort en el centro del campo era la defensiva. El club blanco y Rafa Benítez, su gran valedor, lo contrataron sin embargo como un volante llegador, con características ofensivas y facilidad para sorprender y romper líneas. Dentro de esa indefinición posicional, le costó hacerse hueco en un equipo en el que primero opositó a ser un recambio de garantías para Modric y después se convirtió en un buen complemento a este y Kroos. Ahora, más asentado y con mayor presencia de la que se intuía meses atrás, se ha mostrado capaz de ejercer también como pivote. Veloz, físico y preciso con la pelota, ha conseguido realizar con éxito dos marcajes individuales a Lionel Messi en la Supercopa de España.
Las exhibiciones del argentino en los clásicos más recientes, en los que el equipo blanco fue incapaz de inhabilitarle con una defensa zonal y organizada bajo la atención de Casemiro, llevaron a Zidane a apostar por liberar al brasileño y cambiar el sistema para establecer un marcaje individual a La Pulga. Para que resultase exitoso, necesitaba un futbolista con mayor velocidad punta que Casemiro y con una potente arrancada que le permitiese no perder al argentino en su primer acelerón, uno de sus puntos fuertes. Al revisar su plantilla, el técnico se percató de que Kovacic cumplía esos requisitos.
El novedoso plan, nunca utilizado por el Madrid en su intento de frenar a Messi, no le pudo salir mejor a Zidane. Tampoco a Kovacic, ovacionado por el Bernabéu y reforzado ante su técnico por su rendimiento. No se recuerdan intervenciones más descafeinadas del argentino en los clásicos que las de esta Supercopa. Apenas encontró espacios bajo la marca del croata en dos partidos en los que solo creó tres ocasiones y perdió 20 balones de media en cada encuentro. Su baja producción se confirma con los tres remates a puerta en todo el trofeo y el pleno de errores en los intentos de regate que realizó en la vuelta.
La apuesta de Zidane por Kovacic como pivote y el nivel ofrecido por el croata han repercutido negativamente en Marcos Llorente. El canterano, una de las mayores revelaciones de la temporada pasada, ha visto como las nuevas funciones del balcánico le han dejado sin sitio en su primer mes en el Madrid. Llorente se ha quedado fuera de las tres primeras convocatorias oficiales y ve peligrar su sitio en la plantilla. El club blanco optó por su vuelta este verano tras un año de cesión en el Alavés al contemplarle como el jugador adecuado para doblar el puesto de pivote. Le consideraban un buen complemento a Casemiro, centrocampista defensivo de características diferentes y que no contaba con recambio.
Pero el jugador nunca tuvo del todo clara su vuelta, según relató a su círculo más íntimo. Aunque su propósito es el del triunfar de blanco, ha tenido siempre claro que lo que necesita en este momento de su carrera, a los 22 años y en plena progresión, es jugar. El amplio número de centrocampistas y volantes que se acumulan en la plantilla del Madrid le hicieron pensar que no lo haría con continuidad. “La cosa más difícil del fútbol es hacerte titular en el Real Madrid”, aseguraba en una entrevista a este periódico en octubre de 2016. La enorme competencia y la tensa relación que mantiene con Zidane desde que coincidieron en el Castilla le hicieron valorar positivamente una nueva cesión. El club se negó y a su vuelta el canterano se incorporó todavía con algunas dudas a la gira por Estados Unidos, donde algunos pesos pesados del vestuario se encargaron de arroparle y terminaron de convencerle de que quedarse era la mejor opción. Llorente aceptó y, de momento, asegura su entorno que se encuentra ilusionado y paciente. El Madrid tampoco ha cambiado su idea de mantenerle en una plantilla en la que la explosión de Kovacic tapona su progresión.
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