Jaque del Real Madrid al Barcelona
La marcha de Neymar despeja el camino a un Real lanzado frente a un club azulgrana deprimido y un Atlético condenado sin fichajes. La Liga arranca con poca inversión, mucho baile de entrenadores y un inquietante vacío federativo
Con Messi y Cristiano al frente la Liga siempre será mucha Liga; pero sin Neymar ya no tanto. La marcha del brasileño trasciende al Barça. Es la mayor sacudida que ha recibido un campeonato etiquetado con causa desde hace décadas como la Liga de las estrellas. A excepción del trasvase de Figo de las Ramblas a la Castellana en 2000, hasta la desorbitante inyección económica de los petrodólares del PSG resultaba impensable que Barça y Real Madrid perdieran de forma traumática a alguna de sus figuras. Eran los propios gigantes del fútbol español los que abrían las puertas por decisión propia o alcanzaban acuerdos interesados para las dos partes: Eto’o, Ronaldinho, Deco, Henry, Zidane, Beckham, Özil, Higuaín… Con Neymar ha saltado la banca por los aires y el órdago a la Liga ha sido tan inquietante que hasta su presidente, Javier Tebas, ha intentado maniobrar para remediar lo irremediable.
La Liga se siente amenazada como nunca. Si ya le costaba blindarse frente al poderío económico de la Premier, más aún frente al mecenazgo catarí del PSG. Con la UEFA en silencio, pese a su cacareado fair-play financiero, todo apunta a que la Operación Neymar suponga un antes y un después en el fútbol europeo. El tablero es otro. No hay cláusulas anticatarís que valgan y quién sabe si no se animarán otros Qatares de este mundo a la vista de lo que el fútbol supone de pasarela y vía de expansión global.
A la espera de que el Barça mueva los 222 millones recaudados por Neymar, los datos del mercado de fichajes son elocuentes. Según la web alemana Transfermarkt, la Premier ha gastado por encima de los 1.000 millones y descontados los ingresos afronta el curso con un balance negativo de 560. La Serie A italiana ha invertido 760 millones (-175), la Ligue 1 francesa 585 (-74,5), la Bundesliga alemana 475 (-131) y la competición española 418 (+218). Para colmo no hay grandes estrellas en el firmamento y la inflación está por las nubes. Tras el brasileño, los fichajes más costosos han sido Lukaku, Morata, Mendy y Lacazette, todos en la Premier. Buenos jugadores, sin más. Ni de lejos se acercan a Neymar, y no digamos a Messi y CR.
Al Barça no le será fácil cubrir el boquete por mucho que tire de Paulinho y rastree a Coutinho y Dembélé. Si no afina corre el riesgo de otro despilfarro inútil similar a lo sucedido tras la fuga de Figo hacia el Bernabéu. Neymar no solo ha dejado un socavón deportivo, sino que ha puesto a la intemperie a la ya debilitada presidencia de Josep Maria Bartomeu.
Piqué, declarado aspirante al alto mando azulgrana mientras hace prácticas como portavoz, ha puesto en evidencia a los dirigentes al asegurar que en la boda de Messi, allá por el 25 de julio, la plantilla estaba enterada de la marcha de Ney. Cuesta creer que la información no llegara a ningún despacho y que el club no moviera ficha rápidamente en el rastrillo antes de que le dispararan el precio por cualquier pelanas. Su cartel en el mercado es extremadamente diabólico: tengo pasta y necesito comprar. Lo único que cuenta a su favor es que hoy los contratos son papel de fumar. Como prueba, Coutinho y Dembélé, con acuerdos en vigor y sin cláusulas de retención, en rebeldía con el Liverpool y el Borussia Dortmund, respectivamente, que no son cualquiera.
Si el Barça ya estaba obligado a reforzarse tras su decepcionante temporada anterior, ahora deberá hacerlo a la carrera y en condiciones nada ventajosas. Con Messi no basta y hasta Messi será menos Messi sin Neymar a su lado. Y más si no remonta Iniesta, al que de momento no han dado el relevo adecuado André Gomes, Denis Suárez, Rafinha… Ernesto Valverde tiene mucho tajo. Cuenta con Messi, pero mal rodeado. Y en el palco solo se vislumbran contradicciones —nada tiene que ver Verratti con Paulinho— y problemas estructurales. Como si el club zozobrara, sin rumbo fijo.
Asciende el filial pero La Masia se ha secado para el primer equipo. Y desde la marcha de Andoni Zubizarreta no hay ojo clínico con los fichajes. Con tal involución, Messi está más solo que nunca.
A corto plazo, las señales que emite el Barça le alejan más y más del Real Madrid, con el que se ha repartido 28 de las últimas 33 Ligas, 12 de las 13 precedentes. Al contrario que Messi, con el nuevo florentinismo Cristiano, pese a sus mosqueos con Hacienda y algún que otro árbitro, está mejor arropado que nunca en el césped. Al Madrid le ha ido de maravilla con su nuevo formato: más plantilla que galácticos. A Zidane le responden los que ya tienen cuajo y los noveles. Por todo ello, Neymar mediante es el Real el que marca la pauta, quien arranca con el mayor favoritismo en años. De hecho, no encadena dos Ligas desde la 2006-2007 y la 2007-2008. Todo un jaque del Madrid al Barça.
Como posible cuña entre los dos gigantes de nuevo asoman el Atlético y el Sevilla, que tan bien han competido en España y Europa en la última década. Pero ambos destilan incógnitas. Los rojiblancos lucirán nueva casa pero con los mismos inquilinos en el vestuario. La sanción de la UEFA tiene a Vitolo y, probablemente, a Diego Costa en la sala de espera hasta enero. Habrá que ver cómo resisten Simeone y sus muchachos que, dadas las circunstancias, hasta 2018 se van a conocer aún mucho más de lo mucho que ya se conocen. En Nervión, donde también hubo truenos con Vitolo, se inicia una nueva etapa tras la salida de Monchi, ese director deportivo que se mueve por las lonjas futboleras como nadie.
No solo ha habido sustituciones en el sector de los ojeadores. Ocho equipos han cambiado de entrenador (Barça, Sevilla, Alavés, Valencia, Las Palmas, Celta, Athletic y Betis) y seis técnicos debutarán en Primera: Kuko Ziganda, Luis Zubeldía, José Bordalás, Manolo Márquez, Juan Carlos Unzué y Pablo Machín. A este último le corresponderá conducir al novato Girona, un equipo satélite del Manchester City que hará su debú en Primera. Un modelo para explorar.
Más problemáticos han resultado los proteccionismos extranjeros del Valencia y del Málaga, y, en menor medida, el del Espanyol. A Marcelino García Toral, desde el banquillo, y a Mateo Alemany desde el despacho, les toca anestesiar Mestalla, donde las convulsiones se han sucedido desde que Peter Lim opera con el mando a distancia. De la Costa del Sol se han ido tres puntales como Camacho, Fornals y Sandro y pretorianos como Welligton, Duda y Kameni. Míchel tendrá que modular otro equipo. En Cornellà-El Prat, tras una temporada tan anodina, Quique Sánchez Flores tiene una segunda oportunidad para relanzar a un Espanyol cuyos dueños chinos prometían hacer desfilar al equipo por Europa.
Por la Europa League, junto al Villarreal, reforzado con Bacca, que tan buena huella dejó en Nervión, se harán ver el Athletic (si supera la previa), retocado en el banquillo con Ziganda pero sin nuevas fichas en el equipo, y la Real, que ha perdido a Yuri y se quedará sin Vela en enero. Euskadi está de aúpa no solo por sus dos principales representantes, sino por el buen paso de Eibar y Alavés durante la pasada temporada. Si los armeros han mantenido el esqueleto principal, en Vitoria, Josean Querejeta, el mandamás, ha apostado por el argentino Luis Zubeldía como técnico. Con 36 años, un novato en España tras su recorrido por su país, Ecuador, México y Colombia. También arriesga el Las Palmas con su envite por Manolo Márquez, al que una temporada en el filial le ha servido para el salto.
De regreso a la élite, Getafe y Levante ya saben lo que es tener poso en Primera. Lo que busca el Leganés tras su gesta de eludir el descenso en su debú la pasada temporada. En Vigo se probará Unzué como primer técnico en la máxima categoría, mientras que el Deportivo vuelve a ser una incógnita. Mucho más se ha renovado otro equipo flotante, el Betis de Setién. Al Villamarín han llegado jugadores contrastados como Boudebouz, Javi García, Camarasa, Tello y Sergio León.
Este curso no todo son novedades deportivas o arquitectónicas (el Wanda Metropolitano del Atlético). El fútbol español, con un Mundial en Rusia dentro de diez meses, arranca con un vacío federativo, con el presidente, Ángel María Villar, y su vicepresidente, Juan Padrón, acusados de corrupción. El primero, además, inhabilitado. Pese al tutelaje principal de la Liga de Fútbol Profesional, es la FEF la que, por ejemplo, custodia a los árbitros y da amparo a los comités de competición. Pero esa es otra batalla. Sobre el césped, a priori, la mejor cara de Cristiano y la cruz más pesada de Messi. Y otras muchas emociones en la Liga marcada por el terremoto Neymar.
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