El desmarque de Messi
Neutralizado por la marca de Kovacic en el Camp Nou, el azulgrana busca su mejor sitio en el equipo de Valverde
La última vez que el Barça visitó el Bernabéu ganó por 2-3. No jugaba Neymar. El equipo azulgrana regresa hoy al campo del Madrid sin el brasileño y también con las mismas dudas que despertaba entonces el equipo de Luis Enrique: Sergi Roberto jugaba de lateral derecho y como tercer punta actuó Alcácer, mientras que ahora se alinean Aleix Vidal y Deulofeu o Denis Suárez. Hay, sin embargo, una diferencia sustancial entre las dos citas, provocada seguramente por el amistoso disputado en Miami con victoria azulgrana, también por 2-3: el papel de Messi.
Zidane advirtió en aquel partido de pretemporada una acentuada messidependencia en el Barça que le llevó a plantearse una marca personal en la ida de la Supercopa del pasado domingo: Kovacic puso una camisa de fuerza al 10 y el Barça quedó afeitado en el Camp Nou. A nadie le extrañó que al final fuera Cristiano Ronaldo el que enseñara la camiseta a los aficionados azulgrana después de que Messi la hubiera mostrado a los seguidores reunidos el día de Sant Jordi en Chamartín.
La ofensiva azulgrana quedó muy reducida después de la eliminación de Messi y los madridistas ganaron por 1-3. El resultado invita a preguntarse si el técnico francés repetirá hoy la fórmula, con o sin Kovacic, aquejado de molestias, y si Valverde ha encontrado alternativas para activar a sus laterales y volantes, inferiores a los del Madrid, en los momentos en que el argentino no pueda participar del juego en el Bernabéu.
Máximo goleador del clásico (23 en 33 citas), Messi es más resolutivo en Madrid que en el Camp Nou pese al penalti que el domingo transformó ante Keylor Navas.
La coyuntura invita a que el 10 recupere su condición de delantero y asuma los tantos que se perderán sin Neymar. Al Barça le convendría que se acerque a la portería del Madrid. El rosarino puede alejarse del área y maniobrar como un volante ofensivo cuando tiene con quien profundizar y asociarse, opciones que, sin embargo, han perdido fuerza sin el brasileño y también sin Alves y Xavi. Han cambiado los socios de Messi —hoy no estará Iniesta— y las relaciones con el lateral y el tercer punta: Deulofeu fue extrañado el domingo por Messi y Luis Suárez, y se arrimó poco por el costado derecho Aleix Vidal.
El equipo mejoró con los cambios de Denis Suárez y Sergi Roberto, posiblemente porque ganó capacidad para combinar y posesión en el centro del campo, ahora mismo el punto débil del Barça y, por el contrario, el surtidor del juego del Madrid, repleto de jugadores que tienen pase y gol como Isco y Asensio. Al tiempo que Messi retrocede, Zidane ha ganado a un medio que favorece la cuenta de goles de CR, un ariete capital para marcar las diferencias como se vio en el Camp Nou. Cristiano fue, sin duda, el terremoto del Madrid en el Camp Nou.
No parece casual que Busquets haya pedido fichajes, sobre todo en ataque, consciente de que la junta continúa negociando con Dembélé y Coutinho. A Denis y Deulofeu, por tanto, se les miraría como futbolistas de entretiempo, necesitados como están el equipo y Messi de desborde y desequilibrio, de abrir al menos una banda, acostumbrados a jugar también al contraataque con el tridente en tiempos de Luis Enrique. La llegada de Paulinho responde a unas necesidades diferentes que preocupan menos a Messi.
A Valverde le ocupa especialmente mejorar la consistencia y el repliegue para evitar las transiciones que marcaron las diferencias en el Camp Nou. Aunque el equipo necesita mejorar el control de juego y el banquillo, el técnico habría renunciado en cambio al fichaje del central Íñigo Martínez por una cuestión de dinero y porque la incorporación no habría sentado muy bien a pesos pesados del plantel como Mascherano. La prioridad del entrenador, en cualquier caso, es crear el mejor hábitat para Messi.
Ausente Cristiano, los focos del Bernabéu se posarán todavía más sobre todo en el 10 del Barça. El rosarino parece ser consciente de la situación y ha sido el primero en animar al decaído barcelonismo desde las redes sociales. “Esto recién empieza”, escribió después del 1-3, un resultado que le da a Zidane un margen de maniobra superior al del Camp Nou y que, por tanto, podría condicionar la vigilancia a Messi. Nadie discute nada al entrenador del Madrid, ni siquiera que anule a Messi con una medida que si hubiera sido utilizada por un entrenador convencional se habría calificado de sacrilegio, y más en un Barça-Madrid. El mérito de la decisión estuvo en la elección del jugador, un volante estupendo, y en la limpieza de su marca: Messi marcó de penalti ya sin Kovacic.
El croata solo se retiró del campo por lesión, nada que ver con la expulsión de Cristiano, que lleva a mal traer a Zidane. El Madrid estará en ebullición por el trato del Comité de Competición y Messi sabe que necesita desmarcarse para resolver el partido de Madrid.
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