Batacazo del Chelsea en su casa ante el Burnley
El vigente campeón de la Premier encaja tres goles antes del descanso y acaba con nueve hombres y derrotado por un rival que peleará por la permanencia. El Manchester City vence sin brillo en Brighton
Una concatenación de malas decisiones propiciaron que el campeón de la Premier League inicie la defensa de su título con una derrota en casa contra uno de los equipos más débiles del campeonato. Perdió el Chelsea (2-3) ante el Burnley, un modesto que se salvó con cierta suficiencia la pasada campaña, pero que este verano ha traspasado a dos de sus mejores futbolistas, el zaguero Keane y el delantero Gray, por 48 millones de euros. Es la mayor sorpresa de la primera jornada y opositará, sin duda, a ser una de las mayores de todo el campeonato. El equipo londinense apenas cedió seis puntos el pasado ejercicio en Stamford Bridge, con sendas derrotas ante Liverpool y Crystal Palace. Ahora ya va por la mitad.
El Liverpool tropieza y Rooney marca en su regreso al Everton
Un gol en el descuento evitó el triunfo del Liverpool en Watford, donde había remontado un marcador adverso en una jornada que vio el regreso trece años después de Wayne Rooney a Goodison Park con la camiseta del Everton. Suyo fue el gol del triunfo ante el Stoke City.
Viernes 11
Arsenal – Leicester 4-3
Sábado 12
Watford – Liverpool 3-3
Southampton – Swansea 0-0
West Bromwich – Bournemouth 1-0
Everton – Stoke City 1-0
Crystal Palace – Huddersfield 0-3
Chelsea – Burnley 2-3
Brighton – Manchester City
Domingo 13
14,30 h. Newcastle – Tottenham
17,00 h. Manchester Utd. – West Ham
La tarde fue una pesadilla para el Chelsea porque todo lo que podía salir mal le salió peor. No podía disponer, por diferentes motivos, de Moses, Hazard, Pedro y Bakayoko. Y Diego Costa es para el técnico Antonio Conte un cero a la izquierda, pasado del club mientras se decide su nuevo destino. Las ausencias evidencian un primer defecto del vigente campeón: hasta la fecha no ha acudido al mercado con prestancia para reforzar un plantel escueto. La campaña anterior sobrevivió porque no estaba ocupado en competición europea y en la Copa de la Liga cayó en octavos de final, porque tampoco le golpearon las lesiones.
Ante el Burnley partió el Chelsea con Jeremy Boga, habitual suplente el año pasado en el Granada, en el once titular. En el banquillo abundaban los meritorios, entre ellos Musonda, que también pasó con más pena que gloria por el Betis. Poco antes del cuarto de hora llegó la primera mala decisión. El Chelsea estaba tratando hasta entonces de salir desde atrás por el flanco de Rüdiger, el central derecho. Lo hacía con acierto, pero la primera vez que se orientó hacia el otro flanco encontró una conducción a trompicones de Tim Cahill. El sucesor de John Terry en la capitanía de los blues se dejó largo el balón y, en su intento de no perderlo, atropelló a un rival con los tacos a la altura del tobillo. El árbitro, que estaba a dos metros del lance, le mostró la tarjeta roja.
La expulsión larvó la segunda mala decisión. La firmó Antonio Conte que renunció a juntar al equipo en un 4-4-1 ante un rival que solo atacaba con un delantero, el rústico galés Sam Vokes. El técnico italiano quiso mantener su dibujo fetiche con tres centrales, retiró del campo a Boga, un mediapunta, y le dio cancha a Christensen, un zaguero. Todos entendieron su mensaje, el Chelsea y el Burnley, que tomó la pelota, encerró al campeón y le castigó con tres goles antes del descanso, tres tantos en apenas veinte minutos que parecieron resolver el partido. "Perdimos la cabeza tras la expulsión. Tengo que pensar en un sistema nuevo para enfrentarnos a situaciones similares", apuntó al final el técnico italiano.
A expensas de un milagro, el Chelsea, tres abajo y con un hombre menos, comenzó la segunda parte con el mismo plan. Un cuarto de hora tardó en operar sobre él Conte, que decidió no decidir. En esa inacción se le fue un tiempo que luego le faltó al final del partido. El Burnley se aprestó a dejar pasar el tiempo sin pasar mayores apuros, pero se encontró con un problema, seguramente el primero que le ocasionó el Chelsea tras una hora de trasteo, cuando Conte llamó a Morata para suplir a Batshuayi, que no había tocado bola. Cambió a un delantero estático e inerte ante las torres rivales por un punta móvil que podía ir al choque y al espacio. El madrileño le dio soluciones al Chelsea, le dio gol, uno a los seis minutos de entrar en el campo, otro cuatro después que fue anulado por un fuera de juego en el límite.
Quiso creer el Chelsea, pero a falta de diez minutos Fàbregas decidió mal. Se había cargado con una tarjeta amarilla tras el fragor de la expulsión de Cahill cuando aplaudió despectivamente una decisión del árbitro. Y se ganó la expulsión por un peligroso tackle sobre un oponente. Con nueve hombres acortó distancias el Chelsea con David Luiz en punta para rematar una asistencia con la testa de Morata, que en media hora dejó claro que guardarle en la reserva fue mala resolución de Conte. A la heroica buscó en vano el empate el Chelsea. Demasiado tarde, demasiada desventaja, demasiada inferioridad numérica y demasiados errores.
Guardiola empieza con una victoria
Por contra, uno de los favoritos para descancar el Chelsea debutó con triunfo. Al Manchester City le costó 70 minutos derribar (0-2) la oposición del Brighton, un recién ascendido que vuelve a la máxima categoría tras 34 años de ausencia.
Atascado y sin velocidad de balón, el equipo de Pep Guardiola dominó de manera infructuosa hasta que llegó el error ajeno, quizás hasta que lo propició. En el primer gol el City aprovechó un mal pase rival en la medular para tejer un contragolpe entre De Bruyne y Silva, que habilitó a Agüero para que decidiese en el mano a mano. Cinco minutos después el segundo gol lo anotó un zaguero del Brighton en propia puerta.
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