Ángel María Villar dimite como vicepresidente de la UEFA y de la FIFA
Ceferin ha aceptado la carta de renuncia y le ha agradecido "sus muchos años de servicio"
Ángel María Villar dimitió este jueves como vicepresidente de la UEFA y de la FIFA mediante el envío de sendas cartas en las que presentaba la renuncia a sus cargos. La dimisión del organismo europeo implicaba directamente la de su salida del Consejo del fútbol mundial al pertenecer a este por su condición de vicepresidente de UEFA. Fuentes federativas aseguran que la dimisión de Villar respondió a la intención de no tener que pasar por el escarnio de que ambos organismos le hubieran expulsado al estar en prisión.
El dirigente vasco, encarcelado y suspendido cautelarmente por un año por el CSD, no ha presentado su renuncia como presidente de la Federación Española de Fútbol (FEF). “Villar tiene cocodrilos en los bolsillos. Querrá seguir controlando la Federación, aunque sea desde la cárcel. Es más fácil defenderse perteneciendo a la Federación que desde fuera, donde no podría controlar a los adeptos que allí le queden ni intimidar a los que sean contrarios a él”, advierte un directivo federativo. La oposición a Villar reclama que el Gobierno pida su dimisión formal y públicamente, algo que aún no han hecho ni el ministro Méndez de Vigo ni el presidente del CSD José Ramón Lete.
En la Federación aseguran que desde que Villar fue inhabilitado, ha dejado de percibir el sueldo que le correspondía, pero se le siguen pagando los abogados. En una junta directiva celebrada el 22 de febrero de 2016 y en medio del escándalo por los presuntos tratos de favor al Recreativo y al Marino, Villar propuso a su junta directiva que los gastos derivados de los procesos judiciales en los que estaba o estuviera envuelto corrieran a cargo de la Federación. Un empleado federativo asegura que todavía no se ha tomado ninguna decisión al respecto y que aún no han llegado minutas. De la defensa de Villar en este caso se encargan los abogados Rodríguez Ramos y Sánchez-Junco. Según fuentes cercanas a la Federación, Gorka Villar y su padre también tenían previsto incorporar a un hijo de Rodríguez Ramos como director de un programa de compliance. El uso de esta herramienta de control de gestión no lo vio necesario Villar hasta que no se destapó el caso Haití.
La dimisión de Villar supone la caída del último dinosaurio de FIFA, el único superviviente que quedaba de la generación de dirigentes que ha gobernado el fútbol mundial en los últimos 30 años. Es el caso del suizo Joseph Blatter; el argentino Julio Grondona, fallecido (Villar considera que fue el mejor dirigente de la historia del fútbol); el paraguayo Nicolas Leoz; el brasileño Ricardo Teixeira; el uruguayo Eugenio Figueredo, y el francés Michel Platini, la mayoría de ellos condenados en el FIFAgate y expulsados de los despachos del fútbol mundial.
Todos ellos fueron criados en la escuela de los contratos millonarios que empezó a gestionar el también fallecido Joao Havelange a mediados de los setenta. Todos expulsados de sus cargos por haber dado o impulsado un mal uso a los muchos millones de euros y dólares que gestionaron. El último ejemplo, el de Gorka Villar, que, según relata el auto del juez, tenía planeado contratar a dos personas que ayudaron a su padre en la última campaña electoral y sufragar sus elevados sueldos con fondos de la FIFA.
Por otra parte, el presidente en funciones de la Federación, José Luis Larrea, en calidad de testigo, y el ex administrador general José María Castillón, como imputado, declararon ante el juez Pedraz. Larrea, implicado en el caso Haití como tesorero, aseguró que “no ha habido saqueo de la Federación”. Hoy le toca el turno al exsecretario Jorge Pérez y a la directora de la selección María José Claramunt.
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