Jon Rahm conquista el Abierto de Irlanda a diez días del Open Británico
El golfista vasco, de 22 años, consigue su segundo título profesional
Seve Ballesteros, Chema Olazábal y Sergio García. La lista de golfistas españoles ganadores de un grande es también la lista de vencedores del Abierto de Irlanda, este último un palmarés al que ahora se suma Jon Rahm, otra coincidencia más de las que señala al joven jugador vasco como el cuarto de la saga. Rahm se impuso en el Open irlandés con 24 golpes bajo par, récord histórico del torneo, con 6 de ventaja sobre el escocés Richie Ramsay y el inglés Matthew Southgate, después de cuatro vueltas de 65, 67, 67 y 65 golpes. Su segundo triunfo profesional después del Abierto de San Diego en enero, su primera victoria en el circuito europeo en su segunda participación en el año de su debut, es otra huella de un golfista que pisa muy fuerte.
En el curso de su estreno, con 22 años, se ha convertido en el quinto jugador más joven de la historia en situarse entre los 10 primeros del mundo –tras Tiger Woods, Jordan Spieth, Rory McIlroy y Sergio García, desde que se instauró esta clasificación en 1986-, una élite a la que volverá a partir de este lunes y a la que no tiene pinta de renunciar en mucho tiempo. Y llama con fuerza y descaro a las puertas del Open Británico, el grande con el que sueña García tras su Masters de Augusta (el que le dio la chaqueta verde con la que se luce en Wimbledon), el grande con el que se crece también Rahm, dentro de 10 días en el campo de Royal Birkdale (del 20 al 23 de julio).
Rahm es incontenible. Por primera vez en Europa partía un domingo de líder, una novedad que no le obligaba a ser tan agresivo como le gusta, que le permitía cambiar de papel, de atacante a atacado. Pero el de Barrika no entiende de rendiciones ni de defensa ni cuando es el que manda. Después de su exhibición de putts el sábado, de sus históricos 12 bajo par de las dos primeras rondas, Rahm escuchó de nuevo a su caddie, Adam Hayes, susurrándole que fuera paciente, que aprendiera a descifrar los links, que no era necesario jugársela en cada golpe. Tarea imposible. Rahm es un volcán, y cuando desde casi 140 metros voló ese espectacular eagle en el hoyo cuatro, un par cinco, la bestia ya estaba desatada. Cuatro birdies seguidos en el siete, ocho, nueve y 10 calmaron su sed y le dieron un colchón suficiente con los rivales para entonces sí pensar ya en no asumir más riesgos de los que le pide el cuerpo.
Agresividad. La palabra aparece continuamente en las explicaciones y en las manos de Rahm. “Ser agresivo”, dice con ese acento en el que asoma su formación estadounidense en Arizona, y en el que deja ver detrás que es un competidor nato. Tanta confianza en sí mismo transmite en el campo como fuera, cuando hablar de ganar un grande, como si no pudiera esperar y se le acabara el tiempo, él que solo tiene 22 años. En el Open irlandés, un torneo organizado por la fundación Rory McIlroy, Rahm sacó de nuevo los golpes de genio, esos que han asombrado tanto en el año de su debut y que encandilan en el circuito estadounidense. En un deporte sin un dominador claro desde la pérdida de protagonismo de Tiger Woods, y con tanto líder en el ascensor, Rahm se postula como otro de los grandes aspirantes al trono. No le faltan hechuras de número uno, ni carácter, ni juego. El desafío para él es gigantesco.
El vasco sucede así a Seve (1983, 85 y 86), Olazábal (1990) y Sergio García (1999, el estreno de su palmarés profesional) como los ganadores del Abierto de Irlanda. Los tres españoles ganadores de un grande. El que puede ser el cuarto tiene prisa por comerse el mundo.
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