Marcelino, nuevo entrenador del Valencia
El asturiano, sin equipo desde agosto, se convierte en el sexto técnico de Lim en el banquillo de Mestalla
Marcelino García Toral ha dicho sí a la propuesta del Valencia para ser su entrenador las dos próximas temporadas. El asturiano, de 51 años, se convierte en el sexto inquilino en el banquillo de Mestalla desde que Peter Lim es el propietario del club (2014): sucede a Nuno, Neville, Ayestarán, Prandelli y Voro (en tres ocasiones). Marcelino, acompañado de su segundo, Rubén Uría, y del preparador físico, Ismael Fernández, iniciará la cuarta temporada de la entidad en manos de Meriton, sin tener que pasar por Singapur para que Lim dé el beneplácito a su contratación como ha sido norma habitual en sus predecesores.
El Valencia ha sido víctima del reincidente ensayo-error de Lim, cuya inversión de 200 millones de euros en el club solo ha desembocado en una deriva deportiva. El magnate singapurense, que lleva un año sin aparecer por Mestalla, nombró a Mateo Alemany como director general, lo que supone un cambio en su modelo de gestión.
La primera decisión importante de Alemany ha sido la contratación de Marcelino, imponiéndose al director deportivo, José Ramón Alesanco, que se decantaba por Quique Setién. Marcelino se encontraba sin equipo desde agosto, cuando fue destituido del Villarreal. La normativa le ha impedido entrenar esta temporada al ya haber sido inscrito en un equipo. El asturiano acometerá junto a Alemany la renovación de la plantilla. El club debe apretar su presupuesto y reducir la masa salarial.
Marcelino entrenó al Villarreal entre 2013 y 2016, y lo clasificó tres temporadas para competiciones europeas. Alcanzó la pasada ronda previa de la Champions y disputó una semifinal de la Liga Europa. Pero también chocó con jugadores como Cani y Giovani dos Santos, que salieron del equipo amarillo. Un enfrentamiento con el presidente, Fernando Roig, por la planificación deportiva acabó en su destitución.
La filosofía de Marcelino encaja con la del recordado Valencia cuyos éxitos más cercanos (dos Ligas y una UEFA entre 2002 y 2004, con Rafa Benítez en la dirección) se fundamentaron en el rigor táctico, el hermetismo defensivo y el contragolpe. El 4-4-2 es el sistema de juego que mejor le encaja. Marcelino llegó a decir que le adormecía en ocasiones el juego de la selección española. “Me aburre que un equipo tenga el 80% de posesión y tire tres veces a puerta. Mi objetivo es intentar tirar a puerta las más veces posibles. Si se puede llegar al área contraria con cuatro pases, mejor que con diez”, argumenta.
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