Formar docentes en ajedrez educativo (II)
El objetivo principal es usar el juego de forma transversal e interdisciplinar con varias asignaturas
El ajedrez educativo no debe consistir en que los alumnos jueguen al ajedrez en clase. O al menos no en horario lectivo; otra cosa son las actividades extraescolares, donde los fines educativos y deportivos pueden mezclarse. La Fundación Kaspárov Iberoamérica, que el viernes comienza en León su gira por quince ciudades españolas, forma a los docentes para que lo utilicen de manera transversal (educación emocional) e interdisciplinar (en clase de Matemáticas, Lengua, Historia, etc.), así como para transmitir valores y desarrollar la inteligencia, sin quitar horas a ninguna asignatura.
Tras dar conferencias a decenas de miles de docentes en unos 25 países, he llegado a dos conclusiones principales: 1) Lo difícil no es convencerlos sobre las grandes virtudes del ajedrez educativo, sino lograr que se sienten a escucharlas, y a comprender que la realidad nada tiene que ver con los falsos prejuicios de muchos; el más extendido es que el ajedrez es muy complicado, sólo para los muy inteligentes; 2) Cuando mis compañeros de la Fundación Kaspárov Iberoamérica, que ya ha diplomado a más de 12.000 docentes y monitores en México y Panamá, explican durante los seminarios cómo utilizar el ajedrez de manera transversal e interdisciplinar, la inmensa mayoría de los escuchantes asumen que les están hablando de una excelente herramienta profesional para ellos.
Voy a concretar más. El argentino Juan Luis Jaureguiberry demuestra que una gran parte de las matemáticas (geometría, aritmética, álgebra…) se puede explicar a través del ajedrez de manera muy lúdica y eficaz. Los españoles Carlos Martínez, Marta Amigó y Lorena García hacen algo similar con respecto a Lengua, Ciencias Sociales o Educación Emocional, respectivamente. Juan Antonio Montero, principal artífice de que Extremadura sea la primera referencia mundial en aplicaciones sociales y terapéuticas del ajedrez, cuenta sus ricas experiencias con alumnos especiales (autismo, Ásperger, TDAH, etc.).
Y otros compañeros están especializados en Infantil, Primaria, Secundaria, Educación Artística… y aún tenemos otros que enseñan a organizar las clases, encontrar recursos o resolver los obstáculos más frecuentes que se encuentran los docentes. O cómo aplicar el ajedrez educativo para la toma de decisiones y la solución razonada de problemas. Tras escuchar todo eso, más de un 90% de los asistentes suelen definirse como “satisfechos” o “muy satisfechos”.
La causa principal de esa satisfacción es que utilizamos argumentos y ejemplos muy sólidos y convincentes. Pero también influye mucho que todos los ponentes del grupo que tengo el honor de dirigir junto a Miguel Illescas acreditan una altísima calidad. Sobre eso escribiré en la última entrega de esta serie.
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