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Una bruja para la cruz de Jémez

El español, entrenador del Cruz Azul en México, pelea contra la tradición pesimista de su equipo. Tiene dos partidos para meter al equipo en la fase final

Pablo Ferri
Paco Jémez, en un partido contra Pumas.
Paco Jémez, en un partido contra Pumas.cuartoscuro

En México se usa un verbo, cruzazulear, que define la mayor de las torpezas, perder cuando la derrota parece imposible, caer a un paso de la línea de meta, una carambola distópica, una tragedia. Por ejemplo, la derrota del PSG ante el Barça en la Champions fue una gran cruzazuleada. Era imposible que los catalanes remontaran, más aún cuando marcaron los de Unai Emery. Y sin embargo, el PSG cruazuleó.

El verbo –la palabra– nació de las desgracias de un equipo de fútbol, el Cruz Azul, uno de los cuatro grandes de México. Si en el fútbol local la temporada empieza en julio, el Cruz Azul inicia el campeonato atrapado en su última desdicha, que puede venir de años atrás. Lejos de preguntarse si alcanzarán los playoff, sus aficionados advierten con pesimismo la inminencia del siguiente tormento. Lo mismo hace la prensa deportiva, las hinchadas rivales, todos.

Ese es el ambiente que ha rodeado a Paco Jémez desde el principio. Contratado a finales de 2016, Jémez llegaba a Cruz Azul a devolver la alegría a la grada. Era una apuesta por el buen juego, la alegría y la garra, un intento visionario del propietario. Con Jemez no fichaba solamente a un entrenador, el grancanario se erigía además en el cazafantasmas del Estadio Azul.

Casi medio año más tarde, las cosas no marchan para el técnico. Eliminado de la copa en semifinales ante el modesto Morelia, su equipo anda decimocuarto en la tabla, a tres puntos de los puestos de liguilla. Nadie discute el juego de Cruz Azul, su dominio en los partidos, pero…

Hace una semana y media, el equipo volvió a cruzazulear. Después de una buena primera parte en Puebla, del gol de Baca tras una hermosa jugada de Mena por la derecha, el Cruz Azul se marcó en propia puerta. Un gol absurdo. Ambas formaciones llegaron empatadas al final del partido y en el minuto 93, un centrocampista de Cruz Azul perdió el balón en el medio campo, generando una contra, rematada con el gol de la victoria local. Tras la derrota, Jémez dijo que no le encontraba “ningún sentido” a lo que había pasado.

Tres días después de aquello, el miércoles 19 de abril, la bruja Zulema quiso echarle una mano a Cruz Azul. Famosa por sus predicciones mortuorias, la bruja Zulema llevaba un rato tranquila, más o menos callada, después de que en enero asegurara que Juan Gabriel no había muerto y que El Chapo Guzmán sufriría un infarto. Zulema, habitual de TV Azteca, uno de los dos monstruos de los medios de comunicación en México, acudió a la ciudad deportiva del equipo con todo lo necesario. Llevó una cabeza de vaca, otra de cerdo, un asador, verduras varias… Zulema hizo su limpia en la puerta, los responsables del equipo no la dejaron pasar. El micrófono que llevaba sujeto al pantalón delataba la complicidad de un canal de televisión. De hecho, ese detalle fue la comidilla de la prensa deportiva local: no era una limpia de verdad, solo un espectáculo.

Zulema dijo en todo caso que su trabajo devolvería al Cruz Azul al buen camino. El problema, añadió la profesional, es que en el Estadio Azul hay huesos humanos enterrados.

El diagnóstico de Zulema resultaba medio contradictorio, pues la derrota contra Puebla había sido allá, en Puebla, no en casa. Lo mismo en cuanto al histórico de cruazuleadas. Todo aficionado recuerda la final del torneo clausura 2013. En la ida, Cruz Azul había derrotado al América en su estadio, 1-0. En el partido de vuelta, la fortuna parecía estar de su parte. Cruz Azul marcó el primero y el marcador no se movió hasta el minuto 90. Después, la debacle. Corona encajó dos goles en dos minutos y América se llevó el campeonato en la tanda de penaltis. La regla del valor doble de los goles fuera de casa no funcionaba entonces en México. Cruz Azul perdió la final en el Estadio Azteca, no en su casa.

Por supuesto, Cruz Azul ganó después de la limpia de la bruja Zulema. Y ganó contra Chivas, otro de los grandes. Y lo hizo en casa. Algunos jugadores le dieron las gracias a la Bruja. Otros dijeron que no había tenido nada que ver. En declaraciones a la agencia EFE, Jémez dijo: “Siempre he pensado que más peligrosos son los vivos que los muertos, me dan más miedo los vivos”.

El entrenador del Cruz Azul tiene dos partidos para meter a su equipo en la liguilla, desterrar los malos augurios y, lo más difícil, convencer a los aficionados de que la culpa, para lo bueno y para lo malo, será suya.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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