Deportivo y Betis se lamen las heridas
Un discutible penalti en el alargue da un punto a los de Mel ante un conjunto andaluz muy defensivo
Puede que el desenlace fuera duro para el Betis. Mucho. Porque le empataron con un penalti muy dudoso en el tiempo de alargue. Sin embargo, el empate, en el cómputo general, fue justo. En especial, porque premia a un muy cansado Deportivo ante un Betis que acabó jugando con siete defensas para defender su ventaja en el marcador. Una manera de ver el fútbol de Víctor Sánchez del Amo que, al fin y al cabo, acabó condenando a su equipo a un triste empate. Rácano el técnico verdiblanco, demasiado, y afortunado, una vez más, ese Pepe Mel que ha llegado hace apenas 10 días al conjunto gallego y ha sumado cinco puntos de nueve.
El Betis, que inició bien el partido, se adelantó en el marcador en una acción aislada, pero valiosa, de Piccini en la segunda mitad. Adán, su portero, lo había sostenido hasta que el Deportivo se quedó sin fuerzas. Víctor, en lugar de buscar el segundo gol, realizó cambios de un signo muy conservador, hasta el punto de acabar el choque con siete defensas sobre el campo. El Deportivo se encontró con un penalti discutible en el alargue y Borges dio un punto de oro a su equipo. Quizás Pezzella no debió sacar su mano a pasear ante el costarricense. Joaquín y Rubén Castro lo vieron desde el banquillo. Sostenido solo por un chaval, Dani Ceballos, el equipo andaluz acabó pagando el excesivo celo defensivo de un técnico que bendice un fútbol que no cuenta con el beneplácito de su enorme parroquia.
Pareció cansado el Deportivo en su puesta en escena ante el Betis. Ni los Riazor Blues animaron ni los de Mel, reventados después de su esfuerzo del domingo en Gijón, fueron capaces de poner en apuros a su rival. El Betis, que se siente mejor fuera de casa, donde Víctor Sánchez expone sin temor sus defensivos planteamientos, tuvo 20 minutos aceptables. Más que nada, por la aparente renuncia de los locales, que no imprimieron la marcha adecuada para poner en apuros al Betis. Se manejó bien el equipo andaluz, conducido por Dani Ceballos, única fuente de fútbol de un conjunto con Joaquín y Rubén Castro en el banquillo. Del canterano salió el pase que dejó en muy buena posición a su compañero Brasanac. El serbio se precipitó en su disparo y Lux detuvo sin problemas. Brasanac, por cierto, es un futbolista que se asemeja bastante a su equipo. No se sabe muy bien si ataca o defiende, y, además, en pocas ocasiones culmina bien. A medida de que Rubén Pardo y Ceballos fueron palideciendo, el Deportivo se fue entonando.
Ya se vio menos a Mel llevándose las manos a la cabeza en la banda. El Deportivo se hizo con el balón gracias a Mosquera, que parece otro con la llegada del nuevo entrenador. El dominio local se hizo patente en el segundo tramo de la primera mitad, en consonancia con los ánimos de los aficionados gallegos. De hecho, el palo devolvió un rechace de Mandi tras jugada de Andone y Adán sacó un gran disparo de Juanfran.
El Deportivo se quedó sin fuerzas en la segunda mitad. Adán sacó una gran mano a disparo de Çolak y en esa acción enarboló la bandera blanca. El Betis, con poca cosa, se encontró con un afortunado gol en un disparo de Piccini. El Deportivo, sin aire, estaba derrotado. No lo aprovechó el conjunto andaluz, al que su entrenador no fue capaz de quitarle las cadenas. Víctor metió a un defensa tras otro y el fútbol castigó las decisiones del preparador madrileño. Llegó el alargue y el Deportivo, muerto, metió un balón en el área. Pezzella metió una mano innecesaria ante Borges y el colegiado pitó penalti en una acción muy discutida. El Deportivo empató y saboreó su punto. En el Betis, hay quien piensa que la igualada es un castigo afortunado. El motivo, la pérdida de crédito ante los dirigentes de un entrenador, Víctor Sánchez del Amo, que pudo condenarse en un estadio donde entrenó temporada y media. Mel, por su parte, sigue sin poder ganarle a su Betis, pero está sacando al Deportivo del peligro.
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