La paradójica estadística del Deportivo

Riazor acoge este domingo un partido fronterizo entre el colista, Osasuna, y el Deportivo, un equipo que pugna por dejar atrás la zozobra. Desde que en 2011 se fue a Segunda División tras veinte años en la máxima categoría, el club gallego no ha dejado de vivir en el alambre. En ese tiempo vivió otro descenso, dos sufridos ascensos y finalmente sendas permanencias entre los grandes logradas con menos puntos que los que le impidieron quedarse entre ellos al inicio de toda esta odisea. También ha superado el mayor concurso de acreedores del fútbol español, le dio el relevo a Augusto César Lendoiro, que llevaba un cuarto de siglo en la presidencia, y ha reclutado a siete entrenadores. Si además se rebaja la lupa a lo sucedido en los últimos 364 días se podrá percibir una singular estadística que invita a pensar que el Deportivo es el más gallego de los gallegos, por enrevesado e inescrutable: durante el último año ha ganado 5 partidos de los 38 que ha disputado en competición oficial, empató 14 y cayó en 19. Ni una sola jornada ha estado en puesto de descenso. Ni siquiera si pierde contra Osasuna, en un partido que desde ambos vestuarios se cataloga como “una final”, comerá las uvas entre los tres últimos de la tabla.

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Todo empezó el 19 de diciembre del año pasado, una noche en la que el Deportivo lanzó tres veces a gol, marcó dos goles y no recibió ninguno del Eibar. Desde entonces ha encajado al menos uno en los 19 partidos que disputó ante su gente, uno de ellos en Copa del Rey ante el Mirandés. En todo ese tiempo, además, solo ha ganado una vez a domicilio. Fue en casa del Villarreal al final de la campaña pasada para salvarse de cualquier contingencia y ante un rival que tenía todo hecho en el campeonato.

Tantos paradójicos desastres invitan a pensar que el equipo solo puede ir a más. “Tenemos jugadores para estar entre los diez primeros”, apunta Florín Andone, delantero también afecto a la estadística revirada porque estuvo diez jornadas sin marcar y luego marcó cinco goles en cuatro partidos. Pero cuando el Deportivo ha dado un paso adelante futbolístico los números vuelven a reflejar justo lo contrario. “Nadie se va a acordar a final de liga de si has jugado bien, se acuerdan de los puntos y de si has logrado tus metas. Por eso necesitamos hacer puntos”, clama el visceral zaguero Raúl Albentosa. El Deportivo ha competido en todos los partidos esta temporada excepto en el que cayó goleado en el Camp Nou. Plantó cara a Atlético y Real en sus visitas a la capital y goleó a la Real Sociedad, que hace dos semanas llegó a Riazor en su mejor momento en años. Pero en cuatro de las últimas cinco jornadas se le escaparon nueve puntos por goles recibidos más allá del minuto ochenta de partido, también víctima de gruesos errores arbitrales.

Así, el Deportivo recibe a Osasuna seis puntos por encima y en busca de su sexta victoria del año, de por primera vez en 2016 no verse abocado a marcar dos goles en Riazor para tener que ganar. En otros entornos seguramente la grada estaría en pie de guerra. Pero hasta en eso los registros del Deportivo son excepcionales: va camino de los 26.000 socios y con un numeroso cuerpo de accionistas, conformado por una cifra similar a la de abonados, acaba de aprobar la gestión del Consejo de Administración del club con un 99,5% de apoyos.