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Villar retira su candidatura a presidir la UEFA ante la falta de apoyos

El dirigente español apenas contaba con una decena de votos y ahora luchará por extender su mandato en la Federación a 32 años

Ladislao J. Moñino
Ángel María Villar en el estadio Rey Balduino de Bruselas.
Ángel María Villar en el estadio Rey Balduino de Bruselas.Sergio Barrenechea (EFE)

Con apenas una decena de apoyos sobre un total de 55, Ángel María Villar ha decidido retirar su candidatura a la presidencia de la UEFA, cuyas elecciones se celebrarán el próximo 14 de septiembre en Atenas. La retirada del dirigente español confirma el favoritismo inicial del esloveno Alexander Ceferin al que apoya el presidente de FIFA, Gianni Infantino, y gran parte de la maquinaria administrativa y política de UEFA. La renuncia de Villar se manejaba desde el primer día que presentó la candidatura, tal y como desveló El País.

El proceso como candidato ha supuesto una retahíla de bofetadas de realidad para Villar. El primero, el pasado 9 de julio, cuando no logró el apoyo del Comité Ejecutivo de UEFA para ser el candidato oficialista. Villar acudió a la reunión convencido de que podría salir de allí con el suficiente respaldo como para pelar con garantías el sillón presidencial. Se sentía fuerte por las sensaciones percibidas durante el europeo, donde muchos de los que pensaban que le apoyarían como candidato le habían rendido pleitesía por su condición de presidente en funciones en sustitución del inhabilitado Michel Platini. Ese juego político y maquiavélico tan habitual en FIFA y UEFA sobre lo que se dice y lo que luego se hace dinamitó las aspiraciones de Villar, que no encajó bien esa primera derrota. Su discurso de que “muchos dirigentes del fútbol europeo me han pedido que me presente y por eso lo hago” ha sido una filfa desde el primer momento. Con todo, siguió adelante y presentó una candidatura en la que él mismo ya no creía demasiado tras lo sucedido en París. En realidad, sus aspiraciones pasaban ya más por intentar un pacto con Ceferin que le garantizara una vicepresidencia.A Villar solo le queda el consuelo de haber pasado el control de integridad del discutido Comité de Ética de la FIFA.

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Desde los primeros días, en reuniones muy íntimas, Villar ya dejaba caer que sus posibilidades no eran muchas. Su tardanza en poner en marcha la candidatura, sus escasos desplazamientos para recolectar votos y el lanzamiento a última hora de un programa contradictorio con su modo de operar en España, han sido síntomas muy significativos de la debilidad de su candidatura. Con el paso de los días, el presidente del fútbol español ha visto como los que podían ser aliados de peso como Francia, Italia, Portugal o Rusia le abandonaban para entregarse a Ceferin. A las federaciones británicas, nórdicas y a Alemania las ha tenido en contra desde el primer momento. La negociación de la UEFA con la Asociación Europea de Clubes (ECA) para un mayor reparto de dinero para los equipos y una modificación del formato de la Champions que garantizara la presencia permanente de cuatro clubes de las grandes Ligas también ha sido significativa. UEFA sentó en la mesa de negociación con los clubes a Fernando Gomes, presidente de la Federación portuguesa y hombre cercano a Infantino , y al holandés Michel van Praag, candidato también a la presidencia del organismo. En esa negociación tan decisiva para el futuro de UEFA, Villar no pintó casi nada.

Villar también ha constatado que está señalado como un componente de la vieja guardia de FIFA, alrededor de la cual se desataron los escándalos de corrupción que acabaron a la vez con la presidencia de Joseph Blatter y con las aspiraciones de Platini de dar el salto a la poltrona del fútbol mundial. La amistad de Villar con el fallecido Julio Grondona, señalado como una de las cabezas pensantes de la trama de corrupción de la Conmebol que destapó el FBI, y con la mayoría de los dirigentes suramericanos encarcelados por el FIFAgate, también han echado paladas de tierra su candidatura. Así como la dirección general de la Conmebol que ocupaba hasta hace poco su hijo Gorka Villar, que se enfrenta a la justicia uruguaya acusado de extorsionar a los clubes charrúas, aprovechándose de la influencia e su padre en FiIFA, según declaró el acusado Eugenio Figueredo, para que firmaran un contrato a la baja en la venta de los derechos de las competiciones internacionales suramericanas.

Los asuntos pendientes de Villar con la justicia española son otro frente abierto que le perjudica. Tiene una querella, ya admitida por presunta prevaricación en el retraso de las elecciones a la Federación, y otra pendiente de ser admitida por los presuntos tratos de favor al Recreativo y al Marino. El 15 de septiembre, solo un día después de las elecciones a la UEFA, debe presentarse en un juzgado de Majadahonda para declarar por esa primera querella. Desde el FIFAgate no corren tiempos para que el nombre del presidente del organismo europeo suene constantemente en los tribunales de justicia de su propio país.

Tras la retirada de la candidatura, Villar vuelve a poner el foco de pleno en mantenerse como presidente de la Federación tras 28 años en el cargo.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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