En defensa del espíritu de la improvisación
La ceremonia de apertura recorrerá la historia del país y mandará un mensaje al mundo sobre el cuidado del medio ambiente
Los brasileños han demostrado que no son muy buenos guardando secretos y los detalles y rumores de la que debería ser la mayor sorpresa de estos Juegos Olímpicos salpican hace días las páginas de los periódicos locales: que si habrá un símbolo gigante de la paz, que si la modelo Giselle Bündchen sufrirá un asalto, que si un prototipo de un avión de 1906 sobrevolará el estadio del Maracaná, que si Pelé o el tenista Guga Kuerten encenderán el pebetero... A pesar de la indiscreción de quien ha visto los ensayos y que ha obligado a los organizadores a hacer cambios de última hora, Brasil promete sorpresas y la ceremonia de apertura más genial de la historia reciente de los Juegos. “Atenas fue clásica, Pekín tuvo músculo, Londres fue inteligente y la nuestra va a ser cool”, explicó el cineasta Fernando Meirelles, director creativo del espectáculo. “Es sin duda el espectáculo más coolen el que he trabajado”, insistió también Marco Balich, que participó en las ceremonias de Sochi y Londres.
La historia que Brasil quiere contar tiene mucho que ver con su historia de colonia, su música —cantarán Caetano Veloso, Gilberto Gil y Elza Soares—, su diversidad, su carácter alegre y su naturaleza, pero habrá una tecla que los organizadores tocarán durante toda la ceremonia con la intención de que el mensaje llegue a las 3.000 millones de personas que verán el espectáculo en sus televisores: dejar de jugar con el medio ambiente. “Otros países conciben sus ceremonias mirándose el ombligo, pero nosotros estamos aquí para dar un recado al mundo. Un mensaje para el futuro”, explicó Meirelles, director de la película Ciudad de Dios, que retrata la vida en una favela carioca.
Presupuesto de todo a cien
La imaginación ha sido otra de las protagonistas de la producción de la que dicen es la ceremonia más barata de los últimos tiempos (el presupuesto no se ha hecho público). Los organizadores han reconocido haberse recorrido hasta las tiendas de Todo a Cien y se han definido como una especie de MacGyver, el personaje de los ochenta capaz de construir una bomba con un chicle. “Teníamos un presupuesto menor de lo que esperábamos, así que adoptamos el espíritu de la improvisación, de la imaginación. No teníamos con qué hacerlo, pero había que hacerlo”, explicó Daniela Thomas, una de las creadoras.
Los abucheos contra el presidente en funciones Michel Temer se dan por descontados. La prensa local ha revelado que los organizadores (ellos lo niegan) intentarán disimular los posibles gritos del público aumentando el volumen de la música tras la intervención de diez segundos en la que Temer declarará inaugurados los Juegos. No será una sorpresa en un país dividido por la política y que tiene tradición en humillar a sus mandatarios. La entonces presidenta Dilma Rousseff, que enfrenta un proceso de destitución, fue insultada y abucheada por una parte de las gradas en la inauguración de la Copa Confederaciones de 2013 y durante el Mundial de 2014. En los Panamericanos de 2007, a Luiz Inácio Lula da Silva, que estaba con la popularidad en alta, lo abuchearon tanto que ni siquiera pudo terminar su frase.
Con o sin abucheos el espectáculo también contiene un mensaje contra el odio. “La parte artística es para dejar a las personas conmovidas y con ganas de bailar. Que se cuestionen sobre el porqué de detestarse unos a otros, sobre maltratar a las ciudades, al vecino… Vamos a convencerlas con la emoción del espectáculo”, dijo entusiasmada. Parece haber dado en el clavo. Dos personas que vieron uno de los ensayos esta semana describieron de la misma manera lo que sintieron tras salir del estadio del Maracaná: “Volví a sentirme orgulloso de ser brasileño”.
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