Hamilton gana y coge el liderato
Rosberg acaba segundo, mientras Alonso muestra la mejora de Mclaren y concluye séptimo, por delante de Sainz
El cambio de decorado que se anunciaba se produjo en el Gran Premio de Hungría de forma espectacular. La victoria de Lewis Hamilton supuso el final del liderato de Nico Rosberg, que acabó segundo, pero no pudo evitar que el británico le arrebatara la primera posición en la clasificación del Mundial y, además, le cogiera una ventaja de seis puntos. Los problemas que había tenido Hamilton en las primeras carreras han concluido. Ahora Hamilton se pasea por los circuitos con una solvencia propia de un triple campeón Mundial y va cerrando todas las opciones a su compañero de equipo, que comienza morderse las uñas al comprobar que no tiene armas suficientes para frenar la embestida de la que es objeto.
Hamilton lleva ganadas cinco de las seis últimas carreras y se encarama ya hacia el que sería su cuarto título mundial. Desde que debutó en la F-1 en 2007 con McLaren, el piloto británico ha ganado 48 carreras. Psicológicamente parece bastante más duro que Rosberg, que inició el Mundial de una forma apabullante, imponiéndose en los cuatro primeros grandes premios y alcanzando una ventaja de 43 puntos sobre Hamilton. La guerra interna en el equipo Mercedes se mostró con toda su crudeza en Barcelona, donde los dos pilotos se tocaron y tuvieron que abandonar cuando dominaban a placer la carrera.
Ahora el escenario es muy distinto. Sin embargo, el título no se les puede escapar, puesto que por detrás la distancia es apabullante respecto a los demás equipos. En Hungría Mercedes logró el tercer doblete de la temporada y ha ganado todas las carreras menos la de España. Está claro que ahora su principal rival ya no es Ferrari sino Red Bull, que ha mejorado a medida que Renault iba evolucionando su motor. Ferrari es el tercero en discordia, al acecho de que algún problema de estrategia o mecánico les permita entrar en el podio. En Budapest, el podio lo completó Daniel Ricciardo, perseguido por Sebastian Vettel y un Max Verstappen que en la 56ª vuelta, realizó una maniobra irregular para impedir que Raikkonen le adelantara y provocó un toque que afecto al alerón delantero del finlandés.
La batalla de estos dos pilotos animó la parte final de la carrera, puesto que todo lo demás parecía ya determinado desde el segundo pit stop. Raikkonen, con neumáticos súper blandos, se quejó amargamente del doble cambio de dirección que hizo Verstappen, con blandos, para cerrarle el paso. Pero la dirección de carrera no lo vio igual. Y el de Ferrari siguió batallando para adelantarle y hacerse con la quinta posición. No lo consiguió y continuó mostrando su frustración a través de la radio. Acabó sexto, justo por delante de Fernando Alonso y Carlos Sainz.
Los dos españoles mantuvieron una batalla campal desde los primeros compases de la carrera. En la salida, mantuvieron sus sexta y séptima posiciones y ahí estuvieron, pugnando entre ellos hasta el primer cambio de neumáticos. Después, ambos calzaron los blandos y prosiguieron su lucha en posiciones algo más retrasadas, a la espera de que otros pilotos realizaran también su paso por el pit lane. Cuando Raikkonen decidió entrar en el taller y colocarse los súper blandos, adelantó en pocos minutos a Alonso y relegó al dúo español al séptimo y octavo lugar.
Se sabía que los Toro Rosso podían tener problemas en el circuito húngaro, pero no se esperaba que McLaren realizara un salto de calidad como el que acaban de dar. Cierto que el trazado se ajustaba bastante bien a las características del McLaren. Pero aún así los monoplazas británicos comienzan a ser competitivos y su batalla ha dejado de ser entrar en la Q3 en la clasificación para aspirar a estar habitualmente en los puntos. La mejora del motor Honda es evidente gracias a la intervención directa de los hombres de McLaren, según se especula. En Hungría al menos, McLaren estuvo por detrás de los tres grandes equipos: Mercedes, Red Bull y Ferrari. Un salto espectacular.
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