Sauber cambia de manos
La escudería anuncia su adquisición por parte de un fondo suizo y la salida de Peter, su fundador y símbolo
La escudería Sauber, una de las más reconocibles del actual Campeonato del Mundo de Fórmula 1, cambia de manos para asegurarse un futuro que, hasta este martes, fecha de firma del acuerdo, era de tono azul oscuro tirando a negro. Sin embargo, la adquisición de la totalidad del accionariado por parte de un fondo de inversión suizo, identificado como Longbow Finance, permite respirar a todos los integrantes de la estructura de Hinwil, que en esta primera mitad de campeonato lo han pasado mal para cobrar sus cheques. La operación de compra, cuyo valor no ha trascendido, dejará en manos de Longobow el control total de la compañía, e irá vinculada a una serie de movimientos dentro de su consejo administrativo. El más llamativo será la marcha de Peter, su fundador y símbolo a lo largo de todos estos años. Monisha Kaltenborn, no obstante, seguirá ocupando el cargo de consejera delegada y directora, mientras que el empresario suizo será relevado por Pascal Picci, CEO de la parte compradora, como presidente.
Antes de alcanzar el acuerdo, la formación parecía evocada a la extinción, asfixiada por el volumen de costes del certamen. En estos meses, la cúpula directiva ya adoptó ciertas medidas para tratar de contener el gasto al máximo. Al margen de seguir una política de mínimos en lo referente al desarrollo del monoplaza que pilotan Felipe Nasr y Marcus Ericsson, la cúpula directiva también decidió no tomar parte en las dos sesiones de entrenamientos que se han llevado con la temporada en marcha, tanto en Montmeló como en Silverstone. En las diez carreras disputadas hasta ahora, entre ambos prototipos no acumulan un solo punto y la mayor parte de las veces cayeron en la primera criba de las cronometrada (Q1), una situación que todavía se agravó más después del punto que Pascal Wherlein logró para Manor en Austria.
Sauber fundó en 1970 la escudería que lleva, y seguirá llevando, su nombre, aunque no entró a competir en el Mundial de F-1 hasta 1993. Después de trece cursos le vendió toda la estructura a BMW, que la gestionó entre 2006 y 2009 antes de que su antiguo propietario la recomprara cuando el gigante alemán decidió dejar el campeonato.
"Monisha y yo firmamos el contrato que asegura el futuro del grupo. Estoy muy feliz por la gran inversión que hice hace seis años para recuperar mi equipo y mantenerlo, una decisión que con el paso del tiempo se ha confirmado como correcta", conviene Sauber en el comunicado oficial. "Estamos convencidos de que Longbow Finnance es el perfecto aliado para que la escudería vuelva a ser competitiva y tenga éxito en la F1. Esta solución es la mejor para los intereses de los empleados, socios, suministradores, para la base de Hinwil y para el automovilismo deportivo suizo", zanja la ejecutiva.
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