El Mono Burgos, de negro y caminando
El argentino se muestra menos efusivo que Simeone en la zona técnica pero igualmente conectado con el juego
Caminó de un lado al otro con los brazos entrelazados por detrás de la espalda. A veces era el izquierdo el que sostenía el derecho y otras al revés. El caso es que el Mono Burgos, de riguroso negro, sin su clásico chándal por eso de que ayer era el entrenador principal, observaba, aplaudía, caminaba y agachaba la cabeza. Recorría la zona técnica sin respetar los bordes, también marca de la casa.
Jémez se encaró con Bebé en el banquillo tras su cambio
No levantaba los brazos el Mono Burgos para pedir el apoyo del público , pero sí lo hacía cuando quería levantar el ánimo de algún jugador que acababa de fallar algún control -uno de tantos-. El caso es que mientras Simeone observaba el partido desde la grada junto a Godín tras su sanción por la aparición sin resolver de un balón desde el banquillo durante el partido ante el Málaga, Burgos lo hacía con todo el ánimo que era capaz de transmitir.
A su lado, unos cuantos metros hacia la derecha, Paco Jémez, de traje negro y corbata rosa, tampoco lograba separar los brazos del pecho. Sólo para abroncar a Miku cuando tardó más de la cuenta en abrocharse los cordones se sintió liberado el entrenador del Rayo y para encararse con Bebé cuando fue sustituido y golpeó la nevera en la que se guarda la bebida. El cara a cara entre el entrenador del Rayo y el portugués fue tenso, tanto que terminaron separándoles y ambos se señalaron con el dedo. Los de su colega de banquillo, siguieron reposados hasta que Griezmann saltó al campo y en su primer remate marcó su gol 21 en Liga, el 30º de la temporada.
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