Kobe Bryant, dos décadas de reinado y tres años de suplicio
La Mamba Negra deja un legado único con cinco anillos y un sello como líder de los Lakers y estrella de la Liga, marchitado por las lesiones y un final amargo
Se veía venir. El ascendiente de Kobe Bryant se esfumaba por momentos. Machacado por las lesiones y enlodado por la impotencia de un equipo venido a menos, La Mamba Negra no tuvo más remedio que entonar el “hasta aquí hemos llegado”. Era de cajón. No podía arrastrar por más tiempo ni su maltrecho cuerpo ni su deteriorado prestigio.
La agonía empezó hace ya mucho tiempo. Pero en enero, cuando se confirmó que debía pasar por el quirófano para reparar los destrozos en su hombro derecho y que debía afrontar ocho meses de convalecencia, ya se empezó a debatir sobre su posible retirada. Las lenguas más afiladas mantenían que esa posibilidad no iba a producirse de ninguna de las maneras. Los Lakers, su equipo de siempre, le habían firmado en noviembre un contrato que le permitía ingresar 23,5 millones de dólares la pasada temporada y le convertía en el jugador mejor pagado de la NBA en la presente con 25 millones de dólares.
En cualquier caso, tenía motivos sobrados para empezar a pensar en un retiro dorado. La sucesión de percances físicos que le martirizaron empezó el 12 de abril de 2013 cuando se rompió el tendón de Aquiles en un partido contra Golden State y no pudo jugar el final de aquella temporada. Volvió a competir el 8 de diciembre de aquel mismo año, pero tras solo seis partidos en diez días, volvió a lesionarse y se perdió todo el curso. Y así hasta aquel infausto último mes de enero y hasta la confirmación, esta temporada, de que ya no puede más.
Su declive ha corrido a la par que el de los Lakers, últimos en la Conferencia Oeste. El equipo de Los Ángeles prosigue el mismo camino de las dos campañas anteriores. La temporada 2014-2015 fue la peor de sus 68 años de historia, con solo 21 victorias y nada menos 61 derrotas. Esta, prosigue tan mal como aquello, o incluso peor.
Errores de bulto, montañas de malas decisiones e infortunios al margen, ni el equipo ni Kobe podían prolongar por más tiempo semejante estado de cosas. La Mamba Negra todavía percutía en el imaginario de los aficionados de la NBA, por ejemplo cuando superó el registro anotador de Michael Jordan el 15 de diciembre de 2014. Fue en un partido contra Minnesota. Kobe superó los 32.292 del legendario astro de los Bulls y se situó en el ránking histórico, solo superado por otros dos mitos, ya inalcanzables: Kareem Abdul-Jabbar (38.387) y Karl Malone (36.928). Ni pudo con ellos, ni pudo igualar los seis anillos de Jordan. Kobe se irá con cinco, tres obtenidos junto a Shaquille O’Neal y dos junto a Pau Gasol.
Kobe Bryant, en cualquier caso, ha permanecido en la cima durante más de tres lustros. Es el eslabón que une el final de la era de los Bulls de Michael Jordan, el inicio de la estirpe de los Spurs con Tim Duncan, la segunda gran época de los propios Lakers con él en pista, y la irrupción de LeBron James hasta desembocar en el centelleante Stephen Curry y sus Warriors. Aquí se planta el jugador nacido en Philadelphia hace 37 años y 100 días. Hijo de Joe Bryant, también baloncestista profesional y exjugador de Philadelphia, Houston, San Diego Clippers y en varios equipos italianos como el Rieti, el Reggio Calabria, el Pistoia y el Reggiana, Kobe se convirtió en jugador de los Lakers tras pasar directamente de la Merion Lower High School a la NBA cuando solo tenía 17 años.
En 1997, su año de novato, confirmó sus extraordinarias dotes físicas al ganar el Concurso de Mates. A partir de ahí, la gloria. Los tres anillos junto a Shaquille, los dos junto a Pau. Y un sinfín de hazañas estadísticas, desde los 81 puntos que anotó en un partido contra los Toronto Raptors de José Manuel Calderón en 2006, hasta los premios al MVP de las finales en 2009 y 2010 y de la temporada en 2008 .
No faltaron los escándalos en su carrera, en especial el que estuvo a punto de arruinarla en 2003 cuando la empleada de un hotel donde se hospedó en Colorado lo acusó de violación. Consiguió solventar el problema con la justicia tras llegar a un pacto. Logró lavar su imagen, muy dañada también por las diferencias manifiestas que mantuvo con O’Neal y con Phil Jackson y por su fama de jugador egoísta. Pero Kobe, a partir de los 28 años, supo cambiar sus registros. Comprendió que si no jugaba más para el equipo le iba a resultar imposible volver a ganar algún título.
Phil Jackson, que en su día lo calificó como a un jugador “imposible de entrenar”, aceptó regresar a los Lakers en 2005, tras un paréntesis de una temporada en la que fueron dirigidos por Tomjanovich primero y Hamblen después, y Kobe renació y volvió a triunfar. Hasta que el adiós de Phil Jackson en 2011 y el de Pau Gasol en 2014 volvieron a dejarle absolutamente solo con los peores Lakers de la historia. El epílogo no ha sido el mejor, hasta ahora. A partir de ahora, la despedida, promete tan larga como sonada. Se va un jugador legendario, un ídolo de millones de seguidores, uno de los mejores de todos los tiempos.
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