Nadal, un ‘maestro’ al abordaje
El español, que se batirá con Djokovic en las semifinales y hoy cierra la fase de grupos contra Ferrer (15.00, Canal+ Deportes2), es el tenista del circuito más eficaz en la red
Cuando a principios de año Rafael Nadal y su tío Toni se sentaron para diseñar esta temporada, en el boceto inicial trazaron una serie de cambios. El patrón actual del tenis y las sucesivas lesiones obligaron al ganador de 14 grandes a replantear su estilo de juego. La idea era, consensuaron de inicio, ganar potencia y ser más definitivo para acortar la duración de los partidos y poder hacer frente al frenesí de hoy día, a los puntos vertiginosos que imperan en el circuito, resueltos muchas veces en intercambios mínimos. “No puedo luchar contra lo que dicta el deporte. Quieren velocidad y fuerza, que todo vaya muy rápido, así que yo no puedo ir a contracorriente. Debo adaptarme”, señaló durante una conferencia de prensa, en mayo.
Camino de la treintena, después de 15 años en el marco profesional, Nadal acepta a regañadientes la premisa. Él, adversario de Novak Djokovic en las semifinales de la Copa de Maestros, entiende el tenis de un modo más cerebral, más estratégico, pero trabaja acorde a los nuevos códigos. Con la idea de castigar menos su físico y encontrar pegada, ensayó en Montecarlo con un prototipo de raqueta que despedía la pelota con más fuerza y dibujaba más efectos, con un componente de riesgo mayor. El escaso margen de tiempo para las pruebas le hizo llegar a la conclusión de que lo mejor era recuperar el viejo modelo ante la cercanía de Roland Garros.
Pese a ello, él y su técnico no abandonaron la idea de que para resurgir era imprescindible un plus de agresividad, con el objetivo de recuperar el dominio del espacio en la pista y ganar algunos metros. Y la fórmula, pese al consiguiente peaje de las derrotas, ha ido ganando poso. En Nueva York se vieron algunos indicios y durante la gira asiática, en Pekín, Shanghái y también después, en París-Bercy, los resultados fueron llegando. En su plan para volver a la cima, Nadal sabía que era imprescindible abandonar el refugio del fondo de la pista y la defensa para tomar la iniciativa. Así lo ha hecho poco a poco, madurando un nuevo esquema que le está devolviendo al buen camino.
Su porcentaje de acierto (73%) es superior al de Federer (71) Murray (71), Djokovic (68) o Nishikori (68)
Ahora, Nadal ya no vive en la cueva. Nadal juega al ataque, sobre la línea en los intercambios y a la que puede dentro de la pista. Al abordaje. Eso sí, su saque, menos poderoso que el de otros jugadores, le condiciona; su capacidad para servir y subir a la red es menor, lo que no significa que rehúya asomarse a la malla. Todo lo contrario. Sube y, sobre todo, acierta. Así lo reflejan sus dos primeros partidos en la Copa de Maestros, previos a la cita de hoy (15.00, Canal+ Deportes2) con David Ferrer, este ya eliminado y Nadal con un billete para las semifinales ya en el bolsillo. En el primero, ante Stanislas Wawrinka (6-3 y 6-2), encaró 10 veces la red y solucionó nueve; en el segundo, contra Andy Murray (6-4 y 6-1), la eficacia continuó: 11 aciertos en 13 intentos.
Pero no se quedan ahí los números. La estadística de la ATP muestra que este año es el más prolífico en esa zona decisiva, con un porcentaje del 73%, superior al de Roger Federer (71%), Andy Murray (71%), Novak Djokovic (68%) o Kei Nishikori (68%, ya apeado del torneo). “Probablemente se deba a que subo menos veces que el resto”, explica él. Sabe, sin embargo, que la casualidad no produce las certezas. Trabajo, trabajo, trabajo.
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