La FIFA multa a Villar por incumplir las normas de conducta

El Comité de Ética de la FIFA, presidido por el juez alemán independiente Hans-Joachim Eckert, no encontró más tacha en el comportamiento de Ángel María Villar que haberle oído proferir una expresión indecorosa durante el interrogatorio al que le sometió el fiscal estadounidense Michael García. Según el propio presidente de la federación española de fútbol y vicepresidente de la FIFA, la frase que admitió haber empleado fue producto del asombro introspectivo más que de la intención de insultar a quien le interpelaba: “¡Dios mío! ¡Manda cojones!”.

Eckert resolvió ayer castigar la vulgaridad con una multa de 23.000 euros en cumplimiento del artículo 13 del Reglamento de la FIFA, que recoge las normas de conducta para funcionarios del fútbol. Villar recibió la noticia con una mezcla de asombro y satisfacción. Entiende que la decisión le impone una multa considerable, pero al mismo tiempo le exonera de cualquier responsabilidad en los presuntos casos de prevaricación investigados por García en el curso de la instrucción del informe independiente sobre la designación de los Mundiales de 2018 y 2022 a Rusia y Qatar.

La medida del Comité de Ética resulta casi extravagante en el panorama actual de la FIFA, en donde gran parte de los dirigentes y de los principales miembros del comité ejecutivo se han visto salpicados por la corrupción. Tras las inhabilitaciones de Sepp Blatter y Michel Platini, presidente de la FIFA y de la UEFA, y después de la desaparición de Julio Grondona y el proceso criminal abierto contra Ricardo Teixeira, la figura de Villar destaca curiosamente incólume —si se exceptúan sus exabruptos de argot bilbaíno— en el cuadro de altos mandatarios del fútbol mundial.

La sanción a Villar se desprende del proceso iniciado por el fiscal estadounidense Michael García, contratado por Sepp Blatter en 2012 para formar la comisión independiente que investigaría posibles irregularidades en las designaciones de los Mundiales de 2018 y 2022.

García llamó a Villar a Zúrich a finales de marzo de 2014 en calidad de testigo y, según fuentes federativas, el dirigente español quiso saber por qué le había solicitado. Mientras se celebraba la vista, Villar le pidió en reiteradas ocasiones a García que le indicara quién había iniciado el procedimiento y en virtud de qué hechos le había convocado a testificar. Villar creyó que tenía derecho a saber quién le había implicado en la investigación. Pero como García no le respondía, soltó el taco: “¡Manda cojones!”.

Condecorado por la CIA

A García, que comprende el castellano perfectamente, la expresión y la actitud del español le resultaron ofensivas. Villar, además, intentó recusar a su interlocutor. El dirigente español entendió que los intereses de un funcionario estadounidense eran incompatibles con el principio de imparcialidad imprescindible en un organismo cuya misión era dirimir, entre otras cosas, las causas de la derrota de la candidatura de Estados Unidos para acoger el Mundial de 2022, que finalmente se asignó a Qatar.

Michael García, nacido en Nueva York en 1961, fue nombrado secretario de Inmigración y Aduanas por la administración presidida por George W. Bush, en 2003. En 2005 fue promocionado a la fiscalía de Nueva York antes de pasar a la empresa privada. En 2002 la Agencia Central de Inteligencia (CIA) lo condecoró con la Agency Seal Medal. En 2012, a instancias de la asamblea de la FIFA, Blatter le contrató como experto para la Comisión de Ética con el propósito de esclarecer el posible fraude en la votación de las sedes mundialistas.

Ayer la Comisión de Ética anunció la multa a Villar y las sanciones a otros dos dirigentes que, a diferencia del español, estaban inhabilitados provisionalmente. Ahora la inhabilitación será permanente para Blaise Mayolas y Mombo Wantete, vicepresidente y secretario general de la federación congoleña de fútbol, encontrados culpables de aceptar prebendas e incumplir las normas de conducta.