A Río contra corriente
Una pareja de regatistas brasileños lucha por clasificarse para los Juegos con los mínimos recursos económicos
A las siete de la mañana del 1 de noviembre, el regatista y reumatólogo brasileño Dante Bianchi se quitará la bata blanca, dará por finalizada su guardia nocturna en un hospital de Río de Janeiro y se subirá a su coche rumbo a Buenos Aires para participar en el campeonato Sudamericano de Vela. Junto a él, estará Thomas Lowbeer, otro joven atleta con el que comparte el sueño de representar a Brasil en los Juegos de 2016, que se celebrarán en su ciudad, Río de Janeiro. Tienen posibilidades por su rendimiento. De hecho, la vela, junto con el voleibol y el judo, son deportes donde los brasileños suelen cosechar medallas. Pero la crisis económica amenaza con frustrar el proyecto deportivo que iniciaron hace tres años. Sus entrenamientos y competiciones siguen ahora una máxima no del todo deportiva: coste mínimo. Los atletas conducirán 28 horas y 2.660 kilómetros para ahorrarse el billete de avión, dormirán en casa de un conocido y llevarán, además de su propio barco, otro que alquilarán a unos regatistas japoneses para costearse una parte del viaje.
Con el dólar a cuatro reales, su dinero vale hoy la mitad para la compra de material importado, para viajes internacionales y la contratación de un técnico español. Preocupados por si los 200.000 reales que han recibido de una subvención federal no cubren los costes hasta final de año, Dante, de 34 años, y Thomas, de 26, han decidido pedir dinero. Primero a la familia, después a los amigos y ahora a los socios del club de regatas donde se entrenan desde niños. "No queríamos pedir nada en un momento de crisis como este, pero corremos el riesgo de perder lo que hemos conquistado. En el deporte de élite, si no te preparas al máximo, tu resultado nunca será el máximo", explican.
La de Buenos Aires será la penúltima competición antes de la elección de la pareja que representará a Brasil en su categoría a finales de año. Su entrenador, el español Javier de la Plaza, cree que tienen "muchas posibilidades" gracias a los resultados que conquistaron. "En España no es algo habitual porque tenemos más ayudas. Yo, por mi parte, trato de hacerles las cosas más fáciles", afirma desde España el entrenador.
"Somos el equipo que más evolucionó en la disciplina y por esa razón también decidimos que necesitábamos el mejor técnico, solo que cuando tomamos esa decisión costaba la mitad que ahora. Cuando acabamos el campeonato europeo nos sentamos a hacer cuentas y vimos que no teníamos dinero para pagarlo hasta final de año", explica Thomas.
Un millón de reales
El presupuesto de los atletas para alcanzar la clasificación para los Juegos Olímpicos de 2016 en cuatro años alcanzaba el millón de reales. Una fortuna. "Entendemos que pueda parecer mucho, pero es que en Brasil el único deporte que importa es el fútbol. En un escenario de crisis como este, ir a unos Juegos parece una extravagancia. ¿Pero cuánto hemos gastado en construir estadios?", cuestiona Dante.
En su despedida, antes de salir a navegar como cada día en la Bahía de Guanabara, los atletas se disculpan por si no transmitieron la gratitud que sienten hacia los patrocinadores y el Gobierno Federal que, aunque con retraso y con menos dinero del que solicitaron, han financiado hasta ahora su carrera hacia la lucha por una medalla olímpica. "Estamos muy agradecidos, solo que necesitamos el último empujón. Los equipos olímpicos no se renuevan porque la gente cree que es imposible llegar ahí, pero nosotros, con dinero o sin él, no vamos a rendirnos".
“La flota de oro”
Cuando Dante y Thomas se propusieron llegar a los Juegos en 2011, el dólar costaba 1,7 reales. Pasaron seis meses doblando turnos y trabajando en vez de entrenarse para ahorrar y comprarse su primer barco. Desde entonces, con el apoyo de patrocinadores —entre ellos el hospital donde Dante pasa consulta—, de la Federación de Vela y del club de regatas de Urca, la pareja se consolidó dentro de la llamada "flota de oro".
Participaron en dos regatas internacionales y consiguieron el mejor resultado de unos brasileños en la historia de la categoría en un evento internacional, al quedar terceros en el Trofeo Princesa Sofía, en la semana de vela de Palma de Mallorca. "Es increíble si tenemos en cuenta que empezamos a entrenarnos en serio hace solo tres años", dice Dante, que navega desde los ocho años.
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