Los dos paseíllos de Messi
En la Copa América el astro recibirá el agasajo de los aficionados, igual que ocurrirá cuando acuda de nuevo al juzgado
Al mejor jugador del mundo, o de la historia, según gustos (el de Del Bosque, por ejemplo); al campeón de todo con el Barça, y en repetidas ocasiones, y campeón de nada con Argentina, también en repetidas ocasiones, le quedan por hacer dos paseíllos de muy distinta condición. Uno, posible, el que tendría lugar el día 4 de julio en el Estadio Nacional de Chile si su selección, por fin, con él al frente, conquista un título que se precie (pues el oro futbolístico en los Juegos Olímpicos es un asunto menor), en este caso la Copa América. Si así sucede, Leo Messi recogerá el bien ganado trofeo y festejará el triunfo junto a sus compañeros, vuelta al ruedo incluida. El otro paseíllo es el que, seguro, hará en alguna fecha sin determinar camino del banquillo de un juzgado de Barcelona. La culpa la tienen 4,1 millones de euros, los que el dios del fútbol en su condición terrenal, y por tanto con capacidad para la flaqueza, dejó de ingresar a la hacienda pública entre 2007 y 2009.
En ambos casos Messi recibirá el agasajo de los allí presentes, unos en la grada del estadio chileno, otros en la calle en la que se encuentra el tribunal barcelonés. En el primero, el público aplaudirá hasta enronquecer, que diría aquel, en homenaje a uno de los futbolistas más extraordinarios que conocieron los tiempos. En el segundo harán lo propio en honor de un supuesto defraudador, como ya hicieron decenas de personas en septiembre de 2013, que ovacionaron al ciudadano Lionel Andrés Messi Cuccittini cuando acudió a declarar por vez primera. Ya entonces aseguró no saber nada del tema fiscal, lo que su abogado certificó de esta manera: “Jamás ha dedicado un minuto de su vida a leer, estudiar o analizar…” los contratos. Ocurre que la ignorancia es muy socorrida en estos casos. Ahí está para demostrarlo la ministra que no sabía que su marido guardaba un Jaguar en el garaje de casa. También el astro del fútbol mundial utilizó el desconocimiento en su defensa, como atestigua su declaración ante el juez: “De la plata se encarga mi papá y yo confío en él”, dijo Messi, frase solo comparable a aquella de Lola Flores cuando Hacienda le reclamó 53 millones de las pesetas del año 89: “Si una peseta me diera cada español…”.
Simeone y sus pendencias
Se le había visto saltar al campo con el vehemente deseo de sacudir un guantazo a un jugador rival, sin conseguirlo, y se le había visto propinar una colleja a un árbitro, consiguiéndolo. En el primer lance, el destinatario de su ira era Varane, defensa del Real Madrid, que había cometido el execrable delito de enviar el balón al banquillo donde Diego Pablo Simeone contemplaba la derrota de su Atlético en la final de la Champions de 2014. En el segundo, el receptor del enfado del Cholo, y de la consignada colleja, fue el cuarto árbitro de la final de la Supercopa de España del mismo año y ante el mismo rival.Pero la pasada semana Simeone se superó.
Lo hizo sin violencia, sin balón por medio, sosegado, sin más rival que una periodista. Así contestó al diario As al ser preguntado por la próxima Liga: “Está complicada. No puede pasar que el Real Madrid pase siete años ganando solo una Liga. La veo peligrosamente preparada para el Madrid, tristemente”. ¿Preparada? ¿Peligrosamente preparada? Según el único entrenador capaz de plantar cara al duopolio Barça-Madrid, la próxima Liga ya tiene dueño. ¿Quién lo ha decidido así? ¿A qué comisaría o juzgado va a acudir Simeone para denunciar semejante fraude? El líder del Atlético acaba de declarar que la Liga española es una estafa y se ha quedado tan ancho. Nada han respondido al respecto el Gobierno, la Federación, la LFP, Florentino Pérez... Quizá Simeone ha dicho semejante memez para animar a su colega Rafa Benítez, el nuevo entrenador del Real Madrid, que podrá así tranquilizarse pensando que su despido no está próximo, el muy incauto.
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