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A los 36 años, Beitia está en todo lo alto

La saltadora cántabra piensa en el Mundial de Pekín después de convertirse en la atleta más veterana capaz de saltar 2m

Carlos Arribas
Ruth Beitia, en Roma, el jueves por la noche.
Ruth Beitia, en Roma, el jueves por la noche.FILIPPO MONTEFORTE (AFP)

En Roma, el jueves, en la bien bautizada Golden Gala Pietro Mennea, dos atletas veteranos, Justin Gatlin y Ruth Beitia, rompieron moldes. Sus actuaciones extraordinarias se midieron, sin embargo, con diferente mirada. Los 9,75s de Gatlin, de 33 años, en los 100 metros, se recibieron con el mismo escepticismo y falta de fe con que se han acogido todas sus grandes marcas desde que, en 2010, regresó a las pistas tras una sanción de cuatro años por doparse con testosterona. Los 2m de Beitia, de 36 años, fueron, al contrario, motivo de júbilo y celebración de la larga trayectoria de una atleta inoxidable.

No solo corre Gatlin muy deprisa para tener 33 años –ningún atleta de más de 30 años ha corrido por debajo de 9,84s, salvo él, que lo ha hecho ya 11 veces--, sino que corre más rápido que cuando era más joven. Según la fisiología clásica, un sprinter alcanza su mejor nivel de rendimiento a los 26 años. Después, inexorable, se produce el declive. Gatlin lleva la contraria a la ley natural y también, según los especialistas, a las leyes técnicas, pues corre peor de viejo que de joven.

Otro veterano, el estadounidense

Ha mejorado la salida, ahora una explosión, pero ha aumentado el número de zancadas, lo que significa más tiempo de contacto del pie en la pista. Pese a ello, en 2015 posee las dos mejores marcas mundiales del años después de haber corrido dos veces los 100m: una en 9,74s, en Doha, el 15 de mayo, y otra, el 4 de junio en el Estadio Olímpico de Roma, en 9,75s, solo cinco días después de haber corrido los 200m en la lejana Eugene (Oregón) en 19,68s, su mejor marca de siempre, la mejor marca mundial del año también.

Tampoco ninguna atleta de más de 36 años ha sido capaz de saltar 2m, como hizo Beitia, nacida el 1 de abril de 1979, para ganar la reunión de la Diamond League en Roma, donde mostró cómo habían exagerado quienes anticiparon su muerte deportiva cuando, en marzo, en el Europeo de pista en cubierta en Praga solo puso saltar 1,94 para terminar quinta. “Salí decepcionada y muy enfadada de Praga por no haber sido capaz de domar la pista”, dice Beitia, recién regresada de Roma. “Pero solo fue un mal resultado. Estaba convencida de que todavía me quedaba mucho que decir”.

He aumentado mi carrera a nueve zancadas, y consigo ser mucho más rítmica y controlada. Y, eso, sin perder velocidad"

El comienzo de la temporada al aire libre tampoco fue muy espectacular. En Doha, en la primera reunión de la Diamond League, solo saltó 1,88m. “Pero entonces, a mediados de mayo, estaba hasta arriba de trabajo electoral”, dice la atleta de Santander, elegida el 24 de mayo como número seis por el Partido Popular a la Asamblea de Cantabria. “No me quejo, porque es mi trabajo, pero en un mes me he recorrido 3.000 kilómetros por Cantabria. Ha sido duro compaginarlo con el entrenamiento y, sobre todo, con el reposo, el llamado trabajo invisible. Pero los tres días del viaje a Qatar me vinieron de maravilla para desconectar”.

De Roma volvió Beitia con la mejor marca mundial del año y una victoria ante sus rivales habituales –Vlasic, Kuchina, Chicherova, Sjolina, Licwinko, Trost—, probablemente también sus rivales en el próximo Mundial de Pekín en agosto. La actual campeona de Europa al aire libre destaca una clave moral y una clave técnica. “Me encuentro muy bien, fenomenal”, dice, “y, además, he cambiado mi carrera para dejar de entrar dislocada. En Praga entraba a cada salto de una manera diferente, ahora he aumentado mi carrera en tres zancadas, hasta nueve, y consigo ser mucho más rítmica y controlada. Y, eso, sin perder velocidad”. Con un palmarés de 11 medallas europeas y mundiales, Beitia aún tiene retos por delante: el oro mundial y un podio olímpico. “Aún tengo Pekín y Río 2016 para conseguirlo”, promete.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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