Blatter: “No hay sitio para la corrupción de ningún tipo”
El presidente del organismo del fútbol mundial califica de "asuntos individuales" las detenciones de sus directivos por corrupción
Joseph Blatter, el hombre más buscado de las últimas 48 horas, al fin apareció ayer en público. Lo hizo en Zúrich, en una ceremonia pensada en principio a su mayor gloria y que finalmente ha servido para escenificar una batalla colosal por el poder en medio de un escándalo que ensucia el nombre del fútbol en todo el mundo. “[Las detenciones de los últimos días] nos llenan de vergüenza y humillación y reclaman cambios de todos nosotros”, dijo el presidente de la FIFA en la inauguración del 65º congreso de este organismo. Frente a la lluvia de críticas, Blatter se mantiene firme. Aspira a ser reelegido hoy en el cargo y dice querer limpiar un organismo, que tras 17 años bajo su mando pasa ahora por sus momentos más bajos.
“Sé que mucha gente considera que yo soy el responsable. Pero no puedo controlar a todo el mundo todo el tiempo. Si algunos quieren cometer actos erróneos, también tratarán de ocultarlo”, aseguró Blatter ante los invitados congregados en el Teatro 11 de Zúrich, en un intento de esquivar las peticiones de dimisión que le llegan desde lugares tan distantes como la UEFA o el Gobierno británico.
La votación que hasta el pasado miércoles parecía un mero trámite cobra ahora gran interés. En primer lugar, porque el resultado parece más abierto tras el estallido del escándalo. Michel Platini, presidente de la confederación europea, la más poderosa, mostró ayer un apoyo sin fisuras al príncipe jordano Ali bin al Husein, el único rival que hoy tendrá Blatter después de que retiraran su candidatura el portugués Luís Figo y el holandés Michael van Praag.
El suizo, que lleva más de 40 años en la cúpula de la FIFA, cuenta en cambio con el apoyo de las confederaciones de África, América Latina y Asia. Pero parece que los escándalos comienzan a abrir algunas grietas: Australia, miembro de esta última confederación, anunció ayer que respaldará al príncipe jordano. “Son tiempos para un cambio profundo en el seno de la FIFA”, dijo Frank Lowy, presidente de la federación australiana.
Apoyo de Platini
Platini defendió ayer la candidatura del jordano recordando que es “un hombre joven, ambicioso que puede aportar novedades y cambiar las cosas”. “Además, no necesita dinero porque es un príncipe”, añadió.
Es probable que los votos europeos —a los que habría que restar los rusos—, de EE UU y Australia no basten para impedir el nombramiento de Blatter, pero en cualquier caso supondrán una señal inequívoca del creciente malestar entre los dirigentes de la organización. El segundo motivo por el que el resultado de la votación será también importante es porque, de salir victorioso el suizo, marcaría el inicio de una guerra con la UEFA de consecuencias imprevisibles.
Platini sugirió ayer que los europeos podrían retirarse de la FIFA si esta no emprende cambios de calado y si no se respeta “la línea roja” de que los europeos mantengan sus 13 puestos en las Copas del Mundo que se celebrarán en Rusia en 2018 y en Qatar en 2020. El británico David Gill añadió aún más presión al anunciar que si Blatter es reelegido no tomará posesión de su cargo como vicepresidente de la FIFA.
Son tiempos difíciles para la FIFA y, como reconoció Blatter en su discurso, lo van a ser más aún en el futuro. “El fútbol merece mucho más. Tras el congreso comenzaremos un camino largo y difícil. Hemos perdido la confianza y ahora debemos recuperarla. No voy a permitir que la actitud de unos destruya el trabajo de muchos”, concluyó. Las 209 asociaciones nacionales serán las que hoy, a través de un voto secreto, decidan si esa tarea le corresponde a Blatter o al príncipe Alí. Para ser elegido en primera ronda, son necesarios dos tercios de los sufragios. Pero si ninguno de los dos candidatos logra esos 139 votos, ganará el que obtenga una mayoría simple en segunda ronda.
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