Purito, el más listo de la clase, se adjudica la cuarta etapa
Nairo Quintana dio muestras de debilidad ante el ataque de Henao, que sigue líder El ciclista catalán suma su segunda etapa
Cada carrera tiene sus santuarios, sus lugares de culto, generalmente montañas que gozan de buena reputación. La Vuelta al País Vasco, el ciclismo vasco en general, tiene en Arrate su santuario particular. Ya fuera como Subida a Arrate, como Bicicleta Eibarresa, como Bicicleta Vasca, como Vuelta al País Vasco o como final de etapa en la Vuelta a España, la montaña eibarresa es un clásico del ciclismo, un mito más esplendoroso por su tradición que por su capacidad de decisión en las carreras.
CLASIFICACIONES
Etapa: 1º. Purito Rodríguez (Katusha), 4h. 05m 10s 2º Mollema (Trek), m. t.. 3º. Yates (Orica), m. t. 4º. Ion Izagirre (Movistar), m. t. 5.º Henao (Sky), m. t.
General: 1º. Sergio Henao (Skay), 17h. 13m 51s 2º. Purito Rodríguez (Katusha), m. t. 3º. Nairo Quintana (Movistar), m. t. 4º. Scarponi (Astana), a 7s 5º. Mollema (Trek), a 10s.
Como todas las comparaciones son odiosas no procede ninguna. Por eso, ganar en Arrate produce un cosquilleo singular, algo que por ejemplo Bahamontes sintió en cinco ocasiones cuando era la Subida a Arrate, carrera de un día sin tiempo para las especulaciones. Un palmarés en el que también figuran ciclistas como Barrutia, Julio Jiménez, Poulidor, Ocaña, Roche o Marino Lejarreta, entre otros.
Incrustada en una carrera por etapas, de Arrate siempre se espera lo máximo aunque tantas veces las diferencias sean mínimas. La cuarta etapa de la Vuelta al País Vasco también esperaba un nuevo duelo entre los tres mosqueteros, Purito Rodríguez, Nairo Quintana y Henao, que sin embargo, ya anunciaba en la salida que habría más descartados que triunfadores, que probablemente hasta el sábado nada estaría decidido (como viene siendo habitual).
Una etapa grande, cual concierto ciclista, debía tener teloneros de lujo. Y el papel lo asumieron el alemán Tony Martin y el estadounidense Danielson, dos peces gordos del pelotón, dos tipos fornidos, de piernas rocosas que devoraban kilómetros sin la tentación de mirar atrás. Movistar decidió echar una mano al Sky (el equipo del líder Henao) porque la presencia de Tony Martin en cabeza de la etapa era tan amenazante como las nubes del cielo. Nunca es fácil saber cuando el alemán entrena o compite.
Así que convenía que la ventaja se moviese en los dos minutos. Y el alemán acodado en el manillar en su contrarreloj particular y compartida al mismo tiempo. A falta de nueve kilómetros concluyó su actuación y se iniciaba el concierto de los elegidos para loa gloria, es decir, para la victoria. Y hubo de todo. Hubo un ruso, Zakarín, que se marcó unos acordes a las primeras de cambio. El sonido de la batería, estruendoso, lo puso Henao, intrépido como él solo. Quintana quiso seguirle, pero Nairo no tenía el cuerpo para conciertos. Y no dio más. Purito transitaba rezagado o agazapado, que nunca se sabe. Por suerte para Nairo tenía a su lado a Ion Izagirre que se comió la carretera para dar caza al líder y lo consiguió. En esas circunstancias, el último solista solo podía ser Purito, el más listo, el más rápido y no menos fuerte que Henao. Y a los 11 que lo acompañaban los batió en la llegada. Fue un concierto breve pero intenso. Dos etapas para el ciclista catalán y dos lideratos para Sergio Henao. A Quintana se le cayó el micrófono cuando quiso cantar su canción.
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