El círculo de Kroos
El jugador del Madrid vuelve a medirse a Sevilla, el rival que le consagró como mediocentro
Nadie celebró más la obtención de la última Supercopa de Europa que la directiva del Madrid, feliz de haber contemplado a Toni Kroos comandando al equipo en la victoria (2-0) sobre el Sevilla. La convincente actuación del alemán en su debut despejó dudas sobre la viabilidad del proyecto sin Alonso y sentó las bases de la titularidad de James como interior. Se puede decir que aquel 12 de agosto, en Cardiff, el Madrid comenzó a cimentar su hasta ahora notable temporada. Esta noche en el Bernabéu (20:45 horas, C+ Liga y GolT) el Sevilla vuelve a cruzarse en el camino del equipo de Ancelotti en el partido de Liga atrasado por el Mundial de Clubes. El desafío consiste en cerrar el círculo con una victoria que conceda al líder una ventaja de cuatro puntos sobre el Barcelona. No será sencillo, a la vista de la irregularidad exhibida por el Madrid en las últimas jornadas y ante un Sevilla que ha sumado recursos.
La adaptación de Kroos al puesto de mediocentro, referencia principal por delante de los centrales, es un proceso inacabado. Comenzó en 2013, cuando Guardiola le situó allí para administrar al Bayern en la final de la Supercopa de Europa contra el Chelsea. Aquel experimento por poco no acaba en desastre. Pero Guardiola insistió, alternándole con Lahm, según los rivales, hasta que Kroos hizo un partidazo en la final de Copa contra el Dortmund jugando como mediocentro único. El traspaso del jugador al Madrid desbarató los planes del entrenador español del Bayern y sugirió a Ancelotti la posibilidad de alinearle como mediocentro único en Cardiff, coincidiendo con la baja de Alonso por sanción. Entonces Kroos prosiguió su aprendizaje a costa del Sevilla. En aquella ocasión le acompañaron James y Modric en el centro del campo, en un esquema de 4-3-3.
La convincente actuación del alemán en su debut despejó dudas sobre el proyecto sin Alonso
Hoy, la ausencia de Cristiano obliga a Ancelotti a retocar el modelo añadiendo un centrocampista, posiblemente Illarra, junto a Kroos. “El trabajo es el mismo con el 4-3-3 o el 4-4-2”, explicó ayer el técnico; “la idea de juego se mantiene. Cambian las características de los jugadores. Illarra puede ayudar más en defensa e Isco puede ofrecer más en la construcción del juego. Pero los deberes de Kroos no cambian”.
A sus 25 años, Kroos parece inmutable. Le manden lo que le manden. Su disposición se mantiene, como su humor o su vocación de aprendiz. Solo por detrás de James e Isco; acompañado por Modric; o escoltado por Illarra, o Khedira. El hombre dice que sí, acepta la misión, y luego ofrece lo que puede. Su espíritu de mediapunta aventurero le traiciona cada vez menos. Si se despista, como en Mestalla y en Córdoba, sus centrales vivirán peligrosamente.
“Solo tenemos que mejorar la actitud en el inicio de los partidos”, dijo ayer Ancelotti, apuntando al primer déficit del centrocampista alemán.
El Sevilla vuelve a medir al Madrid en un momento crítico. En especial, vuelve a calibrar la evolución de Kroos.
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