El sol blanco de Bolivia condena a Barreda
El castellonense pierde el liderato y se descuelga a casi tres horas de Coma El campeón de Aviá aprovecha el pinchazo del de Honda para colocarse como nuevo líder
Seguramente no guardará buen recuerdo de la potencia visual del Salar de Uyuni ni de las espectaculares figuras geométricas que conforman esa especie de autopista cristalina al cielo, patrimonio de la naturaleza de un país entregado al Dakar como Bolivia, en el que se decretaron dos días de fiesta nacional para que todos sus habitantes pudieran participar en un show que ni el presidente, Evo Morales, quiso perderse. La alegría y el colorido de ese momento no quedarán en la memoria de Joan Barreda, que hasta su regreso a Iquique dominaba con puño de hierro la clasificación general de motos con doce minutos de diferencia sobre Marc Coma, y que en las dos últimas etapas ha dilapidado toda la ventaja acumulada en una primera semana impoluta. El piloto de Honda acabó 72º, y se descuelga hasta el 16º puesto de la general a tres horas del tetracampeón de Aviá, noveno ayer, y que tras la debacle de Barreda tiene ahora el quinto título en sus manos.
“La clasificación es positiva pero ha sido un día un poco límite. Yo entiendo que poner la línea es difícil pero no sé si las condiciones eran las más adecuadas. Ha sido un día de supervivencia, no de carrera”, concedió el piloto de KTM, destapando lo que otros compañeros del vivac también pensaban, que la etapa no debió arrancar desde el Salar de Uyuni. “A primera hora de la mañana Joan y yo fuimos a hablar con la organización en nombre de todos los pilotos porque creíamos que no se tenía que salir desde allí. Ettiene (director del Dakar) nos ha dicho que nos pusiéramos en la línea de salida y que iba a ir todo bien. En el salar el sol era blanco, las nubes eran blancas y no sabías si estabas boca arriba o boca abajo”, abundó Coma.
En el salar no sabías si estabas boca arriba o bica abajo”, explica Coma
A pesar de que la jornada le colocó en lo alto de la clasificación, el catalán no se mostró del todo satisfecho. “Aquí un día estás abajo y otro arriba. Intento ser muy cauto siempre. Hoy nos ha ido bien pero nos quedan muchos días y muchos kilómetros”, añadió. Respecto a la mala fortuna de Barreda y a la nueva situación de carrera que se le presenta, Coma mantuvo ese mismo tono neutro. “De las desgracias de los otros no me alegro nada. Para mí cambia poco el planteamiento”, concluyó.
"Al final ha sido un daño colateral de la barbaridad que hemos hecho esta mañana. Hemos salido desde un mar y allí no se veía absolutamente nada. De repente nos venía medio metro de agua y teníamos que ir flotando por encima. Hemos intentado plantarnos por la mañana pero había que salir y eso es lo que pasa. Me sabe mal porque estábamos haciendo una carrera perfecta y estas cosas no dependen de ti. Lo mismo el año que viene tenemos que traer un jet sky", concluyó el piloto de Torreblanca.
Todas las desgracias de Barreda ocurrieron en suelo boliviano. En la primera jornada de la etapa maratón, Barreda perdió seis minutos tras sufrir una dura caída que provocó la rotura del manillar de su Honda. Fruto del impacto al hasta entonces líder no le quedó más remedio que circular los 130 kilómetros restantes hasta la meta con una sola mano. Sin posibilidades de recibir asistencia mecánica por tratarse de una etapa maratón, Barreda tuvo que reparar los desperfectos de su moto por sí mismo. Consiguió un nuevo manillar gracias a que Demian Guiral, piloto del equipo sudamericano de Honda cedió el suyo a Jeremías Israel, compañero del español en el equipo oficial, y éste entregó el de su moto a Barreda.
Reparada la avería, arrancó el camino de vuelta hasta Iquique, una etapa de 808 kilómetros con un tramo de 510 cronometrados en dos partes, que volvió a convertirse en un auténtico tormento. El apaño del manillar no funcionó. En el kilómetro 130 la moto se paró y en el primer tramo de la especial, de 472 kilómetros antes de la neutralización, ya acumuló más de una hora y media de retraso sobre Coma, que tampoco realizó una gran etapa. Desde ese punto y hasta el final de la etapa Barreda fue remolcado por Jeremías Israel hasta el final ya que su moto no podía circular por sí sola.
A pesar de las complicaciones meteorológicas, y de mostrarse también contraria a la salida desde el salar, mejor le fueron las cosas a Laia Sanz que consiguió su mejor clasificación de etapa en un Dakar, cruzando en la meta en quinto lugar y mejorando el séptimo puesto del año pasado, lo que le valió para colocarse novena en la general. “He pasado más frio que nunca. Era insoportable, tenía las manos congeladas. Cuando hemos entrado en la pista no notaba las manos y he tenido que parar porque no tenía tacto”, valoró la piloto de Honda, que se mostró muy feliz de haberse superado a sí misma. “Estoy muy contenta, sobre todo por haberlo conseguido especialmente en un día tan duro como hoy”, resumió la piloto de Corbera.
Otro español, Joan Pedrero, de Yamaha, marcó su mejor registro en este Dakar al concluir en segunda posición, sólo superado por un espectacular Pablo Quintanilla, que se sitúa tercero en la general, por detrás del portugués Gonçalves, a nueve minutos de Coma.
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