Cristiano Ronaldo gana el Balón de Oro 2014: “Espero alcanzar a Messi”
El delantero del Real Madrid es galardonado por la FIFA por segundo año consecutivo Se impone al argentino, a Neuer y a su propio cuerpo, castigado por su afán competitivo
Cristiano Ronaldo se apoderó del escenario en Zúrich. El goleador portugués dominó la calle, la alfombra roja, el discurso. Su figura imponente, embutida en un smoking azul, desquició a la multitud que atestaba Gotthardstrasse. La gente le bañó con una lluvia de camisetas. Se las arrojaban a la cara para que las firmara, o para que se las llevara en prenda, como si fueran las bragas ofrecidas a Jesulín de Ubrique. Su tercer Balón de Oro se cantaba en los mentideros de la FIFA desde hace semanas y él no se dejó sorprender cuando la presentadora se lo anunció al final de la última gala del organismo que gobierna el fútbol mundial. El hombre se dobló sobre sí mismo, clavó su mirada en el suelo como dándose una pausa, y subió al estrado del Palacio de Congresos para que le dieran la bola bañada en oro haciendo un esfuerzo por no echarse a llorar, como la última vez. Lo traspasaba la emoción.
CR soltó un grito como un aullido. Se liberaba del peso, de la presión anímica y físicamente
“Se lo dedico a mi hijo, a mi familia, a mi madre...”, dijo, mordiéndose los labios. “Me gustaría agradecer a todos los que votaron por mí, a mi entrenador, a mis compañeros, al presidente de mi club. Ha sido un año inolvidable. Ganar un trofeo así es algo único. Me gustaría decir que quiero seguir trabajando así para conseguir más premios para mi madre, para mi padre que me está mirando ahí arriba, y para ser mejor cada año que pasa. Nunca pensé que podría ganar este trofeo en tres ocasiones. Quiero convertirme en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos… ¡Siiiiiiuuuuuu…!”.
Soltó un grito como un aullido. Por fin se liberaba del peso, de la presión anímica y física. Entre sus manos tenía el objeto que más le obsesiona en el mundo. Más que los coches deportivos. Más que los relojes, incluso. El producto de jugar 63 partidos, meter 62 goles y dar 21 asistencias en el año natural de 2014. Récord tras récord. El resultado de forzar su cuerpo más allá del límite recomendado por los médicos. La consecuencia de desarrollar una inflamación en el tendón rotuliano derecho. Una tendinitis que los especialistas que le supervisan no dan por concluida, y que podría comprometer el resto de su carrera, cuando no acortarla abruptamente. No ha habido manera de frenar el deseo del futbolista por hacer méritos. No ha habido forma de persuadirlo de que subirse al escenario de Zúrich por tercera vez podría costarle demasiado caro. Jorge Mendes, su representante, alimenta el fuego. La meta es conquistar dos Balones de Oro más y así sumar cinco. Cinco para superar la marca que estableció Lionel Messi en 2013 y así poder gritarle al mundo que él, Cristiano, es el mejor de siempre porque así lo demuestra su colección.
Si el ganador estaba feliz, su agente estaba desaforado. “¡Cristiano es una máquina perfecta!”, vociferaba Mendes al salir del palacio de Congresos. “¡Él ya no piensa en este Balón de Oro! ¡Él ya está pensando en ganar el cuarto! ¡Y estoy convencido de que lo va a ganar! Es el mejor futbolista de la historia. Ya es una leyenda. ¡Es un catedrático del fútbol!”.
Cristiano cumplirá 30 años en febrero. No tendrá muchas más ocasiones de levantar otro Balón de Oro en su duelo con Messi, que tiene 27 años. El tiempo corre en su contra. En contra de su cuerpo, y, sobre todo, de sus rodillas. Pero la llama no se apaga. Sus compañeros lo observan vivir al límite de la desesperación. Trabajando desde primera hora de la mañana en Valdebebas hasta la noche en su casa. Sometiéndose a todo tipo de actividades físicas, a juegos, a gimnasios, a fisioterapeutas, a masajistas, a máquinas regenerativas, a tratamientos con plasma sanguíneo, a cuidados que nunca se procuró ningún jugador en la historia porque nunca hubo nadie más preocupado por prolongar su tiempo en el máximo rendimiento sin cesar, sin descansar, sin parar. “¡Espero alcanzar a Messi!", proclamó, en el paroxismo de la celebración.
Quiero convertirme en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos”
Lo saben sus colegas y lo sabe Carlo Ancelotti, el entrenador del Madrid, que en el último año se ha convertido en el gran cómplice del portugués. Por convicción profesional y por aprecio personal. Porque Ancelotti, como expresó en el vídeo que emitió la organización durante la ceremonia, está sinceramente comprometido con todo aquello que preocupa a su máximo goleador. “Ha sido un honor entrenarte”, le decía el técnico. Y el jugador se conmovía como un niño. Como si necesitase esas pruebas de afecto. Como si las necesitase más que nadie en el mundo.
“Ha sido una experiencia extraordinaria trabajar con el míster”, dijo Cristiano, dirigiéndose desde el estrado hacia el patio de butaca donde se encontraba Ancelotti. “Él lo ha ganado todo. ¿Qué puedo decir de él como entrenador? Esto es algo más. Es un hombre extraordinario. ¡Se merece todo!”.
Ronaldo suma su tercer Balón de Oro y se queda a uno de los cuatro de Leo
Cristiano sumó el 37% de los votos, mientras que Messi y el portero alemán, Emmanuel Neuer, se repartieron algo menos del 17% cada uno. La votación fue obra de los seleccionadores nacionales de la FIFA, de los capitanes de las selecciones, y de los corresponsales de la revista France Football. Cristiano, como capitán de Portugal, dio tres puntos a Ramos, dos a Bale y uno a Benzema; Messi dio tres puntos a Di María, dos a Iniesta y uno a Mascherano. Como capitán español, Casillas dio tres puntos a Cristiano, dos a Ramos y uno a Müller. El seleccionador español, Vicente del Bosque, dio tres puntos a Cristiano, dos a Lahm y uno a Ramos.
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