La Operación Neptuno llega a Valencia
La policía detiene a otros dos ultras del Frente Atlético por su presunta participación en el asesinato del hincha gallego en la reyerta del Manzanares. Uno de ellos, acusado de homicidio
El minucioso análisis de los vídeos de la brutal reyerta del Manzanares entre ultras del Frente Atlético y de Riazor Blues el pasado 30 de noviembre continúa dando sus frutos. Agentes de la Brigada de Información de Madrid se desplazaron ayer hasta Valencia para detener a otros dos miembros de la facción radical rojiblanca. Uno de ellos, apresado en Paterna, está directamente acusado de homicidio. Según fuentes de la investigación, podría ser otro de los que le asestó golpes mortales al ultra del Deportivo de La Coruña, Francisco Javier Romero Taboada, fallecido tras la descomunal pelea en la que participaron más de 200 personas armadas con palos, armas blancas y puños americanos.
El segundo detenido ayer —“también del núcleo duro y un conocido dirigente en la grada del fondo sur del Vicente Calderón”, según las mismas fuentes— está acusado de riña tumultuaria. Ambos acudieron supuestamente a la capital aquel domingo, en el que jugaban a las 12.00 al Atlético de Madrid y el Deportivo, para unirse al resto de miembros del Frente Atlético y saldar sus cuentas de odio con los hinchas deportivistas, de ideología opuesta, de extrema izquierda. La violencia de esta facción radical rojiblanca valenciana es conocida entre la hinchada. A última hora de ayer los dos arrestados estaban siendo trasladados a la capital para ser interrogados en la comisaría de Moratalaz y pasar después a disposición judicial.
El supuesto homicida fue apresado en su chalé de Paterna, está casado y tiene dos hijos
Supuestamente, según fuentes cercanas a la investigación, el chalé registrado por los agentes ayer en Paterna, sería la vivienda del presunto homicida valenciano, que es un comerciante de la zona con un negocio en Valencia, casado y con dos hijos pequeños.
Ya son 61 —82, si se contabilizan los 21 detenidos el día de autos— las personas arrestadas por la policía en el marco de la llamada Operación Neptuno por su presunta participación en la gigantesca trifulca. Y cuatro son ya las que —hasta el momento— están acusadas de homicidio, con distinto grado de participación en la muerte de Jimmy, como se conocía popularmente al ultra gallego de 43 años. Tres de ellos están ya en prisión, pero podrían ser cuatro hoy, una vez que el último acusado de homicidio preste declaración ante el juez. El resto fueron puestos en libertad con cargos por “participación en riña tumultuaria” por el magistrado del juzgado número 20 de Plaza de Castilla, que instruye el caso.
La semana pasada, en sendas oleadas de detenciones llevadas a cabo en Madrid y ciudades limítrofes y posteriormente en A Coruña, fueron detenidas un total de 59 personas presuntamente implicadas en la brutal pelea (41 el martes, todos del Frente Atlético; y 18 el jueves, todos de Riazor Blues).
El facción rojiblanca valenciana es conocida por su violencia entre la hinchada
Los tres que fueron enviados a prisión eran viejos amigos que trabaron sus lazos compartiendo grada en el Calderón. Todos se negaron a declarar el jueves. Presuntamente, su grado de implicación en la muerte de Jimmy sería distinto. Dos de ellos, un taxista de Parla llamado Ismael y padre de dos hijos, y un joven de Alcobendas de 21 años llamado Sergio que trabaja en una compañía de seguros, tiraron presuntamente al río a Romero Taboada, después de que fuese bestialmente apaleado. El tercero en discordia es un estudiante de 27 años llamado Francisco Javier. También vivía en Parla y, según fuentes policiales, sería uno de los que apalearon al fallecido. La autopsia reveló que el hincha deportivista no murió ahogado, sino por un traumatismo craneoencefálico y el estallido del bazo.
La multitudinaria pelea puso de relieve que los ultras violentos —entre un 20% y un 30% tiene antecedentes policiales— vivían —y viven— al amparo de los clubes a cambio de ambientar los estadios y también hizo patente la descoordinación entre los organismos deportivos y policiales para prever esta clase de altercados. Desde entonces se están gestando nuevas medidas para erradicar la violencia del fútbol.
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