Kershaw, rey sin corona

Clayton Kershaw superó el jueves una nueva barrera. El lanzador de Los Angeles Dodgers se convirtió en el primer pitcher en ser elegido MVP de la Liga Nacional desde 1968. El gran premio del béisbol queda habitualmente reservado a los bateadores, pues la labor de los lanzadores es reconocida por el trofeo Cy Young, también para Kershaw, de 26 años. Sorprende que el rey intocable del montículo quede rebajado a plebeyo en los playoff. El pitcher, que tan solo ha perdido tres partidos en cinco meses de temporada regular, fue el responsable de las dos derrotas de los Dodgers en postemporada, algo que ya sucedió el año pasado. El arquitecto del éxito de la franquicia ha sido el titular en el que acabó siendo el día de la eliminación de su equipo en las dos últimas campañas.

Kershaw fue elegido como mejor jugador del año por 18 de los 30 periodistas que deciden el premio. “No sé si me acostumbraré al término MVP, pero obviamente es un gran honor”, declaró. Con él en el montículo, los Dodgers han ganado 23 partidos y han perdido cuatro. Sin él, tienen más derrotas que victorias. Tras un mes apartado por problemas físicos —la primera vez que caía en la lista de lesionados en toda su carrera—, su dominación no pudo ser más categórica: encajó menos carreras que nadie (1,77 por cada nueve entradas), fue el líder en strikeouts (239) pese haber jugado un mes menos y disfrutó de su primer no-hitter —lanzar el partido entero sin permitir un solo hit.

Nacido en Dallas (Texas), Kershaw creció con su madre después de que sus padres se separaran cuando tenía 10 años. Aclamado ya en el instituto, fue elegido por los Dodgers en la séptima posición del draft de 2006. Pese a su prestigio individual, su primer gran desafío en postemporada no llegó hasta el año pasado. Con los focos delante, fracasó. Perdió los dos partidos contra los Saint Louis Cardinals en las Series de Campeonato —la penúltima ronda. Mantuvo el tono en su primer envite, pero sucumbió en el sexto encuentro con un sonrojante 9-0.

Tras la eliminación, los Dodgers, toda una fuerza económica desde que el grupo inversor de Magic Johnson comprara la franquicia, reforzaron su confianza en él convirtiéndole en el pitcher mejor pagado de la historia: 215 millones de dólares en siete años. Kershaw respondió elevando aún si cabe su nivel en temporada regular. Es el cuarto año seguido que registra el promedio de carreras encajadas más bajo de la MLB, algo que nadie había conseguido anteriormente.

Pero hasta un grande como Kershaw tiene su talón de Aquiles. Como en 2013, fue Matt Carpenter, el tercera base de los Cardinals, quien cavó su tumba. Tras varios lanzamientos envenenados, aprovechó una bola más amable para impulsar tres carreras de sus compañeros. Kershaw, que encajó ocho carreras esa noche, rozó la redención en el cuarto partido, pero permitió un home run de Matt Adams en la séptima entrada que minutos después supondría la eliminación de la millonaria franquicia angelina a las primeras de cambio. El pitcher lo afrontó con humildad, admitiendo “gran parte de la responsabilidad” de lo ocurrido, pero su prestigio quedó tocado. Las votaciones para el MVP se cierran en septiembre, por lo que no tienen en cuenta el desarrollo de los playoff.

Resumen del 'no-hitter' de Kershaw contra los Rockies

La imponente actuación de Madison Bumgarner en las Series Mundiales ha planteado un debate en el deporte estadounidense: Kershaw, el mejor lanzador en temporada regular, contra el mejor pitcher en la historia de las finales. ESPN preguntó a 15 directivos con quién levantarían su franquicia. Pese a sus achaques en octubre, 13 eligieron a Kershaw. El tiempo dirá si este genio de lo previsible puede trasladar su hegemonía a esas noches en las que todo es posible, hasta que la corona de un rey acabe enterrada en el fango.