Los favoritos rompen la hucha
Los fichajes de Barça, Madrid y Atlético disparan el gasto en incorporaciones hasta más de 455 millones
Hoy arranca la temporada 2014-2015 de una Liga abrumadoramente dividida por la chequera. A más de una semana de que se cierre el mercado de verano, los equipos de Primera División ya han llegado a los 458 millones de euros gastados en fichajes, cifra solo superada por la del curso 2007-2008 (539 millones), cuando la burbuja inmobiliaria y el crecimiento económico de España prometían un futuro infinito de bonanza que regó de ingresos y subvenciones a los clubes. Sin embargo, el montante acumulado este verano, que duplica los 219,2 millones que se invirtieron en el curso 2008-2009, cuando la crisis golpeó de pleno al fútbol y al país, está concentrado en un puñado de equipos. Fuera de Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid, que suman 375 millones invertidos en nuevos futbolistas, el 82% del total, la mayoría de los otros equipos sobrevive con fichajes de perfil bajo, cesiones, llegadas de jugadores a coste cero y fondos de inversión que financian a sus estrellas.
“Nosotros incorporamos con 95 millones a siete u ocho jugadores. Ellos consiguieron dos”, matizó durante la semana Diego Pablo Simeone, el entrenador del Atlético, acerca de la comparación del gasto entre su equipo y el Madrid. “Hay algo de diferencia”, ironizó el técnico que llevó hasta el título al club colchonero la pasada temporada. “Nuestra realidad en la Liga es mirar al Sevilla, al Valencia y al Athletic, con los que intentaremos luchar para ocupar esa plaza importante de Champions”.
Los tres grandes llevan gastados 118 millones de euros más que el curso pasado. Aunque el Madrid de Florentino Pérez es un habitual de las cifras mareantes, esas que provocan auténticos terremotos en el mercado, sus dos competidores se han unido a la tendencia por razones muy distintas.
El desembolso duplica al del curso 2008-2009, cuando empezó la crisis económica
El Atlético tiene que llenar el hueco que han dejado las salidas de Diego Costa, Filipe Luis o Thibaut Courtois, entre otros. El Barcelona, por su parte, tiene que apurar todas las opciones del mercado, porque no podrá fichar durante todo 2015 como castigo por haber infringido la normativa que rige los traspasos de futbolistas menores de edad. Para el club que preside Josep Maria Bartomeu es ahora o nunca. Para el resto de equipos es una cuenta atrás de la que depende toda la temporada: el descuento hacia el cierre del mercado de fichajes, el 31 de agosto a medianoche, convierte los próximos días en un esprint de los secretarios técnicos para configurar sus plantillas, lo que podría acercar el gasto conjunto a la mareante cifra de los 500 millones.
Ahí está el Valencia, que con la llegada de Peter Lim ha animado el mercado con más de 30 millones de gasto y una plantilla tan compacta como en los tiempos en los que fluía el cemento —“No es necesario desembolsar 50 millones tras ver el equipo que hay”, dijo Salvo, su presidente—. El Sevilla, con un gasto cercano a los 20 millones, está pendiente de decidir con quién y cómo puede sustituir al central Fazio, camino del Tottenham. Si la clase media de la Liga apenas pasa de los 10 millones de euros invertidos en incorporaciones, cifra en la que se mueven Villarreal o Real Sociedad, el resto del campeonato es un páramo, puro barbecho, en el que las altas son a coste cero, cesiones o futbolistas financiados por fondos de inversión: ocho equipos no superan el millón de euros en fichajes.
Ocho equipos no han gastado más de un millón, y cuatro no han empleado ni un euro
“El problema es que con el control económico de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), si no vendes no puedes fichar”, argumenta Ángel Torres, el presidente del Getafe, uno de los cuatro equipos de la máxima categoría del fútbol español que no se ha gastado ni un euro en renovar su plantilla, con el Córdoba, el Deportivo y el Almería.
“En cualquier caso, aunque ese control quizás sea un poco bruto y fuerte, estamos de acuerdo, es bueno para el futuro aunque no lo sea para el presente, porque si no hay que endeudarse y eso es peligroso”, prosigue. “Si vendemos algo, invertiremos algo. Este año solo hemos traspasado a Moyà, un fracaso, pero nadie se quiere ir del equipo, ni con la Guardia Civil”, añade. “Aunque la temporada pasada tuvimos la sorpresa de que el Atlético saliera campeón, mientras haya la diferencia que hay en el cobro de los derechos televisivos, será complicado. Si se cambia la Ley del Deporte y se centraliza la venta de los derechos televisivos, la cosa irá cambiando”, cierra el presidente del equipo azulón, que cobra 23,5 millones de euros procedentes de las televisiones, ha ganado dinero siete de sus diez temporadas en Primera (todas hasta el inicio de la crisis) y tiene como objetivo cumplir un plan trienal para que su presupuesto se reduzca de 50 a 30 millones.
Es la radiografía del fútbol español. La Liga está dividida en dos. Mientras unos, como el Getafe, el Córdoba o el Almería, miran cada céntimo, otros parecen nadar en la abundancia. Los equipos de mitad de tabla para abajo observan con terror la posibilidad del descenso a Segunda División, que implica una reducción tan drástica de ingresos, sobre todo en derechos televisivos, como para poner en peligro su supervivencia. A ningún equipo de la máxima categoría se le ha pasado por alto el caso del Murcia, descendido administrativamente a Segunda B por sus deudas con Hacienda. Así, mientras unos pocos sacan la cartera, la mayoría la cierra bajo siete llaves.
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