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FUERA DE JUEGO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Angustia

Los seguidores brasileños (y la prensa deportiva) se preguntan si la angustia que parecen sufrir los jugadores de la selección no estará minando ya su estabilidad psíquica

Antonio Jiménez Barca
Los jugadores de Brasil, durante la tanda de penaltis ante chile.
Los jugadores de Brasil, durante la tanda de penaltis ante chile.efe

Los seguidores brasileños (y la prensa deportiva) se preguntan si la angustia que parecen sufrir los jugadores de la selección no estará minando ya su estabilidad psíquica. Los penaltis con los que Brasil se jugó la clasificación en los octavos de final dejaron varias escenas preocupantes. En una de ellas, Thiago Silva, el capitán, después de pedir al seleccionador que no le incluyera en la lista de los que tenían que lanzar, en vez de apoyar a sus compañeros y darles ánimos, se sentó sobre un balón en una esquina del campo y se puso a rezar ensimismado, con los ojos llorosos. Otros jugadores (David Luiz, Neymar) también lloraron esa tarde en la que Brasil se situó al borde del abismo. Los periodistas especializados (y los hinchas, especializados o no) sospechan que la presión ingente que sufre este equipo condenado a ganar sí o sí porque el Mundial se juega en casa, porque Brasil es Brasil y su historia, porque el momento político de Brasil es delicado y porque cómo no vamos a ganar nosotros que somos los mejores, va en contra y puede ir a peor según se cumplen jornadas hacia la final en Río de Janeiro. La psicóloga habitual de la selección brasileña ha sido llamada a la concentración aunque se niega, por ahora a hacer declaraciones.

No es difícil imaginarse el ansia paralizante que pueden llegar a experimentar estos tipos de poco más de 20 años obligados a ser los mejores del mundo

No es difícil imaginarse el ansia paralizante que pueden llegar a experimentar estos tipos de poco más de 20 años obligados a ser los mejores del mundo.

Es más fácil ser los peores del mundo. Vean: hay un remoto equipo de fútbol, la selección de Samoa Americana, que perdió contra Australia en 2001 por 31 a 0 en lo que ya está considerado por los reyes de los registros como la peor derrota acontecida en un partido internacional. En 17 años de partidos oficiales, los futbolistas de Samoa Americana sólo han conseguido meter dos goles. El director de cine Steve Jamison anda estos días por Brasil tratando de encontrar distribuidora para su documental, Next goal wins (Con el próximo gol ganamos), que relata las peripecias y las tundas que recibió esta selección al jugar las rondas previas a la clasificación del Mundial. Pero el objeto último que motivó a Jamison y su equipo a desplazarse a estas islas y filmar los entrenamientos de estos jugadores fue otro mucho más noble: "Entender qué mueve a un deportista a volver al campo en el segundo tiempo después de haber encajado 16 goles en el primero", cuenta Jamison en una entrevista al periódico carioca O Globo.

Cuenta Jamison también que en un partido entre Samoa Americana e Islas Salomón, el peor equipo del mundo se puso a bailar porque había llegado al descanso sin que les metieran un solo gol. Uno de los jugadores se lo explicó al maravillado documentalista: "Hay que celebrar las pequeñas cosas de la vida".

Pues eso.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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