Nadal: “No he sabido hacer más”

Rafael Nadal no intenta buscarle cuatro pies al gato. “Tenísticamente hablando”, dice bajo una gorra de béisbol; “el resumen y el análisis es pobre: saque, saque y saque”.

El mallorquín se marcha de Wimbledon sin poder someter a Kyrgios a las torturas con los que doma a otros rivales. El australiano, magnífico durante el encuentro, no tiene que enfrentarse a la bola extra del español (esos tiros que vuelven y vuelven, hasta que encuentran un error) y como el número uno apenas pone restos en juego, ve reducido el estrés emocional a la disputa de dos tie-breaks. Kyrgios (1,97m y 19 años) prevalece en ambos y se doctora como fuerte. Nadal cae, y lamenta que el veloz tenis sobre hierba no le permita otra cosa que el pim-pam-pum del salvaje Oeste.

“No hay posibilidad de hacer cambios tácticos porque no toco las suficientes bolas como para poder tomar decisiones que puedan ser correctas o incorrectas”, resume el español sobre el saque de su contrario. “Son milésimas de segundo y poquísimas veces”, prosigue. “La mayoría de veces intentas adivinar dónde va a sacar para intentar no empezar en una posición muy negativa… pero en hierba estás en una posición nefasta”, subraya. “En otra pista tienes posibilidad de volver en el punto. Aquí, para los tenistas que están decididos a atacar, no tienes los suficientes momentos de presión en el partido como para que fallen. Sus momentos de presión son escasos comparados con otras superficies, en las que puedes tomar decisiones que les molesten o inquieten”, sigue. “Me voy a casa habiendo perdido una vez el servicio y perdiendo tie-breaks por un punto. Tuve mis oportunidades, él las resolvió muy bien con el saque. No estoy enfadado, ni triste. No he sabido más… Cuando uno hace todo lo que sabe, no hay más. Cuando uno hace todo lo que puede, no se le puede pedir más. Yo lo he hecho”.

Ahora, me toca mantener los pies en el suelo" Nick Kyrgios

“Tiene un saque demoledor”, fotografía Toni Nadal, tío y técnico del número uno. “Va para arriba. Es futuro top-10. Tiene que haber un cambio y él es de los que tienen que estar en él, como Raonic o Dimitrov. Esta gente que le pega tan fuerte a la pelota, pues yo no sé cómo se para”, se despide.

Kyrgios celebra la victoria a lo grande. En su banquillo, su padre se regocija por su brillante triunfo antes de abrazarse a Pat Cash, el campeón de 1987, en la terraza de jugadores. “Nunca olvidaré esto”, dice luego el ganador, que estaba enfadado con su madre por pensar que no tendría oportunidad alguna contra Nadal. “El saque me llevó hasta la línea de meta. Me ayudó también a poner presión sobre su servicio. Fue muy importante”, subraya. “Ahora, me toca mantener los pies en el suelo. Prepararme para la siguiente ronda [contra Raonic]”, sigue. “No tenía nada que perder. Mi estilo de juego siempre va a ser agresivo, libre. Eso es lo que me va a dar la oportunidad de ganar”.