México rompió el espejo
La selección mexicana fue durante unos minutos Holanda, y Holanda, la doliente México Tras el gol de Dos Santos, todos volvieron ser ellos mismos
La luz, el sonido y las ondas de agua tienen una particularidad llamada reflexión, esto es, son capaces de regresar al punto de partida. Este fenómeno permite la existencia de esos objetos milagrosos que son los espejos. Este domingo, a la luz, el sonido y las ondas del agua se sumó durante unos minutos maravillosos la selección de México. El equipo que dirige el Piojo Herrera, ese ser originado en las fraguas de Vulcano, logró atravesar el espejo y convertirse en Holanda. Avanzó, regateó, disparó como se esperaba de los holandeses. Y estos sufrieron como se esperaba de los mexicanos. La inversión era total. Un espejo nítido donde la derecha era la izquierda, y México, Holanda.
Eso duró hasta el minuto 7 de la segunda parte, cuando Giovani Dos Santos marcó gol. El tiro entró como un cuchillazo en la portería naranja. Y algo en ese potente disparo rasgó el sutil mundo de las ondas. La reflexión se quebró, México abandonó el espacio especular, y volvió a convertirse en México, esa selección doliente. Su descenso a los infiernos fue lento, pero constante. Perdió espacios, dejó el cuchillo en algún bolsillo olvidado, abandonó el movimiento, lo que en física equivale a enfriarse. Holanda recuperó su ser. Con creciente pujanza luchó contra su mito de selección trágica y se reencontró. Cuanto más cerca del abismo, mayor fue su gloria. Esa fue su victoria: dejarse de espejos y tonterías, y ser ella misma. Dos goles lo dejaron claro.
Habrá quien piense que lo ocurrido hasta el minuto 7 de la segunda parte fue un espejismo. Pero las leyes de la óptica muestran otra cosa. La trayectoria de México cumplió con la física al milímetro. Su fútbol regresó al punto de partida como las ondas de luz lo hacen ante un espejo. Durante esos vibrantes minutos México fue efectivamente otra. Y el cielo fue suyo. Jugó como todos soñaban que jugase. Lástima que no durase más. Pero así son los espejos. Reflejan algo que está en otro lugar. En el caso mexicano, a un paso de convertirse en una selección que hará historia.
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