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Argelia desnuda a Capello

La selección norteafricana supera a Rusia, próximo organizador del Mundial, que se va sin ganar en el grupo más blando

Diego Torres
Belo Horizonte -
Los argelinos celebran la clasificación.
Los argelinos celebran la clasificación.DAMIR SAGOLJ (REUTERS)

Rusia no sobrevivió al grupo más blando del Mundial. Se marchó después de haber padecido el torneo bajo el peso apremiante de tener que exhibir algo de relieve. Así lo exigía el prestigio inherente a su condición de próximo organizador del Mundial. Pero fracasó. Abandonó Brasil sin ganar ni un partido ante Bélgica, Corea del Sur y Argelia. Ni ahí sobresalió. Metió dos goles en tres partidos y encajó tres. El último, frente a Argelia, ayer, en donde no pasó del empate (1-1). El resultado sentenció a Rusia y situó a Argelia como segunda de grupo. La espera Alemania en octavos.

La sensación de aridez que dejó Rusia a su paso afecta directamente al seleccionador, el italiano Fabio Capello, que aterrizó en Sudamérica imbuido del aura mágica que fulgura sobre los entrenadores mejor pagados. Capello es el seleccionador con el salario más alto del mundo. Gana diez millones de euros netos y, a pesar de que le han renovado recientemente para que conduzca al equipo hasta 2018, su posición queda comprometida.

El Mundial de Brasil se caracteriza por el atrevimiento divertido de las selecciones apuntadas. Pero hubo excepciones. La más eminente fue Rusia. La monotonía que desprendió resultó chocante. Contrastó con el aire imprudente y refinado de los equipos rusos de otras épocas. Aquellos jugadores de clase, tibios y soñadores, han dado paso a una unidad de 'mamushkas' abnegadas. Verdadero pedrusco para el público y para el adversario, obligado a avanzar barrera tras barrera, una a una, en una sucesión de coberturas de apariencia interminable, como si cada futbolista saliera del interior del precedente para cumplir con la previsible misión obstructiva y derogatoria.

Solo el 7% de los rusos pensaba que su selección no se clasificaría

Capello no es el único responsable de la pobreza que destila su equipo. La Liga de Rusia ofrece un panorama singular. En la última década es el campeonato en el que más velozmente han aumentado los salarios, se ha llenado de extranjeros, pero ha fagocitado a los jugadores locales, diseminándolos o acomodándolos en un régimen de privilegios. Nunca desde que se disolvió la URSS fue tan raro el talento entre los jugadores rusos. El mejor de todos, Dzagoev, no se parece a los virtuosos que le precedieron. Ayer, Dzagoev se sentó en el banquillo. No le hizo falta a Rusia para adelantarse en una de las típicas jugadas que practica: salida rápida, apertura a banda, conducción atropellada, centro, remate y gol. Cabezazo de Kokorin, la joven promesa, a la escuadra. El 0-1 resistió 45 minutos. Hasta que Akinfeev cometió otro error grave y, como ante Bélgica, propició el gol adversario. Lo metió Slimani de cabeza. No hubo manera de remontar.

Antes del Mundial la prensa de Moscú hizo un sondeo para determinar el grado de expectación que despertaba el Mundial entre los aficionados. Afloró que un 18% de los encuestados creían que Rusia ganaría el campeonato, mientras que solo un 7% pensaba que no pasarían de la fase de grupos. Los escasísimos pesimistas tenían razón.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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